Bótox para las arrugas del alma: ¿sirve de algo pincharse para curar la depresión?

Se supone que "someterse a procedimientos estéticos mejora el aspecto, lo que puede hacer que uno se sienta mejor", dice un experto. "Pero hay algo más".

Por Stacey Colino
Publicado 24 jul 2023, 12:54 CEST
Las inyecciones de toxina botulínica también se utilizan para tratar afecciones no estéticas

Las inyecciones de toxina botulínica también se utilizan para tratar afecciones no estéticas como migrañas crónicas, sudoración excesiva, contracciones involuntarias dolorosas de los músculos del cuello y vejiga hiperactiva, entre otras.

Fotografía de Roman Fenton, Shutterstock

Cuando las personas deciden someterse a inyecciones de toxina botulínica para suavizar las líneas finas y las arrugas de la cara, pueden esperar tener un aspecto más descansado, más relajado e incluso un poco más juvenil. Quizá se sorprendan al descubrir que también acaban sintiéndose más tranquilos, y no sólo por los cambios que ven en el espejo. Las investigaciones han examinado los efectos de las inyecciones de toxina botulínica A sobre el estado de ánimo depresivo y la ansiedad y han descubierto que pueden producir mejoras sustanciales de estos síntomas.

La toxina botulínica es una sustancia biológica venenosa producida por la bacteria Clostridium botulinum que se encuentra de forma natural en las plantas y en el suelo y el agua. Cuando se utiliza como neurotoxina inyectable terapéutica, paraliza temporalmente los músculos, reduciendo o eliminando así las arrugas o líneas de expresión no deseadas. Entre las marcas más comunes se encuentran Botox, Dysport, Xeomin y Jeuveau. Pero mucha gente no sabe que las inyecciones de toxina botulínica también se utilizan para tratar afecciones no cosméticas como las migrañas crónicas, la hiperhidrosis (sudoración excesiva), la distonía cervical (afección dolorosa que implica contracciones involuntarias de los músculos del cuello) y la vejiga hiperactiva, entre otras.

Ahora, médicos y científicos están estudiando el efecto de la toxina en los trastornos del estado de ánimo. Los expertos afirman que, aunque las inyecciones de toxina botulínica no están aprobadas para el tratamiento de la depresión o la ansiedad, las investigaciones preliminares son prometedoras, aunque es necesario realizar más ensayos clínicos para respaldar su uso en estos trastornos.

"La depresión es una enfermedad importante y un tercio de los pacientes con depresión no responden a los antidepresivos", afirma Michelle Magid, profesora asociada de psiquiatría de la Facultad de Medicina Dell de la Universidad de Texas (Estados Unidos). "Cuando eso ocurre, tenemos que pensar con originalidad. Todos buscamos herramientas adicionales para nuestra caja de herramientas de tratamiento."

En un estudio en la edición de junio de 2023 de la revista Toxins, los investigadores encontraron que el 53 por ciento de los hombres y mujeres que buscaban tratamiento para la depresión que recibieron inyecciones de toxina botulínica A en los músculos del entrecejo (los músculos glabelares) experimentaron una mejora significativa en sus síntomas.

En un estudio anterior publicado en Brain and Behavior se descubrió que las personas con depresión que recibían inyecciones de toxina botulínica A en varios músculos del entrecejo experimentaban una reducción de la depresión comparable a la de las que tomaban sertralina (un antidepresivo inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina) al cabo de 12 semanas; sin embargo, las mejoras del estado de ánimo se producían antes con las inyecciones y había menos efectos secundarios que con el antidepresivo.

Con resultados como éstos, se supone que "someterse a procedimientos estéticos mejora el aspecto, lo que puede hacer que uno se sienta mejor", afirma Magid. "Pero hay algo más".

