La importancia de los invertebrados acuáticos para la ciencia española
La investigación de Altonio Gómez Valdecasas, uno de los mayores expertos españoles en el estudio de la biodiversidad de invertebrados de agua dulce, mira con incertidumbre el futuro de esta importante rama científica en España.
Los efemerópteros, conocidos comúnmente como efímeras, son un orden de insectos acuáticos que habitan las charcas de nuestra geografía. Son insectos relativamente primitivos, probablemente presentes entre los primeros insectos voladores, y forman parte de los paleópteros, antiguo grupo de insectos que también incluye a las libélulas. En total, existen unas tres mil especies agrupadas en cuatrocientos géneros.
Tan solo una gota de agua puede albergar miles de microorganismos que pueden pertenecer a varios centenares de especies diferentes. Además de los insectos acuáticos, los anfibios y otros muchos grupos de seres vivos, entre estos organismos se encuentran los ácaros acuáticos, uno de los mayores grupos de artrópodos en cuanto a diversidad. El estudio de estos diminutos animales quelicerados tiene una enorme importancia médica, económica y ecológica.
El pasado mes de mayo, la localidad madrileña de Alpedrete fue el escenario del descubrimiento de una nueva especie de ácaro acuático. Con el objetivo de visibilizar la necesidad de proteger este tipo de zonas, el equipo de investigación, en el que participa el Museo de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), le dio el nombre de Piona alpedretinea. Formadas en antiguas canteras abandonadas que se rellenan del agua de la lluvia, estas charcas se han convertido en pequeños humedales que son el hábitat ideal para insectos, ácaros y anfibios.
La relevancia del estudio de las aguas continentales
“Decidimos nombrar a la nueva especie por la localidad donde la descubrimos para que sirva como recordatorio de la relevancia que tienen las pequeñas charcas como reservorios de la biodiversidad y así promover las políticas de protección ambiental necesarias para estos entornos”, explica el investigador del CSIC Antonio García Valdecasas, experto en biodiversidad de invertebrados de agua dulce. “Los ácaros son el tercer grupo en número de especies en las aguas continentales, después de los escarabajos (coleópteros) y las moscas (dípteros)”.
“Dentro de Europa, la península ibérica es la región que todavía alberga especies nuevas para la ciencia”
Este investigador ha dedicado media vida al estudio de los ácaros acuáticos, un campo de la ciencia especialmente importante por los grandes hallazgos que pueden derivarse de su estudio, pero poco visibilizado. “Cuando empecé a estudiar la biología de las aguas dulces había pocos científicos dedicados a su estudio en este país”, afirma García Valdecasas.
“Es necesario que la gente tenga interés sobre este tema porque cuando Antonio lo deje, no hay nadie detrás para seguir su labor”, cuenta el biólogo y fotógrafo Javier Lobón Rovira, que también formó parte de la investigación que halló la nueva especie. “Conocí a Antonio hace años en Costa Rica, allí le ayude a buscar ácaros acuáticos y comenzamos a escribir juntos”, explica Lobón. “Este es un tema al que hay que dar voz debido a la gran importancia que tiene su trabajo, así como las aguas continentales en cualquier ecosistema”.
Especies por descubrir en la península ibérica
“El descubrimiento de esta especie pone de manifiesto el papel destacado de las charcas como reservorios de biodiversidad”, afirma García Valdecasas. “Son predadores de mosquitos y otros invertebrados acuáticos, por lo que cualquier estudio sobre cadenas tróficas debe tenerlos en cuenta y, dado que en su fase de larva son parásitas externas de diferentes insectos acuáticos y eso les permite dispersarse a diferentes medios, su potencial influencia nunca es local”.
Las fosas temporales de agua que se forman en época de lluvia podrían haber sido un punto clave en la adaptación de los ácaros a la vida acuática por sus grandes concentraciones de invertebrados acuáticos. Los ácaros que acudían al agua en busca de alimento, con el tiempo podrían haberse acostumbrado a este nuevo entorno y haber evolucionado para habitarlo. Acompañando a estos diminutos ácaros acuáticos, en estas charcas podemos encontrar una enorme diversidad de seres vivos como insectos acuáticos o larvas de anfibios en sus diferentes etapas de crecimiento.
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“En este momento hay un resurgir del estudio de los ácaros acuáticos en Sudamérica y en países como Australia e Indonesia. Dentro de Europa, la península ibérica es la región que todavía alberga especies nuevas para la ciencia pendientes de descubrir. En España la variedad de biotopos es muy grande”, explica el experto. “Algunas en aguas estancadas, temporales o permanentes, son muy interesantes para el estudio de la especiación. Otras, en el medio freático superficial, son adecuadas para el estudio de la adaptación al medio subterráneo”.
La ciencia en acción
Con un tamaño de menos de un milímetro, el trabajo de campo para lograr investigar a los invertebrados acuáticos es muy laborioso y lleva mucho tiempo. Los organismos “se recogen en redes con fina luz de malla. En los ríos hay que separarlos del sedimento de arenisca y otros restos y para su identificación hay que diseccionar y orientar sus partes bucales (palpos)”, explica el investigador.
Del estudio de estos animales se derivan grandes líneas de investigación. “La biodiversidad está presente en todas partes y no solo hay que proteger entornos lejanos con bosques vírgenes, sino que también debemos conservar y potenciar el desarrollo natural de lo que tenemos más cerca”, afirma Valdecasas.
El año pasado, el Ministerio de Transición Ecológica inició un trabajo en colaboración con Ecologistas en Acción para lograr la delimitación de las Reservas Naturales Fluviales. “El objetivo es preservar aquellos cauces o tramos de ríos representativos y con poca o nula intervención humana y que presentan, por tanto, una alta naturalidad y un buen estado ecológico”, explica en un comunicado Ecologistas en Acción. “Las primeras Reservas Naturales Fluviales se declararon en el año 2015, pero siguen siendo desconocidas incluso por los vecinos de los municipios donde se encuentran”.
Por lo que significa para el estudio de esta rama científica, García Valdecasas alaba el trabajo realizado: “Son unos biotopos de primera para el estudio de estos organismos. Sólo puedo decir ‘Chapeau!’ sobre esta colaboración”.
Del estudio de estos animales se derivan grandes líneas de investigación. Gómez Valdecasas asume que siempre habrá personas que continuarán el estudio de este grupo, aunque sea dentro de la perspectiva de algún problema ecológico o evolutivo. “Sería bueno que subiera la asignación del presupuesto a ciencia básica. Eso haría que investigaciones minoritarias como esta, pudiera ‘rascar’ un mínimo de financiación para asegurar cierta continuidad”, afirma el investigador.
El hecho de que todavía encontremos especies desconocidas en entornos muy estudiados “debería ayudarnos a darnos cuenta de que la biodiversidad está presente en todas partes y no solo hay que proteger entornos lejanos con bosques vírgenes, sino que también debemos conservar y potenciar el desarrollo natural de lo que tenemos más cerca”, concluye García Valdecasas.