Ampelis americano comiéndose una baya

¿Animales borrachos? Estas especies saben muy bien qué pasa si se abusa del alcohol (y otras sustancias)

Descubre las sorprendentes formas en que los animales salvajes experimentan sustancias intoxicantes naturales, desde frutas fermentadas hasta plantas alucinógenas.

Los ampelis americanos comen muchas bayas, que a veces pueden fermentarse y hacer que las aves se muestren desorientadas y lentas.

Fotografía de Robbie George, Nat Geo Image Collection
Por Carrie Arnold
Publicado 9 ago 2024, 11:47 CEST

Los "tiburones de cocaína" se han vuelto virales después de que la comunidad científica haya anunciado el hallazgo de esta droga en algunos de los cazones picudos brasileños que viven frente a la costa de Río de Janeiro (en cuyas aguas residuales suele verterse cocaína).

Aunque el fenómeno genera muchas bromas, la situación es bastante grave, afirma Sara Wyckoff, veterinaria de vida salvaje del Departamento de Parques y Vida Salvaje de Texas (Estados Unidos).

"Los animales se contaminan no sólo con opioides o drogas ilícitas de la calle, sino con todo lo que usamos", desde anticonceptivos hasta antibióticos.

Por supuesto, muchos medicamentos humanos (ilegales o no) proceden directamente de la naturaleza, desde las amapolas de opio a las setas alucinógenas, pasando por las uvas que, fermentadas, se convierten en alcohol.

Y aunque el ser humano es único a la hora de buscar este tipo de placeres, se sabe que también existen algunos animales salvajes (desde pájaros a elefantes) a los que se les da muy bien obtener ciertos estímulos de forma natural. He aquí algunos ejemplos curiosos.

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Los ampelis americanos se atiborran de bayas

Conocida por su llamativo plumaje, que incluye una gran cresta y una máscara negra en los ojos, esta especie norteamericana es conocida entre las aves por su inusual capacidad para comer únicamente fruta durante varios meses al año. Aunque se trata de una gran fuente de energía, las frutas y bayas demasiado maduras pueden suponer una amenaza invisible para las aves.

La levadura natural fermenta la fruta madura, convirtiendo las moléculas de azúcar en etanol y dióxido de carbono. Si la fruta no ha empezado a pudrirse, es técnicamente segura para comer, pero hay un peligro: puede llegar a emborrachar a las aves.

Al igual que los humanos, los ampelis americanos ebrios presentan reflejos más lentos y toman decisiones menos acertadas, por lo que son más propensos a sucumbir ante depredadores, vehículos o golpes contra las ventanas.

"El alcohol es un neurodepresor, por lo que reduce el sistema nervioso y la rapidez de reflejos. Todo lo que uno se imagina que ocurre cuando una persona está borracha, también le pasa a los animales", afirma Wyckoff.

Un estudio de 2020 dirigido por Piotr Tryjanowski, zoólogo de la Universidad de Ciencias de la Vida de Poznań (Polonia), analizó varios artículos científicos y vídeos de YouTube en los que se documentaron hasta 55 especies de aves que beben alcohol, incluidos animales semisalvajes y mascotas. En muchos de los vídeos aparecían loros, córvidos y otras especies de aves a las que se considera "inteligentes" sorbiendo bebidas humanas.

"¿Por qué lo hacen? Probablemente por la misma razón por la que nosotros vamos a los bares", dice Tryjanowski.

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Los elefantes africanos se emborrachan con fruta

Tanto la literatura científica como la popular están repletas de ejemplos de elefantes africanos que se intoxican tras comer fruta fermentada del árbol marula. Algunos científicos han cuestionado la validez de estos informes, citando el gran tamaño de los elefantes y las enormes cantidades de alcohol que necesitarían para emborracharse.

Como estudiante de posgrado en la Universidad canadiense de Calgary, Mareike Janiak estudió cómo metabolizan el etanol las distintas especies. En su estudio de 2020 publicado en Biology Letters descubrió una enorme variación genética en varias especies que procesan la alcohol deshidrogenasa, la principal enzima implicada en la descomposición del etanol.

Quizá no resulte sorprendente (dada nuestra afición al alcohol) que los humanos seamos muy eficientes en la descomposición del etanol, lo que hace que nos resulte más difícil emborracharnos que, por ejemplo, los caballos, las vacas y los cerdos. Janiak descubrió que muchas especies frugívoras pueden desintoxicar muy bien el etanol, tal vez debido al etanol presente de forma natural en la fruta demasiado madura.

Sin embargo, los elefantes africanos cuentan con una mutación genética que dificulta el metabolismo de la enzima alcohol deshidrogenasa, lo que sugiere que estos animales gigantes pueden emborracharse con la fruta de la marula, según Janiak. Y añade que lo más probable es que no busquen el placer, sino saciar el hambre.

"La producción de etanol se produce cuando hay azúcar, y el azúcar es energía", explica Janiak. "Ser capaz de digerir el etanol podría permitirte comer más frutas que técnicamente están podridas o malas".

En Siberia, los renos comparten hábitat con el hongo alucinógeno Amanita muscaria, o agárico de mosca rojo. Este hongo, también llamado "seta de Navidad" por su sombrero rojo y sus manchas blancas, es también el favorito de los chamanes siberianos, que lo toman como "embriagante y alucinógeno", según un estudio de 2018.

Los biólogos han documentado casos de renos comiendo este hongo venenoso pero nutritivo, cuyas toxinas son neutralizadas por sus complejos estómagos.

No está claro si, en los ungulados, la ingesta del hongo provoca náuseas, vómitos y desorientación como en los humanos.

Las musarañas prefieren el néctar alcohólico

En Tailandia, Malasia y Borneo, siete especies de musarañas arborícolas se alimentan principalmente del néctar de las palmeras bertam. El néctar de estos árboles fermenta rápidamente, convirtiéndose en un jarabe dulce con más de un tres por ciento de alcohol.

Según un estudio de 2008, las musarañas arborícolas no parecen sufrir los efectos nocivos de esta dieta constante y alcohólica, ni muestran signos aparentes de intoxicación.

En 2020, los investigadores descubrieron que otras especies de polinizadores de bertam, incluidas las ardillas y otros roedores, están adaptadas al consumo de altas cantidades de alcohol.

Aunque los animales podrían beber plantas por diversión, Tryjanowski cree que lo más importante para ellos es el valor nutritivo subyacente.

"Consumir estos alimentos puede aportarles azúcar y vitaminas, además de alcohol", afirma.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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