¿Qué es la "inmunoamnesia"? Este efecto secundario del sarampión es más importante de lo que se piensa
El sarampión, uno de los virus más contagiosos que existen, puede tener efectos devastadores, incluidas complicaciones mortales que aparecen años después de la infección inicial. Esto es lo que sabemos.
Micrografía electrónica de transmisión coloreada de partículas del virus del sarampión. Cada partícula está rodeada por una envoltura lipoproteica (gris), adquirida de la membrana de la célula huésped cuando el virus brota de la superficie celular. El sarampión es altamente infeccioso y afecta principalmente a los niños, produciendo fiebre y erupción cutánea.
Aunque España, gracias a su escudo vacunal, ha sido capaz de esquivar un brote de sarampión de escala mundial (somos la excepción de Europa), Estados Unidos está registrando un aumento de los casos de sarampión (incluidos 23 casos confirmados entre el 1 de diciembre de 2023 y el 23 de enero de 2024, y siete más en Florida).
El sarampión, conocido por su característica erupción roja, está causado por el virus morbillivirus, y se propaga por el aire. Por cada 10 personas no vacunadas que se exponen al virus, nueve de ellas enfermarán, lo que lo convierte en uno de los virus más contagiosos que existen. Aunque la mayoría de los casos de sarampión son leves, una infección puede causar varias complicaciones potencialmente graves, incluidas afecciones que aparecen meses o años después de la infección inicial.
Antes de la introducción de la vacuna contra el sarampión en 1963, se estimaba que en EE. UU. se producían entre tres y cuatro millones de casos al año, que daban lugar a unas 48 000 hospitalizaciones, 400-500 muertes y 1000 casos de encefalitis. Tras la introducción de la vacuna, estas cifras se redujeron en más de un 99%.
"En cierto sentido, somos víctimas de nuestro propio éxito, porque cuando está fuera de la vista y de la mente, no se considera un problema", afirma Luis Ostrosky, médico especialista en enfermedades infecciosas y epidemiólogo de UTHealth Houston, Estados Unidos.
Uno de los principales problemas es que, dado lo contagioso que es el sarampión, para prevenir brotes es necesario vacunar a un porcentaje muy elevado de personas. Como explica Camille Sabella, médico especialista en enfermedades infecciosas de la Clínica Cleveland (Estados Unidos), a menos que una comunidad tenga una tasa de vacunación muy alta, como es el caso de España, "se van a producir brotes", afirma. "Realmente tiene una forma de encontrar a las personas susceptibles".
Entre las personas susceptibles se encuentran los niños demasiado pequeños para haber recibido la primera dosis de la vacuna, las personas inmunodeprimidas, que no pueden vacunarse, así como los niños que sólo han recibido una dosis (se necesitan dos dosis para lograr la máxima eficacia).
Según Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) "declaró la eliminación del sarampión en España en 2017 y desde entonces cada año OMS ha ratificado la situación de eliminación en el país. El año 2022 se confirmó un solo caso de sarampión en un adulto no vacunado, que regresó de viaje desde la India".
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Los riesgos de contraer sarampión
El sarampión se caracteriza por fiebre, tos, secreción nasal, ojos rojos y llorosos y una erupción de color rojo brillante. Las personas infectadas son contagiosas hasta cuatro días antes de la aparición de la erupción, y durante unos cuatro días después.
Aunque la mayoría de las personas que contraen el sarampión se recuperan totalmente, la enfermedad "lleva asociada una morbilidad y una mortalidad significativas", afirma Sabella.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), una de cada cinco personas no vacunadas que contraen el sarampión tendrá que ser hospitalizada. Uno de cada 20 niños que contraen el sarampión desarrollará neumonía, que es la principal causa de muerte infantil por sarampión. El otro riesgo importante es la encefalitis (inflamación del cerebro), que afecta a uno de cada 1000 niños en la semana siguiente a la infección por sarampión.
