Cada vez entedemos mejor qué se dicen las ballenas cuando cantan
Un nuevo estudio revela que el canto de las ballenas y las lenguas humanas comparten características que facilitan su aprendizaje.
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Las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) son conocidas por sus complejos cantos. Nuevas investigaciones sugieren que estas composiciones se rigen por algunas de las mismas reglas que el lenguaje humano.
Como si se tratase de la última canción de moda en TikTok, las nuevas canciones de las ballenas jorobadas son capaces de extenderse rápidamente por regiones y poblaciones en sustitución de melodías que ya suenen demasiado familiares. Pero, ¿qué hace que sus complejas vocalizaciones sean tan pegadizas?
Las canciones de las ballenas jorobadas constan de elementos sonoros que se combinan en frases que luego se repiten para crear los temas que juntos forman las canciones. Esto es bastante similar a cómo el lenguaje humano ensambla los sonidos en palabras, las palabras en frases, las frases en oraciones, y así sucesivamente. En el lenguaje humano, unas pocas palabras se utilizan con mucha frecuencia, mientras que el resto (la mayoría de nuestro vocabulario) se vuelven relativamente raras. Un estudio publicado esta semana en Science sugiere que las canciones de las ballenas y el lenguaje humano comparten este patrón, lo que probablemente facilita su aprendizaje.
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El análisis es uno de los dos publicados esta semana que señalan sorprendentes puntos en común que existen entre el canto de las ballenas y el lenguaje humano. “Este fascinante trabajo muestra cómo los principios lingüísticos generales dan forma a las vocalizaciones de especies evolutivamente distantes”, afirma el lingüista cuantitativo Ramón Ferrer-i-Cancho, de la Universidad Politécnica de Cataluña, que no participó en la investigación.
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Los bebés inspiran una nueva forma de estudiar las ballenas
Un primer indicio de ello se produjo cuando los investigadores grabaron a unas cuantas ballenas en el proceso de cambiar su canto, sustituyendo a la perfección temas específicos por otros nuevos con una disposición similar de elementos sonoros. “Cantaban temas antiguos y nuevos mezclados, pero muy estructurados. De este modo, pasaban de un tema a otro o sustituían el tema antiguo por el nuevo. Ese fue nuestro primer indicio de que la segmentación era importante”, afirma Ellen Garland, bióloga marina de la Universidad de St. Andrews (Escocia; Reino Unido) y una de las autoras del estudio.
Garland, que también es una National Geographic Explorer, ha escuchado cientos de horas de cantos de ballena, usando pausas breves y secuencias características para identificar los elementos individuales con los que están compuestos. Pero cuando vio a Inbal Arnon, psicolingüista de la Universidad Hebrea de Israel, presentar su trabajo sobre cómo los bebés aprenden a identificar palabras individuales en la corriente de sonidos que es el lenguaje hablado, a ambas se les ocurrió una idea. “¿Y si aplicáramos la misma lógica al canto de las ballenas? ¿Funcionaría?”.
Arnon y el investigador de la evolución del lenguaje Simon Kirby, de la Universidad de Edimburgo (Escocia), ya habían desarrollado un algoritmo que aplica principios similares a los que utilizan los niños para segmentar el lenguaje. “Básicamente, aprende la probabilidad de que un sonido determinado vaya seguido de otro”, explica Arnon. “Los sonidos que suelen coincidir probablemente formen parte de la misma palabra. Pero si a un sonido le sigue otro que rara vez se oye justo después, podría tratarse de una palabra nueva.”
Cuando Arnon y Kirby aplicaron el algoritmo a más de 30 horas de cantos de jorobadas que el equipo de Garland había grabado cerca de Nueva Caledonia, en el océano Pacífico, los segmentos de canto que detectó fueron tranquilizadoramente parecidos a los que Garland habría identificado ella misma, pero no exactamente iguales. Y cuando compararon la frecuencia con la que aparecían estos elementos, surgió un patrón que también se encuentra en el lenguaje humano. La palabra más común (o, en este caso, el segmento de la canción) se repetía dos veces más que la segunda, tres veces más que la tercera, y así sucesivamente. Algunos segmentos son muy frecuentes, muchos otros bastante raros.
Algunos estudios anteriores descubrieron que los silbidos de los delfines podían seguir un patrón similar, pero aparte de esos, nunca se había visto nada parecido en las ballenas.
