El futuro de la detección del cáncer pasa por las biopsias líquidas
Estas pruebas detectan rastros de la enfermedad en la sangre del paciente. A continuación te explicamos cómo se utilizan y por qué los científicos esperan que sean el futuro del cribado del cáncer.
Una biopsia de tejido tradicional conlleva riesgos y dificultades: la zona objetivo puede ser difícil de alcanzar y el sangrado y el dolor pueden durar hasta un mes. No son precisamente baratas de realizar, y los pacientes pueden esperar hasta cuatro semanas de espera para obtener los resultados, lo que sin duda conlleva un problema mayúsculo en caso de tratarse de un cáncer agresivo.
En las dos últimas décadas, la comunidad científica ha desarrollado una alternativa: las biopsias líquidas, en las que se utilizan fluidos corporales (normalmente sangre) para detectar el cáncer. La ventaja de la sangre frente a las muestras de tejido es que puede extraerse fácilmente y en repetidas ocasiones. Una muestra estándar de 7,5-10 mililitros de "sangre periférica", a menudo extraída del brazo, puede obtenerse de un paciente con cáncer y tener los resultados de las pruebas listos en aproximadamente una semana, lo que podría adelantar el calendario del tratamiento, afirma Jeffrey Campbell Thompson, profesor adjunto de medicina de la Facultad de Medicina Perelman (Estados Unidos).
Por el momento, las biopsias líquidas no son lo bastante fiables para detectar nuevos cánceres, pero pueden ser útiles para supervisar los tratamientos en curso en pacientes diagnosticados, afirma Amir Goldkorn, profesor de la Facultad de Medicina Keck de la USC y fundador del Núcleo de Biopsias Líquidas del Centro Oncológico Integral Norris de la USC.
No obstante, los expertos afirman que la investigación para desarrollar mejores biopsias líquidas está avanzando con rapidez, y confían en que esta herramienta pronto sea capaz de identificar el cáncer en todas sus fases.
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Un universo en un frasco de sangre
Para entender cómo funcionan las biopsias líquidas, es importante saber qué buscan los médicos en una muestra de sangre y qué pueden hacer con esa información. Cuando la sangre se centrifuga, se separa en dos partes principales: un plasma más ligero y transparente, formado principalmente por agua, y una porción roja más densa que contiene diversas células.
En un paciente con cáncer, esta porción más densa de la sangre también puede contener células cancerosas vivas y sueltas (denominadas células tumorales circulantes o CTC) procedentes de un tumor. Esto ocurre cuando un tumor crece lo suficiente como para que algunas células sean expulsadas y pasen al torrente sanguíneo, explica Erica Carpenter, profesora adjunta de Medicina y directora del Laboratorio de Biopsia Líquida de la Universidad de Pensilvania.
Aunque la mayoría de las células cancerosas mueren en el torrente sanguíneo, algunas pueden sembrar un nuevo tumor en otro lugar, un proceso denominado metástasis. Las CTC se identifican extrayendo y analizando su ADN, o encontrando determinadas proteínas en la superficie externa de la célula, explica Goldkorn. Estos marcadores pueden proporcionar pistas sobre la procedencia de la célula. Los niveles elevados de la proteína THBS2, por ejemplo, pueden indicar cáncer de páncreas. Los niveles elevados de THBS2 se asocian a una menor probabilidad de supervivencia.
El ADN tumoral circulante (ADNtc) procedente de células cancerosas puede encontrarse en la porción plasmática de una muestra de sangre. El ADNtc constituye sólo un pequeño porcentaje del ADN total de una muestra. Pero al secuenciar el ADNtc y compararlo con el ADN de células sanas, los investigadores pueden identificar mutaciones que ayudan a señalar un determinado cáncer.
