¿Será posible la resurrección del grizzly, el "oso fantasma" del noroeste de Estados Unidos?

Medio siglo después de la muerte del último oso grizzly conocido en el noroeste del Pacífico, el Gobierno tiene un plan para devolver estos animales a un ecosistema que los necesita.

Por Craig Welch
Publicado 12 abr 2023, 16:02 CEST
Un oso grizzly camina por las orillas nevadas del río Kluane al atardecer

Un oso pardo camina por las orillas nevadas del río Kluane al atardecer. Parque Nacional de Kluane, Yukón, Canadá

Fotografía de Peter Mather, Nat Geo Image Collection

Durante 27 años, los expertos han recorrido los prados alpinos y las crestas de granito de las Cascadas del Norte del estado de Washington de Estados Unidos en busca de enormes rezagados. Han recogido millones de fotografías de cámaras trampa, analizado el ADN de mechones de pelo y utilizado perros rastreadores de excrementos para encontrar y analizar los restos biológicos de los bichos. Pero, al parecer, los osos grizzly han desaparecido.

En los 2,5 millones de hectáreas de bosque que albergan la población de osos grizzly más amenazada del país, no se ha confirmado ningún avistamiento de Ursus arctos horribilis desde 1996.

Por ello, el Gobierno de Joe Biden está trabajando en un último esfuerzo para recuperar a los osos grizzly en la zona. Al igual que las agencias federales reintrodujeron lobos en el Parque Nacional de Yellowstone, los científicos esperan en los próximos años arrancar osos grizzly de poblaciones sanas de Canadá o Montana y reinstalarlos en la costa del Pacífico Noroeste, en una región donde ahora vagan tan pocos que los investigadores les han puesto apodos macabros: "osos fantasma" y "muertos vivientes". La esperanza es que esos osos nuevos formen una nueva población salvaje autosuficiente.

"Este ecosistema evolucionó con los osos grizzly; coexistieron con la gente durante miles de años", dice Jason Ransom, supervisor del programa de vida salvaje del Parque Nacional de las Cascadas del Norte.

¿Volveremos a coexistir?

(Relacionado: La extraña dieta de los osos grizzly: de uapitíes a polillas)

Depredadores que desaparecen, identidades equivocadas

Unos 50 000 osos grizzly recorrieron antaño los 48 estados principales de Estados Unidos, pero fueron exterminados en su mayoría por comerciantes de pieles y tramperos patrocinados por el Gobierno antes de ser incluidos en la Ley de Especies en Peligro de Extinción en 1975.

Desde entonces, los científicos federales se han esforzado por aumentar sus poblaciones en cinco zonas del Oeste, como Yellowstone, el Parque Nacional de Glacier y otros lugares de Idaho y Montana, sobre todo impidiendo que los humanos los maten.

Poblaciones de oso grizzly

Población actual del oso grizzly (en marrón oscuro), población histórica (marrón claro) y zona de recuperación (en rosa).

Fotografía de Peter Mather, Nat Geo Image Collection

En muchas ocasiones este método ha funcionado de forma extraordinaria: sólo en Yellowstone, el número de osos grizzlys se ha multiplicado casi por ocho, superando los 1000 ejemplares a partir de los 136 que había en 1975.

A las Cascadas del Norte no les ha ido tan bien.

Se trata de un sistema alpino salvaje, en su mayor parte sin carreteras, de más del doble de tamaño que Yellowstone, donde el escritor Jack Kerouac pasó 63 días en una torre de vigilancia contra incendios en 1956, y es la única región de recuperación de osos fuera de las Montañas Rocosas. Es un terreno fértil, con unas 3000 especies de plantas y animales que los osos grizzlys pueden comer. La zona que la rodea llegó a tener tantos osos que la Compañía de la Bahía de Hudson recogió 3188 pieles de oso grizzly de los puestos comerciales cercanos entre 1826 y 1857.

A mediados del siglo XX, la mayoría de los osos habían desaparecido. El último oso grizzly muerto en las Cascadas del Norte fue abatido en 1967. Los avistamientos confirmados son cada vez más escasos: huellas en la nieve cerca del monte Baker en 1989; una osa y un osezno avistados en Glacier Peak Wilderness en 1991.

Ha habido destellos de esperanza. En octubre de 2010, el montañero Joe Sebille se asomó a una pradera por encima de los 2000 metros de altitud cerca de un escarpado nudo de la cordillera llamado Sahale Arm. Allí, entre los arbustos a lo lejos, había una enorme bestia de pelaje marrón, joroba redondeada y la clásica cara de plato de un oso grizzly. "Subía por la cresta hacia el Pico Prohibido", recuerda Sebille. Lo observó durante una hora.

Sebille hizo fotos que llegaron a los expertos. Todos creyeron que era un oso grizzly, el primero fotografiado desde 1967. Fue un descubrimiento emocionante durante un tiempo. Pero meses después aparecieron más fotos de otro grupo que había estado de excursión cerca. Fueron tomadas desde más cerca y con mejor luz, y mostraban a un oso con una extraña joroba similar desde un ángulo diferente. "Yo estaba en la sala cuando debatimos esas fotos", afirma Bill Gaines, biólogo jubilado del Servicio Forestal que lleva 40 años estudiando a los osos grizzlys. Se trataba claramente de un oso negro, y los expertos sospechan ahora que los dos eran el mismo animal".