Los lingüistas denominan a este patrón distribución zipfiana. Aunque este término un tanto difícil de manejar pueda parecer una palabra inventada, años de investigación con palabras inventadas reales han revelado por qué es importante. La investigación de Arnon ha demostrado que las lenguas inventadas con frecuencias de palabras zipfianas son más fáciles de aprender, mientras que la de Kirby ha descubierto que cuando las lenguas inventadas se transmiten a través de varias generaciones de hablantes, tienden a volverse más zipfianas.
Al principio, los investigadores se sorprendieron tanto de encontrar estos patrones que se preguntaron si serían producto del propio algoritmo de inspiración infantil. “Sinceramente, tenía esa preocupación todo el tiempo”, dice Kirby. “Me despertaba en mitad de la noche y decía: 'Dios mío, a lo mejor es sólo nuestro método“. Para asegurarse de que no era así, el equipo analizó miles de conjuntos de datos inventados en los que los sonidos o segmentos se habían cambiado de lugar y, para su alivio, ninguno de ellos reveló el mismo patrón.
Según el primatólogo Andrew Whiten, de la Universidad de St. Andrews, que no participó en la investigación pero es coautor de un artículo de opinión sobre el estudio, el hallazgo de estas pautas en las ballenas “sugiere que su comportamiento comunicativo ha evolucionado culturalmente para que los principiantes lo aprendan con más facilidad, al igual que la estructura de nuestras lenguas parece haber evolucionado para que los bebés humanos las aprendan con más facilidad”.
Garland, Arnon y Kirby creen que aplicar este algoritmo a los sonidos de otras especies que también tienen que aprender complejas habilidades de comunicación escuchando a otras (como muchos pájaros cantores) podría revelar pautas similares. “A medida que ampliamos nuestra investigación de las 'leyes lingüísticas' con orígenes en el lenguaje humano", afirma el Explorador de National Geographic y biólogo marino Shane Gero, de la Universidad Carleton de Ottawa (Canadá), que no participó en el estudio, "cabe preguntarse si se trata simplemente de leyes biológicas”.
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Por qué las ballenas tienen cantos breves
Otro estudio publicado esta semana en Science Advances muestra que las canciones de las ballenas jorobadas tienen algunas cosas más en común con el lenguaje humano. Una característica destacable es que los elementos del canto que las ballenas utilizan con más frecuencia tienden a ser más cortos, afirma el autor del estudio e investigador de evolución cultural Mason Youngblood, de la Universidad Stony Brook de Nueva York, al igual que las palabras que utilizamos con más frecuencia: “el”, “de” o “y” son todas realmente cortas. “Otra es que las palabras o segmentos más largos tienden a constar de elementos más cortos”. Es menos probable que estos patrones se deban a la facilidad de aprendizaje, añade. “Hay otra buena razón para acortar los sonidos: hace que cueste menos esfuerzo producirlos”.
Ese último patrón también se encuentra en muchas otras ballenas, dice Youngblood, que analizó las vocalizaciones de otras 15 ballenas además de las jorobadas. Encontró una intrigante excepción a la regla en tres elusivas especies de delfines (de Héctor, de Commerson y de Heaviside) que se comunican utilizando chasquidos tan agudos que son casi inaudibles para las orcas que los cazan. Estos tres no utilizan sonidos más cortos en segmentos más largos, dice Youngblood. “Pero la mayoría de las otras especies de ballenas que he analizado sí lo hacen”. Esto indica que puede haber otra razón para mantener el canto breve: evitar la atención de los depredadores.
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¿Es el canto de las ballenas un lenguaje?
Todas estas similitudes pueden dar la impresión de que las complejas vocalizaciones de las ballenas jorobadas y otras ballenas podrían ser consideradas un lenguaje. Sin embargo, incluso en su forma más compleja, el canto de las ballenas no es exactamente como un lenguaje, dice Youngblood, sino más bien como el canto humano, cuyos elementos también tienden a producirse en frecuencias zipfianas.
Garland está de acuerdo en que el canto de las ballenas no es un lenguaje. “Sólo los machos cantan, probablemente para atraer a las hembras, repeler a otros machos, o ambas cosas”, dice Garland. “Comunican algo a otros miembros de su especie, sí”, dice. “Pero no es algo así como: 'Eh, hay mucho krill por allí, vamos a por él'. No se refieren a cosas concretas como los humanos”.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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