Por qué el jabón es preferible a la lejía para combatir el coronavirus

Utilizar lejía «es como usar una porra para matar a una mosca», afirma una experta.

Por Sarah Gibbens
Publicado 19 mar 2020, 11:41 CET
Bratislava, Eslovaquia
Un trabajador con ropa de protección desinfecta el interior de un autobús público en una estación de lavado de autobuses en la Compañía de Transporte de Bratislava como medida preventiva contra la propagación del nuevo coronavirus en Bratislava, Eslovaquia, el 11 de marzo de 2020.
Fotografía de Vladimir Simicek, AFP via Getty Images

Durante casi 5000 años, los humanos han inventado productos de limpieza, pero la sencilla combinación de agua y jabón sigue siendo una de las armas más potentes para combatir enfermedades infecciosas como el nuevo coronavirus. Con todo, cuando se producen brotes como el del COVID-19 y cunde el pánico, la gente se apresura a comprar todo tipo de productos químicos de limpieza, muchos de los cuales son innecesarios o ineficaces contra los virus.

Los desinfectantes de manos están desapareciendo de los estantes de los supermercados pese a que muchos carecen de la cantidad necesaria de alcohol (al menos un 60 por ciento en volumen) para matar virus. En los países más afectados por el nuevo coronavirus, hay fotografías que muestran a gente con trajes protectores rociando aceras públicas o en edificios de oficinas con soluciones de lejía. Sin embargo, los expertos dudan si esto es necesario para neutralizar la propagación del coronavirus.

Usar lejía «es como usar una porra para matar a una mosca», afirma Jane Greatorex, viróloga de la Universidad de Cambridge. También puede corroer el metal y provocar otros problemas respiratorios si se inhala demasiado con el paso del tiempo.

«Con la lejía, si la aplicas en una superficie con mucho polvo, este [polvo] se come la lejía», afirma Lisa Casanova, científica de salud ambiental de la Universidad del Estado de Georgia, Estados Unidos. Casanova y otros expertos recomiendan usar jabones más suaves, como el líquido lavavajillas, para desinfectar fácilmente una superficie de interior o de exterior.

Para entender por qué las autoridades sanitarias están recurriendo al jabón, ayuda saber cómo existe el coronavirus fuera del cuerpo y cuánto tiempo permanece el virus en superficies comunes según estudios preliminares.

Las superficie sólidas

La principal vía de infección del coronavirus es la transmisión entre personas. Este contacto en forma de un abrazo, un apretón de manos o encontrarse en un espacio público hacinado permite que los individuos infectados contagien fácilmente sus gotitas respiratorias, que suelen toserse o estornudarse.

Con todo, como las gotitas respiratorias son pesadas, suelen caer al suelo. Según dónde aterricen, pueden persistir en una superficie antes de que las toque una mano que transporta el virus a la nariz o a la boca, provocando la infección.

“En superficies, se ha descubierto que el SARS-CoV-2 duraba 24 horas sobre el cartón, dos días sobre el acero inoxidable y tres días sobre el polipropileno, un tipo de plástico duro.”

Todos los virus son fragmentos de código genético agrupados en el interior de un conjunto de lípidos y proteínas, que pueden incluir una membrana lipídica llamada envoltura vírica. Destruir un virus con envoltura cuesta menos que destruir los virus sin envoltura, como el norovirus de la gastroenteritis, que puede durar meses en una superficie. Normalmente, los virus con envoltura sobreviven fuera de un cuerpo solo durante unos días y se consideran unos de los más fáciles de matar, ya que empiezan a degradarse una vez se rompe su frágil cubierta.

Con todo, cada virus con envoltura es distinto y hay científicos en todo el mundo investigando activamente el SARS-CoV-2 (el nombre oficial del nuevo coronavirus) para entenderlo. Un estudio publicado el martes en el New England Journal of Medicine analizó el tiempo durante el que puede detectarse en diversos materiales. Dylan Morris, biólogo evolutivo de la Universidad de Princeton y coautor del estudio, afirma que su misión consistía en investigar qué superficies presentes en entornos médicos podrían servir como posible pozo negro e infectar a los pacientes.