Expresiones faciales y emociones

En realidad, hay varias teorías sobre lo que ocurre bajo la superficie. Una está relacionada con la llamada "hipótesis de la retroalimentación facial": la idea "de que la relación entre los estados emocionales internos y las expresiones faciales es bidireccional", explica Norman Rosenthal, profesor clínico de psiquiatría de la Universidad de Georgetown (Estados Unidos) que ha investigado los efectos de las inyecciones de toxina botulínica en la depresión y la ansiedad social. "Si estás triste se reflejará en tu cara. Pero si tu cara adopta una expresión triste o angustiada, se reflejará en tu cerebro y desencadenará el sentimiento real."

Por lo tanto, si los músculos implicados en la expresión de la ira o la tristeza están inhibidos para fruncir el ceño o crear una expresión facial de descontento, tu cerebro no recibirá la señal de que te sientes así. En otras palabras, tanto la memoria muscular como la cognitiva intervienen en las experiencias emocionales: los músculos faciales recuerdan un determinado estado de ánimo y la mente se basa en los músculos para ayudar a desencadenar sentimientos.

Cuando las inyecciones de toxina botulínica "rompen la conexión entre tu memoria muscular y tu estado psicológico, puedes conseguir un efecto terapéutico" si eres propenso a la depresión o la ansiedad, afirma Ruben Abagyan, químico físico y computacional y profesor de la Facultad de Farmacia y Ciencias Farmacéuticas Skaggs de la Universidad de California (Estados Unidos).

En una revisión de tres ensayos controlados aleatorizados, en los que participaron un total de 134 personas, Magid y sus colegas descubrieron que un único tratamiento con toxina botulínica A en la región glabelar de la frente reducía los síntomas del trastorno depresivo mayor. Esto se tradujo en una mejora del estado de ánimo, mejor sueño y más energía y esperanza en el 54% de los sujetos, incluida la remisión de la depresión en el 31% de los participantes.

Otras pruebas de los efectos en el cerebro proceden de un estudio de Scientific Reports en el que los investigadores utilizaron inyecciones de toxina botulínica para inducir una parálisis temporal de los músculos del entrecejo y emplearon imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf) para medir la actividad cerebral de los participantes mientras veían imágenes de caras felices y enfadadas. Los investigadores descubrieron que, al inhibir la contracción de los músculos glabelares y evitar así que fruncieran el ceño, las inyecciones alteraban la respuesta de la amígdala de los participantes ante los rostros emocionales.

Un estudio publicado en 2022 en la revista Acta Neurologica Belgica examinó los efectos de las inyecciones de toxina botulínica en personas con espasmo hemifacial, un trastorno neuromuscular que consiste en espasmos frecuentes de los músculos de un lado de la cara y suele ir acompañado de angustia psicológica. Los investigadores descubrieron que las inyecciones mejoraban drásticamente el estado emocional de los participantes, en particular su depresión, ansiedad y capacidad para percibir y responder con precisión a otras personas.

Incluso existen pruebas científicas en resonancias magnéticas de que la inyección de toxina botulínica en la frente disminuye la actividad de la amígdala, que se activa durante las experiencias de miedo, depresión, ira y otras emociones negativas. Ésta puede ser una de las razones por las que las personas con depresión agitada (una forma de depresión en "estado mixto" que se caracteriza por irritabilidad, ansiedad e inquietud, además de tristeza o bajo estado de ánimo) "responden mejor al Botox que a los medicamentos", afirma Magid. "Cuando la gente tiene agitación con depresión, es una depresión muy difícil de tratar".

Los cambios de humor asociados a las inyecciones de toxina botulínica no sólo se producen cuando las inyecciones se administran en la frente y la cara. Cuando Abagyan y sus colegas examinaron los datos de vigilancia de la seguridad postcomercialización de las inyecciones de toxina botulínica para diversas indicaciones (usos cosméticos, migraña, espasticidad muscular, dolor de cuello, sudoración excesiva y otras), descubrieron una menor incidencia de ansiedad y depresión entre los que recibieron las inyecciones que entre los de los grupos de control. "No importa dónde se inyecte el Botox: los efectos son los mismos", afirma Abagyan. "Esto fue inesperado".