Aun así, los científicos siguieron buscando. Paula MacKay, especialista en carnívoros del zoológico Woodland Park de Seattle, pasó incontables horas a lo largo de muchos años adentrándose en la espesura con otros profesionales. Llevaban un brebaje maloliente de vísceras de pescado y sangre que vertían en pequeñas zonas que luego rodeaban con alambre de espino. Así atraían a los carnívoros, que dejaban pieles. Pero a pesar de recoger 750 muestras de pelo, ninguna era de oso grizzly. Cientos eran de osos negros.

Se han visto algunos osos al otro lado de la frontera, en Canadá, pero aunque queden algunos, "¿qué posibilidades hay de que se encuentren y sobrevivan y sean macho y hembra y puedan reproducirse y tener crías que sobrevivan?", dice Ransom. "No es nada bueno".

(Relacionado: Los osos grizzly están recuperándose. Pero ¿podrán los humanos crear espacio para ellos?)

Lo más difícil de la recuperación de los osos grizzlys somos nosotros

Se espera que los científicos federales publiquen este verano un borrador de propuesta con opciones para el parque de las Cascadas del Norte. Los expertos admiten que la única viable es la reintroducción. Si todo va bien, podría ponerse en marcha en dos o cuatro años.

Aunque los responsables de la fauna salvaje aún tienen que elaborar un plan formal, Ransom y otros expertos afirman que probablemente habría que transportar a los osos en camión, marcarlos con radiomarcadores y trasladarlos a las montañas en helicóptero. Su procedencia sería importante. Tendrían que ser osos de tierra adentro, no osos que crecen a lo largo de la costa como los de Kodiak, Alaska. "No son osos que viven de los arroyos de salmón", dice Ransom. "Son osos que viven de los arándanos". Los lugares con más probabilidades de encontrar buenos candidatos están en la Columbia Británica  cerca del Parque Provincial de Wells Gray, al noroeste del Parque Nacional de Banff (Canadá), o cerca del Parque Nacional de Glacier de Montana. Ambos tienen poblaciones sanas de osos grizzlys que podrían soportar el traslado de unos cuantos osos.

La edad y el sexo también importan. "Necesitamos más hembras que machos", dice Ransom. "Dentro de eso necesitaríamos osos más jóvenes". Lo ideal sería que los osos tuvieran la edad suficiente para empezar a dispersarse y encontrar nuevos hogares. "Si son jóvenes y acaban de establecer su área de distribución, ya están buscando un nuevo lugar para vivir", explica.

Ya hemos hecho algo de esto antes. Wayne Kasworm, biólogo del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU., ha ayudado a atrapar osos para aumentar una pequeña población en las montañas Cabinet de Montana. Desde 1990, su agencia ha liberado 22 osos grizzlys y ha visto cómo aumentaba su número.

"Es lento, lleva tiempo, no todos se quedan donde los pones y no todos viven", dice Kasworm. "Pero se puede crear una población".

En las Cascadas del Norte, según los modelos informáticos de Kasworm, la introducción de seis osos al año durante ocho años podría poner en marcha una población que con el tiempo alcanzaría los 200 osos.

De hecho, el mayor obstáculo para la recuperación de los osos grizzlys no es la logística, sino nosotros. La administración Obama inició los esfuerzos de recuperación en 2014, pero el presidente Donald Trump los interrumpió. Aunque la gran mayoría de las más de 150 000 personas que comentaron esos planes los apoyaron, algunos ganaderos rurales que crían ganado vacuno y ovino se mostraron hostiles al regreso de los depredadores.

Poco después de que los lobos regresaran a la misma región a mediados de la década de 2000 tras 70 años de ausencia, tres miembros de una familia de ganaderos se declararon culpables de cazar furtivamente varios de los cánidos tras ser sorprendidos intentando enviar por FedEx una piel ensangrentada a Canadá.

Ransom señala que, aunque los osos grizzlys matan ocasionalmente al ganado en Idaho, Wyoming y Montana, los osos y los lobos son muy diferentes. "Los lobos son carnívoros obligados: cada semana matan ciervos o alces", afirma. "Esperamos que el 90 por ciento de la dieta de los osos grizzlys sea de origen vegetal".

El mes pasado, MacKay, mientras trabajaba en el zoo de Woodland Park, vio cómo una mujer y un bebé observaban a dos oseznos rescatados, Juniper y Fern, uno de los cuales era un grizzly de Montana, chapoteando en el agua y luchando como niños. MacKay oyó decir a la madre: "Llevamos toda la vida esperando este momento".

"Para muchos de nosotros, lo mismo puede decirse de la recuperación del oso grizzly en las Cascadas del Norte", me dice MacKay. "Y su supervivencia va a estar ligada en gran medida a nuestra capacidad para tolerarlos".

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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