Así es cómo las ballenas jorobadas usan burbujas como arma para cazar

Un nuevo estudio confirma la teoría de que las ballenas jorobadas son una especie que utiliza herramientas: son capaces de desplegar redes de burbujas para capturar peces y krill.

Por Bethany Augliere
Publicado 27 ago 2024, 10:13 CEST
Ballenas jorobadas en las aguas costeras de la Península Antártica

Las ballenas jorobadas (como éstas en las aguas costeras de la Península Antártica) llevan mucho tiempo creando anillos de burbujas para acorralar a sus presas.

Fotografía de Whale Research Solutions

Los chimpancés utilizan palos para pescar termitas, las nutrias marinas abren las almejas usando una piedra y los delfines se protegen la nariz con esponjas marinas mientras buscan comida en el fondo del océano o utilizan conchas para pescar. Un nuevo estudio acaba de añadir a las ballenas jorobadas a la lista de especies no humanas que utilizan herramientas para su propio beneficio; además, las ballenas jorobadas no sólo utilizan una herramienta específica, sino que también la crean a partir de su entorno mediante el soplado de burbujas.

En todo el mundo, las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) utilizan redes de burbujas para atrapar ciertas presas como krill, arenques y salmones jóvenes, a veces en grupos coordinados y a veces solas. Las ballenas se sumergen por debajo de sus presas y nadan en círculos mientras liberan burbujas por sus espiráculos para crear una cortina ascendente. La cortina crea una barrera visual que engaña a la presa haciéndola creer que no tiene escapatoria. Una vez que la presa está bien acorralada, las ballenas se lanzan a través de la red de burbujas con la boca abierta para tragar su comida. Este comportamiento de alimentación se ha observado durante décadas pero la mecánica exacta que hay detrás resulta difícil de estudiar y ha sido durante mucho tiempo un misterio.

Cuando se observa el proceso de alimentación de las ballenas jorobadas, "parece una gran dispersión de burbujas y no parece que esté muy estructurado", dice Andrew Szabo, ecologista marino que dirige la Alaska Whale Foundation y autor del estudio. Pero todo eso cambia cuando se añaden drones y cámaras submarinas, afirma.

Aunque a veces resulta difícil poder definir cuándo se considera que un animal está usando una herramienta, la comunidad científica tiende a pensar que el uso de herramientas consiste en la utilización de un objeto externo (que no está unido a nada) para cambiar la forma, posición o condición de otra cosa. Ya se había sugerido anteriormente que el uso de redes de burbujas es una herramienta, pero "este artículo refuerza esa posición", afirma Janet Mann, bióloga de mamíferos marinos de la Universidad de Georgetown (Estados Unidos) que ha estudiado ampliamente el uso de herramientas acuáticas.

Las ballenas jorobadas a veces trabajan en equipo para cazar presas como el arenque utilizando desorientadoras cortinas de burbujas.

Fotografía de Brian Skerry

Frenesí alimentario

Para observar mejor este comportamiento, Szabo y su equipo utilizaron pértigas de seis metros para colocar marcas submarinas de succión especializadas en ballenas del sureste septentrional de Alaska. Estas etiquetas, equipadas con cámaras de vídeo 4K, hidrófonos y sensores para registrar el movimiento en tres dimensiones, así como la temperatura y la profundidad, recopilaron datos durante un máximo de 24 horas antes de desprenderse. Los científicos combinaron los datos de las marcas con imágenes aéreas captadas por drones para medir con precisión el momento, la estructura y el tamaño de las redes de burbujas hechas por ballenas solitarias.

Y resulta que estos gentiles gigantes ajustan la velocidad y el espaciado de sus emisiones de burbujas para atrapar a sus presas con mayor eficacia, según han informado los investigadores este mes en Proceedings of the Royal Society Open Science. Al alterar los anillos de las burbujas, las ballenas pueden capturar siete veces más presas de media de un solo trago. Las ballenas ahorran energía al tener que embestir menos veces, afirma Szabo, que también es National Geographic Explorer. Esta eficiencia es crucial para las ballenas jorobadas, ya que migran miles de kilómetros, y necesitan capturar suficiente alimento durante el verano y el otoño en Alaska para mantenerse durante todo el año.

