Las células animales y su uso en tratamientos médicos
¿Hay debate entre la ciencia y la ética en el uso de las células animales para tratamiento de enfermedades humanas?
Que maravillosa es la célula animal ¿verdad? Bueno, maravillosa es la célula, en sí misma, sin duda... ¿Sabías que la célula es el componente más pequeño de todos los organismos vivos?. Contienen genes, proteínas, pero también otros productos químicos en su membrana celular. Pese a su microscópico tamaño, son esenciales, con papeles muy importantes para las funciones corporales. Sin células no podríamos sobrevivir y ni siquiera existir. Además, cada una tiene su propio ciclo de vida y responde a diferentes estímulos. Por eso, cuando se altera su funcionamiento y enferma, necesitamos encontrar una alternativa que les devuelva la normalidad.
En algunos casos, la sanación pasa por un trasplante de órganos o tejidos y muchas veces son escasos. Por eso las investigaciones de los últimos años han dado un salto cualitativo, sobre todo en el campo de la biogenética, buscando soluciones más allá de las posibilidades que tenemos como especie, como intercambiar células animales y células humanas.
Implantando células humanas
Eso es lo que ha hecho un equipo de científicos españoles liderados por Juan Carlos Izpisua, profesor del Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk, y catedrático Extraordinario de Biología del Desarrollo de la Universidad Católica de Murcia (UCAM). Según su estudio Interspecies Chimerism with Mammalian Pluripotent Stem Cells, este mismo año y por primera vez se han conseguido integrar células humanas en embriones de cerdo con células pluripotentes inducidas (iPSCs). El equipo reconoce que es tan solo un primer paso, pero su objetivo es que las investigaciones puedan derivar en la creación de órganos para trasplantes.
¿Por qué se pueden implantar células animales?
Y esto es posible porque las células animales son muy similares a las células humanas, son bloques vivos que constituyen la mayor parte de los cuerpos de los seres vivos. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer para saber si estos tratamientos tendrán efectos secundarios en el ser humano cuando se utilicen en el campo médico.
¿Existe debate entre ética y ciencia?
Un camino que, además, estará salpicado de un debate ético. Los animales, desde la mosca de la fruta hasta el ratón, llevan utilizándose en la investigación científica desde hace ya muchas décadas. Son cruciales para permitir que los científicos aprendan más sobre la biología humana y la salud, y para desarrollar nuevos medicamentos.
Y el uso de los animales en la investigación científica ha sido objeto de acaloradas discusiones. Por un lado, se considera moralmente erróneo su utilización de esta manera únicamente para beneficio humano, y por otra parte, se piensa que la total ausencia de los animales del laboratorio gran medida medida la comprensión de la salud y las enfermedades. En consecuencia, esto afectaría el desarrollo de tratamientos nuevos y vitales.
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La implantación de células animales en especies diferentes
La ciencia ha dado un paso más. También se busca la integración de las células de un animal en otros animales, una experimentación genética entre animales que ya se ha hecho, y que podría dar lugar a la quimera de un animal híbrido. Para conseguirlo, se puede hacer o bien introduciendo los órganos de un animal en otro, una proposición arriesgada, porque el sistema inmunológico del huésped puede hacer que el órgano sea rechazado, o bien comenzando a nivel embrionario.
En este caso, se introducen las células de un animal en el embrión de otro y se las deja crecer juntas en un híbrido. Esta última opción es la que ha elegido un equipo de investigadores japoneses para curar a un ratón modelo de la diabetes tipo 1 trasplantándole un páncreas de ratón que ha crecido en un rata, según el estudio Generation of rat pancreas in mouse by interspecific blastocyst injection of pluripotent stem cells, publicado en el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos.
Los científicos también usaron la tecnología CRISPR para crear embriones de ratón carentes de los genes que causan la formación de órganos. Luego se inyectaron células madre de rata en los embriones de ratón y se implantaron en un sustituto. Debido a que las células de rata todavía contenían los genes para la formación de órganos, en las quimeras resultantes crecieron órganos compuestos en gran parte de células de rata.
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Y vuelve el debate ético
¿Rozan estas investigaciones la cuestión ética? Porque solo es el principio. Con el aumento de estos experimentos científicos para el cruce entre las especies, se puede también cruzar el umbral de la moralidad. Y se pueden encontrar muchos argumentos a favor y en contra del uso de biogenética en los laboratorio. Algunos expertos, tal y como refleja Jonathan Baron en su libro Against Bioethics, señalan que estas experiencias van contra la integridad de las especies, principio moral biológico que nunca debería ser alterado, y que son contrarias a las leyes de la misma naturaleza, el fundamento mismo de la biodiversidad animal, pero otros, según explican Betty Wolder Levin y Alan R. Fleischman en su estudio Public Health and Bioethics: The Benefits of Collaboration, buscan un camino intermedio, con medidas y regulaciones legales que limiten y restrinjan su uso y se lleven a cabo de manera humana (o compasiva).
Por eso, antes de hacer nada, la primera pregunta que habría que cuestionarse es dónde está este límite para la ciencia y dónde poner el punto y aparte entre la utilidad y la ética.
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