En superficies, se ha descubierto que el SARS-CoV-2 duraba 24 horas sobre el cartón, dos días sobre el acero inoxidable y tres días sobre el polipropileno, un tipo de plástico duro. El virus solo se detectó durante cuatro horas sobre el cobre, un material que elimina bacterias y virus de forma natural. El estudio también reveló que el nuevo coronavirus y su pariente, el SARS, que provocó un brote grave en 2002 y 2003, duran tiempos similares sobre superficies.

Es posible que las personas que hacen pedidos por Internet para evitar las aglomeraciones en las tiendas puedan entrar en contacto con cartón contaminado, aunque los CDC estadounidenses insisten en que no consideran que las superficies sean la vía de transmisión primaria de este virus.

Morris no quiere especular demasiado sobre superficies cotidianas, pero en general aconseja lavar los artículos comprados y lavarse las manos minuciosamente.

Con todo, su estudio presenta limitaciones. El equipo examinó el virus en un entorno de laboratorio muy controlado. Los espacios que suelen tocarse, como las barandillas de las escaleras o los asideros de los autobuses, contendrían el virus en mayores cantidades y presentarían un mayor riesgo de contagio. Las condiciones ambientales también pueden influir en la duración del virus. Por ejemplo, se cree que la humedad dificulta que las gotitas respiratorias circulen por el aire y se sabe que la luz ultravioleta degrada los virus.

El estudio también determinó que el nuevo coronavirus podía persistir como aerosol (partículas diminutas que viajan por el aire) durante un máximo de tres horas, aunque Morris indica que las gotas respiratorias más grandes tienen más probabilidades de ser infecciosas. Principalmente, los aerosoles virales preocupan en entornos clínicos donde determinados tratamientos como la ventilación pueden producir estas partículas. Es improbable que los aerosoles del coronavirus intervengan en entornos al aire libre o en espacios públicos como los supermercados.

La madera y la comida

El estudio de Morris no incluyó objetos que se suelen tocar como la ropa o los productos alimenticios, pero según la FDA estadounidense no hay evidencias de que el nuevo coronavirus pueda transmitirse a través de la comida.

En estudios de virus de la gripe, los artículos porosos como la ropa y la madera no contenían el virus durante más de dos horas. Esto se debe a que estos artículos separan la humedad del virus y hacen que se degrade.

Independientemente de lo que toques, el agua y el jabón son las mejores herramientas para lavarte las manos de cualquier virus potencial antes de que provoque una infección. Greatorex explica que el coronavirus no penetra la piel porque la capa externa es ligeramente ácida, lo que impide que la mayoría de los patógenos entren en el cuerpo humano.

El jabón es muy eficaz porque su composición química abre la envoltura externa del coronavirus y hace que se degrade. A continuación, estas moléculas de jabón atrapan fragmentos diminutos del virus y el agua se los lleva por delante. Los desinfectantes de manos funcionan de forma similar, destrozando las proteínas contenidas en un virus.

Los expertos afirman que el agua del grifo tampoco es motivo de preocupación, ya que cualquier contaminación tendría que llegar a través de aguas residuales. Según los CDC, aunque se ha detectado coronavirus en heces, aún no se ha encontrado en aguas residuales. Aunque se detectara, en Estados Unidos el filtrado del agua es lo bastante fuerte para matar coronavirus, según Kyle Bibby, ingeniero ambiental de la Universidad de Notre Dame.

«¿Es técnicamente posible estar expuesto al virus por vía acuática? Sí. ¿Es realista que un miembro del público se preocupe? No. Lo último que necesitamos ahora mismo es que la gente tenga miedo a beber agua del grifo o lavarse las manos», indica Bibby.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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