"Tienen mucho control sobre cómo lo hacen", afirma Lars Bejder, otro de los autores del estudio y biólogo de mamíferos marinos que dirige el Programa de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad de Hawái en Estados Unidos. "Están aumentando la frecuencia de las pulsaciones a medida que la red se hace más pequeña, para disminuir el tamaño de la malla por la que pueden escapar las presas. Y eso es realmente genial".

Para el equipo, la capacidad de las jorobadas para utilizar redes de burbujas como herramientas habla de la cognición y complejidad de las ballenas, que a menudo se ve eclipsada por otros mamíferos marinos, como los delfines, dice Szabo: "Son animales extraordinarios, que hacen cosas extraordinarias".

Curiosamente, las ballenas del estudio no utilizaron sistemáticamente redes de burbujas. En Alaska, sólo entre el cinco y el diez por ciento de las ballenas se alimentaron con redes de burbujas. "Ciertamente es una rareza, no es lo común", dice Bejder. "Esto también es cierto en todas las poblaciones", añade.

Durante los tres días en que el equipo colocó las marcas, observaron entre 70 y 80 ballenas alimentándose con redes de burbujas. Sin embargo, sólo una semana después, las mismas ballenas habían dejado de utilizar esta táctica. ¿Por qué?

Cuándo y dónde utilizan las burbujas las ballenas jorobadas puede tener que ver con la densidad de presas. "Lleva mucho tiempo desplegar estas redes, y si la comida es lo suficientemente densa como para que no sea necesario usar una red, en realidad podría ser mejor no usarla", dice Szabo. Sin embargo, si las presas no son muy densas, el uso de redes de burbujas permite a las ballenas explotar un recurso que de otro modo no estaría disponible. "De hecho, se pueden utilizar estas redes para hacer que algo que no era rentable se vuelva rentable para alimentarse", afirma.

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    Los investigadores saben ahora que las ballenas jorobadas (en la imagen, en Cabo Evensen, Antártida) pueden controlar el tamaño y la forma de los anillos de burbujas que utilizan para atrapar a sus presas.

    Fotografía de Yva Momatiuk and John Eastcott, Minden Pictures

    Aunque es impresionante, no resulta especialmente sorprendente, afirma Jan Straley, bióloga y profesora emérita de la Universidad de Alaska Southeast (Estados Unidos) que estudia las ballenas jorobadas desde 1979. Se sabe que las ballenas jorobadas varían el lugar donde despliegan las redes de burbujas en función de la ubicación de las presas, las condiciones ambientales y la densidad. Ha observado que las ballenas jóvenes aprenden de sus madres y parecen aprender nuevas técnicas de sus congéneres.

    "Creo que estas ballenas conocen muy bien su entorno y la física del mismo. Conocen las propiedades físicas de la columna de agua y cómo viaja el sonido. Son realmente inteligentes para su mundo", dice.

    Por ejemplo, en una región fuera del Parque Nacional de la Bahía de los Glaciares, en Alaska, las ballenas jorobadas se alimentan en grupos coordinados pero no utilizan redes de burbujas. En su lugar, utilizan las mareas y las corrientes para acorralar a los peces.

    En la década de 1980, las ballenas jorobadas de Nueva Inglaterra desarrollaron una técnica llamada alimentación de cola de langosta, en la que dan palmadas con la cola antes de alimentarse con las burbujas. Este comportamiento pudo haber comenzado cuando las ballenas cambiaron su dieta (de arenques a ammodítidos) y se extendió a través del aprendizaje social.

    La capacidad de las ballenas jorobadas para cambiar sus estrategias de alimentación, y utilizar herramientas para acceder a presas que de otro modo serían inalcanzables, podría explicar por qué les ha ido mejor que a otras grandes ballenas desde la época de la caza masiva de este animal. Esta capacidad de adaptación también podría darles más posibilidades de adaptarse al cambio climático, siempre que las presas no desaparezcan por completo. "Las presas están disminuyendo. Lo sabemos. Las ballenas están cada vez más delgadas", afirma Szabo.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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