¿Cómo de fiables son las pruebas de ADN para perros?
Varias empresas ofrecen ahora servicios para secuenciar la información genética de nuestra mascota, pero ¿cómo funcionan realmente?
Un labrador negro caza en un pantano de Georgia. Las pruebas comerciales de ADN canino permiten conocer la raza y los posibles problemas de salud.
¿Podría tu perro tener predisposición a una enfermedad mortal? ¿Tu nuevo cachorro del refugio es en parte beagle o boxer? Muchos propietarios de mascotas buscan respuestas a estas preguntas y, como resultado, las pruebas de ADN canino directas al consumidor están en auge.
Pero, ¿hasta qué punto son fiables estos tests genéticos perrunos y merece la pena dedicarles tiempo? Frotar la baba de tu perro y enviarla por correo a un servicio de análisis es la parte fácil, pero cómo actuar a partir de esa información presenta algunas decisiones difíciles tanto para los científicos como para los propietarios de mascotas.
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Un perro pastor de Maremma vigila un rebaño de cabras en Italia. Perros y personas trabajan juntos desde hace más de 10 000 años.
Domesticación y ADN canino
Algunos científicos especulan con que los perros se separaron de los lobos hace unos 23 000 años, mientras que otros afirman que ocurrió unos 10 000 años más tarde. En cualquier caso, los humanos han dejado una huella indeleble en los caninos: la cuidadosa cría de perros (a menudo vinculada a características físicas o de comportamiento deseadas) ha dado lugar a casi 400 razas modernas en todo el mundo.
En 2004, los científicos secuenciaron por primera vez el genoma completo de un perro. Desde entonces, hemos aprendido mucho más sobre la predisposición genética de los canes a diversas enfermedades, como el cáncer de riñón, la atrofia de retina y la displasia de cadera.
En un estudio masivo realizado en 2023 con más de un millón de perros, los investigadores buscaron 250 variantes genéticas asociadas a enfermedades como el síndrome del muslo calvo, un trastorno de pérdida de pelo que afecta sobre todo a los sabuesos, y la distrofia de conos y bastones, un trastorno ocular que puede provocar ceguera entre los pit bull. Los investigadores descubrieron que el 57% de los perros son portadores de al menos una variante de enfermedad estudiada, y que cuanta menos variabilidad genética tenga un perro, más marcadores de enfermedad habrá en su ADN, lo que aumenta la probabilidad de problemas de salud.
Las investigaciones sugieren que la mayoría de los perros son muy endogámicos: un estudio de 2021 sobre 227 razas reveló altos niveles de endogamia en todas ellas y sugiere que los perros menos endogámicos son más sanos que los más endogámicos. Muchos criadores y veterinarios utilizan pruebas de ADN para detectar posibles problemas en los perros de raza pura, y muchos veterinarios recomiendan que los propietarios de perros mestizos y de raza pura con ascendencia de pastor se sometan a pruebas de ADN para buscar una posible anomalía genética que puede hacer que estos perros experimenten síntomas neurológicos cuando toman algunos medicamentos veterinarios comunes como la ivermectina. Pero, en última instancia, la decisión de someter a tu perro a pruebas para detectar posibles problemas de salud depende de sus preferencias personales.
Un springer spaniel inglés se baña antes de competir en la 142ª Exposición Canina de Westminster en 2018. Los humanos han creado casi 400 razas modernas de perros domésticos.
Un caniche miniatura es rociado con spray para el pelo en la Exposición Canina de Westminster 2018. Un estudio de 2021 sugiere que la mayoría de los perros modernos son muy endogámicos.
¿Hasta qué punto son fiables las pruebas de ADN canino?
La intromisión humana en el ADN de los perros ha sido durante mucho tiempo el factor determinante de la diversidad de razas caninas, o de su ausencia. Pero el ADN de un perro también puede utilizarse para confirmar su linaje o identificar su raza, lo que supone una gran ayuda para los propietarios de mascotas que buscan problemas de salud o de comportamiento específicos de su raza o para quienes quieren confirmar que su perro tiene realmente la herencia que afirma un criador o vendedor. Durante el análisis de ADN, los laboratorios secuencian el ADN del perro y buscan similitudes con un conjunto de datos de razas caninas identificadas.
Pero la identificación de razas no es tan sencilla como parece. En un estudio publicado el mes pasado en el Journal of the American Veterinary Medical Association, los científicos analizaron la precisión de la predicción de raza en pruebas de ADN disponibles en el mercado que requerían una foto del perro además de su muestra de ADN. Los resultados fueron desiguales, afirma Casey Greene, profesor de informática biomédica de la Universidad de Colorado (EE. UU.) y coautor del estudio.
"La mayoría de las pruebas podían distinguir con precisión la raza de los perros de raza pura", afirma Greene. Pero el análisis sugiere que algunas empresas de pruebas podrían basarse en la foto más que en la genética real del perro, y reveló grandes diferencias entre las prácticas comerciales de las empresas y los conjuntos de datos genéticos que utilizan para determinar las razas de perros.