Un pequeño número de personas infectadas por el virus del sarampión pueden desarrollar posteriormente una enfermedad denominada panencefalitis esclerosante subaguda(PEES), que se produce cuando el virus infecta el cerebro, donde permanece latente hasta que años más tarde evoluciona a PEES. La PEES se caracteriza por deterioro cognitivo, cambios de comportamiento, problemas de funcionamiento motor (como movimientos incontrolables y convulsiones) y ceguera.
En las últimas fases de la enfermedad, los pacientes pueden perder la capacidad de caminar o incluso entrar en coma. La PEES no tiene cura. "Es mortal al 100%", afirma Rik de Swart, virólogo de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Países Bajos). "Es realmente una enfermedad terrible". Por cada 100 000 casos de sarampión, habrá entre cuatro y 11 casos de PEES, y estas cifras de casos aumentan hasta 18 en el caso de los niños que contraen el sarampión antes de cumplir un año.
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El sarampión provoca amnesia inmunológica
En las décadas posteriores a la introducción de la vacuna contra el sarampión, el riesgo de morir en la infancia descendió entre un 30% y un 86% (dependiendo del país), mucho más de lo que podría atribuirse a un descenso de las muertes relacionadas con el sarampión.
Los científicos descubrieron que la vacuna salvaba vidas porque, además de la protección contra el sarampión, los niños ya no morían de otras infecciones comunes en la infancia, como diarrea o enfermedades respiratorias.
"Se sabe desde hace décadas que quienes se recuperan del sarampión quedan inmunodeprimidos", afirma Mansour Haeryfar, profesor de inmunología de la Western University de Londres (Ontario, Canadá), y son mucho más vulnerables a morir por otras infecciones no relacionadas.
Los investigadores descubrieron que, aunque se considera un virus respiratorio (porque se propaga por el aire), el virus del sarampión infecta y mata las células de memoria del sistema inmunitario, explica de Swart, coautor del trabajo que se publicó en Nature Communications en 2018.
Estas células de memoria se encargan de reconocer y destruir los patógenos que ha encontrado en el pasado. Una vez que el virus las destruye, son sustituidas por células que reconocen predominantemente el virus del sarampión. Esto permite al organismo combatir otra infección por sarampión, pero merma su capacidad para reconocer otros patógenos comunes, como el resfriado común o el virus de la gripe.
Sin embargo, como señala de Swart, la buena noticia es que este efecto no es permanente. "No es que lo pierdas todo", afirma de Swart; "si te dan tiempo y no te expones, en el momento equivocado, al patógeno equivocado, tu sistema volverá a su ser normal".
Esta amnesia inmunitaria es más pronunciada en los meses siguientes a una infección de sarampión, pero puede persistir durante años.
El impacto del sarampión en una pandemia concurrente
Dada la forma en que el sarampión puede suprimir la respuesta inmunitaria, los expertos temen que un aumento de los casos agrave futuras pandemias.
En un estudio de 2021, los investigadores modelaron el impacto de las tasas de vacunación contra el sarampión más bajas en las pandemias y descubrieron que las caídas relativamente pequeñas en las tasas de vacunación pueden hacer que sea más difícil contener otra pandemia debido a la amnesia inmune.
"Puedes creer que tienes inmunidad de rebaño, pero por un pequeño efecto de la falta de vacunación contra el sarampión, no la tienes", dice Miguel Muñoz, profesor de la Universidad de Granada y uno de los autores del trabajo de 2021; "los resultados pueden ser dramáticos".
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¿Cuál es la eficacia de la vacuna contra el sarampión?
La vacuna del sarampión, que se administra en dos dosis (la primera entre los 12 y los 15 meses y la segunda entre los cuatro y los seis años), ofrece una protección duradera frente a la infección.
Una dosis de la vacuna es aproximadamente un 93% eficaz para prevenir la infección; dos dosis proporcionan un 97% de protección, que dura toda la vida.
"Es una de las vacunas más eficaces de que disponemos", afirma Ostrosky; "sólo en muy raras ocasiones necesitamos revacunar a alguien".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.