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Cómo se utilizan las biopsias líquidas en la actualidad
En la actualidad, las biopsias líquidas se utilizan mayoritariamente para ayudar a determinar el tratamiento de pacientes con cáncer ya diagnosticado. Según Thompson, en su hospital los pacientes reciben una biopsia líquida en su primera consulta oncológica. Esa prueba puede proporcionar información crucial en el plazo de una semana, pero no garantiza resultados con información procesable sobre el cáncer.
Las biopsias líquidas han demostrado su eficacia en cánceres de pulmón (el tipo de cáncer en el que más se utilizan estas pruebas, según Carpenter), páncreas, próstata, aparato digestivo, riñón, piel y mama. Dado que las biopsias líquidas son fáciles de realizar, los pacientes con cáncer también pueden ser objeto de un estrecho seguimiento a lo largo de todo el tratamiento para determinar si está surtiendo efecto.
Aun así, encontrar rastros de cáncer en la sangre es como encontrar una aguja en un pajar, dicen los expertos. Las células tumorales circulantes son extremadamente raras en comparación con el resto de células presentes en la sangre. "Una muestra estándar de 7,5 mililitros de sangre puede contener unos 40 000 millones de glóbulos rojos. El número medio de CTC que se pueden encontrar es de unos cinco", explica Goldkorn. Por lo general, cuantos más CTC se encuentran en la sangre, menor es la probabilidad de supervivencia.
Dado que las CTC son células intactas, en su superficie externa pueden encontrarse biomarcadores como receptores hormonales. Por ejemplo, si en los CTC de una paciente con cáncer de mama aparecen receptores de estrógenos pero no receptores de progesterona, esto puede indicar que el cáncer está utilizando estrógenos para crecer, por lo que el médico puede recetar un medicamento que reduzca los niveles de estrógenos o impida que éstos actúen sobre las células cancerosas.
El ADNtc también puede ayudar a los médicos a decidir entre la inmunoterapia (activar el sistema inmunitario para combatir el cáncer) y una medicación específica que limite el daño a las células normales, explica Carpenter.
Si en el ADNtc se detecta una mutación en el gen del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR), los médicos sabrán que es poco probable que el paciente responda a la inmunoterapia, pero puede ser candidato a una medicación dirigida como el erlotinib, que inhibe la actividad de la proteína EGFR, ralentizando o deteniendo el crecimiento del cáncer, dice Carpenter.
La secuenciación oportuna del ADN es especialmente importante porque, según Thompson, empezar a administrar inmunoterapia a un paciente tras el diagnóstico, y cambiar posteriormente a una terapia dirigida si se detecta una mutación específica puede resultar tóxico y dañar partes sanas del organismo.
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Cómo se utilizarán las biopsias líquidas en el futuro
La mayor limitación de las biopsias líquidas en la actualidad es su baja sensibilidad para la detección del cáncer. Si la cronología de la enfermedad del cáncer se divide en tres partes: diagnóstico, tratamiento y postratamiento, las biopsias líquidas son actualmente más útiles en la fase intermedia, en la que los rastros de cáncer son más frecuentes, explica Goldkorn.
Los científicos se esfuerzan por aumentar la sensibilidad. En el futuro, las biopsias líquidas podrían permitirnos detectar el cáncer en análisis de sangre rutinarios, antes de que el paciente enferme. También podrían ayudar a los médicos a vigilar al paciente para detectar restos de cáncer.
Carpenter también confía en que se desarrollen biopsias líquidas que ayuden a detectar cánceres cerebrales, ya que éstos parecen eludir la detección tradicional mediante biopsia líquida en sangre periférica.
Hace menos de una década, los investigadores se encontraban en una situación similar con el uso de biopsias líquidas en cáncer de pulmón. Ahora hay varias instituciones que las utilizan de forma rutinaria para el tratamiento avanzado del cáncer de pulmón, afirma Carpenter, que confía en que los trabajos para aumentar la sensibilidad de la biopsia líquida permitan que el diagnóstico se utilice en todas partes en el futuro.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.