Los investigadores enviaron fotos y ADN de 12 perros de pura raza a un total de seis servicios comerciales de identificación de ascendencia canina en Estados Unidos. Como cada cachorro era de raza pura y poseía una amplia documentación del American Kennel Club, los investigadores sabían su raza de forma concluyente, pero en algunos casos proporcionaron una foto de un perro diferente para ver si la foto influía en los resultados de ADN. Una de las empresas identificó erróneamente a un perro de pura raza con cresta china (casi sin pelo) como un Brittany spaniel de pelo largo, aparentemente basándose sólo en la foto. Los otros cinco sí identificaron correctamente la raza registrada, pero a menudo dieron predicciones diferentes para otras razas "antepasadas" en perros cuyo ADN sugería una cría mixta en generaciones anteriores. Los investigadores concluyeron que tanto los veterinarios como los propietarios de mascotas deben "abordar las pruebas [directas al consumidor] con precaución", dada la falta de normalización en el sector y el hecho de que al menos una empresa se base en fotografías en lugar de en análisis de ADN.
Un labrador amarillo espera a que los cazadores saquen urogallos de los páramos escoceses. Los perros domésticos se han convertido en sorprendentes superestrellas de la investigación médica en beneficio de los humanos.
¿Qué hay en una raza?
"La raza es una cuestión sorprendentemente complicada", afirma Halie Rando, profesora adjunta de informática del Smith College que dirigió la investigación. La genética de un perro puede apuntar a una raza, dice; pero las definiciones de raza ampliamente aceptadas se definieron en una época anterior a los análisis de ADN, y Rando afirma que las pruebas genéticas pueden chocar a veces con las ideas preconcebidas de los dueños sobre sus perros.
En un estudio reciente de 459 perros de acogida de dos protectoras de animales de Arizona y California, el análisis de ADN determinó 125 razas distintas, de las cuales el 5% eran de pura raza. Sin embargo, ni los científicos ni los experimentados trabajadores de los refugios fueron capaces de identificar con fiabilidad a los perros mestizos, que constituían casi el 90% de la cohorte canina.
Las razas mixtas pueden resultar complicadas incluso con datos de ADN, y dado que las pruebas genéticas se basan en información sobre los genes de perros con razas identificables, una prueba de ADN sólo es tan buena como su conjunto de datos genéticos.
"Como consumidor, es posible que valore una empresa que sea más transparente y tenga un panel [de ADN] diverso", afirma Greene. Greene anima a los consumidores a que investiguen antes de enviar una muestra y a que comprueben que el panel utilizado por la empresa de análisis incluye las razas que sospechan que pueden estar en la mezcla.
Aunque obtengas información precisa sobre la raza de tu perro, puede que no esté tan relacionada con su comportamiento como crees. Un análisis genético de 2022 de más de 2000 perros de pura raza y mestizos descubrió que el comportamiento estaba más vinculado a perros individuales que a razas, concluyendo que "la raza del perro es generalmente un pobre predictor del comportamiento individual".
Dado el aumento de la persecución de ciertas razas percibidas como peligrosas, en países como España, Reino Unido y Estados Unidos, existe la posibilidad de que el creciente mercado de pruebas directas al consumidor perpetúe los estereotipos raciales. En su análisis, Rando y Greene anticipan las "consecuencias sociales y económicas" de las pruebas directas al consumidor, incluida la posibilidad de que dichas pruebas se utilicen en la toma de decisiones que podrían afectar a la vivienda de las personas, la cobertura de los seguros e incluso su capacidad para vivir en determinados lugares con perros cuyas razas están prohibidas por la legislación local o señaladas por las aseguradoras.
Este retrato de 1947 de cocker spaniels americanos muestra las distintas clases de color de la raza.
Un Weimaraner y un pointer alemán de pelo corto acechan a una presa en el campo en otro retrato de 1947. Ambas razas se desarrollaron en Alemania.
El mejor amigo del labrador
Sin embargo, a pesar de estas preocupaciones, el ADN canino parece encaminarse hacia una edad de oro, y los descubrimientos revelados gracias al estudio del genoma de Fido ya han llegado mucho más allá de la perrera. Los perros domésticos se han convertido en sorprendentes superestrellas de la investigación médica en beneficio de los humanos. Por ejemplo, en 1999 los investigadores consiguieron aislar una mutación genética que causa narcolepsia en algunas razas. Este avance condujo al descubrimiento de una mutación similar en las personas y está impulsando un mejor tratamiento de la enfermedad tanto en humanos como en perros.
"Es divertido aprender sobre tu perro", dice Rando. Pero hoy en día, añade, eso es sólo el principio. Con implicaciones que van del entretenimiento a las consecuencias, no se sabe lo que el ADN canino seguirá desencadenando.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.