¿Sobrevivieron los humanos a la erupción de Toba hace 74.000 años?

Un conjunto de herramientas de piedra sugiere que la población resistió a la mayor erupción que ha tenido lugar en dos millones de años, pero esto no convence a algunos investigadores.

Por Lorraine Boissoneault
Publicado 26 feb 2020, 10:59 CET
Herramientas de piedra
Los investigadores documentan un gran conjunto de objetos de piedra procedentes de excavaciones arqueológicas en Dhaba, en el valle medio del río Son, India. Descubrieron que las herramientas de piedra de unos 80 000 años de antigüedad persistieron en el registro arqueológico, lo que sugiere que las poblaciones locales consiguieron sobrevivir a la erupción del supervolcán Toba hace unos 74 000 años.
Fotografía de Chris Clarkson

Hace unos 74 000 años, un supervolcán de la isla indonesia de Sumatra cobró vida. El fenómeno, denominado erupción del Toba, fue el mayor fenómeno volcánico de los dos últimos millones de años, dispersó cenizas a lo largo de miles de kilómetros y dejó un cráter de 96 kilómetros de ancho que hoy en día está lleno de agua.

Algunos científicos han argumentado que la gran erupción causó una ola de frío global, oscureció el cielo con la ceniza y el hollín y dio lugar a un periodo prolongado de deforestación en Asia meridional. Con todo, de ser cierto, un equipo de científicos informa de que la erupción y sus consecuencias no impidieron que los humanos de entonces sobrevivieran en la región central de India.

En la excavación de Dhaba, en el estado de Madhya Pradesh, las herramientas antiguas aparecen en capas de sedimento que datan de hace entre 80 000 y 65 000 años. Según un nuevo estudio publicado en Nature Communications, siguió usándose el mismo tipo de herramientas antes y después de la erupción, por lo que los autores sostienen que una población continua debió sobrevivir al desastre del Toba.

«La gran teoría es que la supererupción del Toba creó un invierno volcánico, que llevó a la glaciación, cambió los ecosistemas [y] repercutió muchísimo en la atmósfera y los paisajes», afirma Michael Petraglia, antropólogo del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana. Sin embargo, su grupo no ha hallado pruebas de dichas repercusiones en el paisaje en el sitio arqueológico de Dhaba.

«Es mucho más sutil de lo que la gente se imaginaba. No quiere decir que no hubiera cambios ecológicos, sino que estos cazadores-recolectores habrían sido capaces de adaptarse a los cambios», afirma Petraglia.

Dhaba, Madhya Pradesh
Las excavaciones del sitio de Dhaba en Madhya Pradesh, India central.
Fotografía de Christina Nuedorf

Los autores del estudio creen que los artefactos de India coinciden con herramientas similares halladas anteriormente en yacimientos de África, Australia y la península arábiga que datan de la Edad de Piedra intermedia africana, hace entre 285 000 y 50 000 años. Debido a las similitudes entre las tecnologías de las herramientas, el equipo sugiere que el yacimiento aporta más pruebas de que los Homo sapiens salieron de África antes de lo pensado.

Pistas de migraciones primitivas

La evidencia genética sugiere que los humanos modernos son los descendientes de una ola de Homo sapiens que abandonó África hace entre 80 000 y 50 000 años, aunque otras poblaciones permanecieron en África. Pero los fósiles hallados en el actual Israel que aprecen pertenecer a humanos modernos datan de hace más de 120 000 años. Dichos hallazgos han llevado a los investigadores a buscar más pistas de cuándo podrían haber salido de África grupos humanos más pequeños.

Cuando Petraglia viajó a India hace casi 15 años para buscar evidencias de las migraciones humanas, pensó que encontraría objetos del Paleolítico superior: herramientas de piedra similares a las usadas por los Homo sapiens de Europa hace unos 45 000 años. En cambio, su equipo descubrió herramientas de piedra mucho más antiguas en Dhaba, lo que apunta a que estos humanos recorrieron miles de kilómetros de África a India antes de lo pensado.

Según Jayne Wilkins, antropóloga y miembro del consejo ejecutivo del Instituto de Investigación de la Evolución Humana de Ciudad del Carbo (Sudáfrica) que no participó en el estudio, el nuevo trabajo aporta más pruebas que contradicen la creencia popular de que la erupción de Toba diezmó las poblaciones humanas e interrumpió las migraciones en todo el mundo. Un estudio de 2018 demostró el uso de herramientas continuo en Sudáfrica en torno a la época en que tuvo lugar la erupción del Toba. Este sitio arqueológico indio se encuentra unos 4800 kilómetros más cerca al volcán que Sudáfrica, por lo que las condiciones para la supervivencia podrian haber sido mucho más difíciles.

«Los datos de nuevos sitios arqueológicos como Dhaba nos demuestran que hace 74 000 años los primeros cazadores-recolectores fueron resilientes, con la ayuda de tecnologías complejas, redes sociales y otras adaptaciones culturales sofisticadas. Podría debatirse si esta es exactamente la misma población o no, pero basándome en la información disponible, es una sugerencia razonable», escribe Wilkins por email.

Las discrepancias

Sin embargo, otros expertos se muestran más críticos ante las conclusiones del estudio.

«Este trabajo no me entusiasma», afirma Stanley Ambrose, antropólogo de la Universidad de Illinois que ha estudiado las tecnologías de herramientas, la geología y la evolución humana desde los 80. Ambrose colaboró con Petraglia en un estudio de 2010 sobre las herramientas excavadas en el sur de India, que también apuntaban que la habitación continuó tras la erupción. También es el autor de un trabajo de 1998 que sugiere que Toba podría haber afectado a la evolución del Homo sapiens.

«Tengo ceniza de Toba en mi laboratorio, en los pliegues de las botas, en mi mente. Estoy bastante familiarizado con el lugar», cuenta Ambrose.

Indica que los autores solo hallaron seis trocitos de vidrio que coinciden con la firma química de la erupción de Toba, mientras que había muchos más fragmentos volcánicos hallados a 8000 kilómetros, en Sudáfrica. Alega que los fragmentos de Dhaba (o incluso las herramientas) podrían haber sido transportados hasta el lugar por el río Son u otros procesos ecológicos.

«No puedes llamarlo sitio arqueológico. Puedes llamarlo sitio geológico que alberga artefactos arqueológicos», afirma Ambrose. Tampoco le convence que las herramientas halladas en Dhaba fueran fabricadas por los humanos modernos, sobre todo porque nadie ha hallado fósiles humanos del mismo periodo cerca de las herramientas.

«Hacen falta tedio y un escrutinio forense minucioso y detenido para demostrar que esto es lo que demuestran las pruebas», sostiene.

Petraglia argumenta que los fragmentos de cenizas respaldan las dataciones calculadas de las capas de sedimentos y aportan pruebas adicionales de que las herramientas de piedra se superponen con el evento de Toba, pero su equipo sí reconoce que los fragmentos de vidrio podrían haber sido transportados desde otros lugares cercanos. Añade que la población de India no habría aportado genes necesariamente a las poblaciones humanos modernos; quizá desapareciera o fuera remplazada por migraciones posteriores.

«No discutimos el hecho de que los humanos modernos aumentaron hace 60 000 años», afirma Petraglia. «Lo que argumentamos es que la idea de que los humanos modernos solo se extendieron fuera de África una vez es errónea».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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