Posibles ventajas y desventajas

Otro resultado inesperado es que las inyecciones de toxina botulínica pueden tener un efecto dominó positivo en otras personas. La investigación descrita en la revista Journal of Cosmetic Dermatology sugiere que cuando las inyecciones de toxina botulínica suavizan las arrugas del entrecejo o los "11" del entrecejo de una persona, pueden alterar la forma en que otras personas responden a ella, es decir, reduciendo sus emociones negativas.

"Tus expresiones y estados de ánimo repercuten en quienes te rodean", explica el autor principal del estudio, Mark Nestor, dermatólogo y director del Centro de Investigación Clínica Cosmética de Aventura (Florida). Este efecto está relacionado con "la teoría de las emociones incorporadas: la idea de que las interacciones sociales están relacionadas con el contagio emocional", explica. "Cuando estás con gente que frunce el ceño, acabas sintiéndote mal". En cambio, cuando estás con gente que parece relajada y contenta, puede que tú también te sientas así.

Naturalmente, algunos psicólogos se muestran escépticos sobre la eficacia de las inyecciones de toxina botulínica para los trastornos del estado de ánimo. Nicholas Coles, psicólogo social e investigador científico de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) que ha analizado parte de la bibliografía publicada sobre este tema, afirma que "las pruebas parecen demasiado buenas para ser ciertas". Por un lado, señala que en estos estudios no se controlan los efectos placebo, porque las inyecciones salinas no tienen un efecto perceptible en el aspecto de los pacientes ni en su capacidad para contraer los músculos faciales.

Además, "hay que tener en cuenta que la tristeza y otros sentimientos negativos son más un síntoma de la depresión que una de sus causas fundamentales", añade Jeff Larsen, profesor de psicología de la Universidad de Tennessee (Estados Unidos) que ha colaborado con Coles en esta investigación. "Incluso si las inyecciones de Botox pueden ayudar a reducir los sentimientos de tristeza a corto plazo, no está nada claro cómo podrían dirigirse a las distorsiones cognitivas (catastrofismo, pensamiento de todo o nada y similares) que producen esos sentimientos en primer lugar". Como resultado, añade, "podemos esperar que cualquier efecto de las inyecciones de Botox sobre los sentimientos negativos sea de corta duración."

Aun así, las inyecciones ya han demostrado algunas ventajas sobre otros tratamientos para los trastornos del estado de ánimo, según los defensores de este enfoque. Según los expertos, las inyecciones tienen menos efectos secundarios que los antidepresivos (el principal es la irritación temporal en el lugar de la inyección). Además, no interactúan con otros medicamentos, como los antidepresivos o los ansiolíticos. 

Por desgracia, los efectos de las inyecciones de toxina botulínica para mejorar el estado de ánimo no son permanentes, del mismo modo que tampoco lo son para los fines estéticos. Suelen durar de tres a cuatro meses, aunque algunas personas pueden necesitar inyecciones con menos frecuencia con el paso del tiempo. Estas inyecciones tampoco son baratas: las inyecciones de 30 unidades de toxina botulínica pueden costar entre 400 y 500 euros, dice Magid. Pero algunas personas creen que los efectos merecen la pena.

Magid recuerda a una paciente que padecía trastorno afectivo estacional y probó antidepresivos para mejorar sus síntomas, pero no le ayudaron. Para su 40 cumpleaños, se puso inyecciones de toxina botulínica en la frente por motivos estéticos y se sorprendió al descubrir que empezaba a sentirse mejor emocionalmente. Desde entonces, la mujer ha seguido poniéndose inyecciones de Botox dos veces al año, dice Magid, y "lleva seis años sin depresión."

También es posible que las inyecciones de toxina botulínica produzcan un estímulo psicológico duradero. Después de todo, "sentirse mejor es un estado que se autoperpetúa", afirma Rosenthal. "Impulsa a las personas a hacer cosas positivas por sí mismas: pueden sentirse motivadas para meditar, hacer ejercicio o ser más sociables, por ejemplo". Los efectos acumulativos de estos cambios pueden conducir a un estado de ánimo más optimista y duradero.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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