Salud femenina durante la veintena

Este es el mayor problema de salud al que se enfrentan las mujeres en la veintena

Los médicos dicen que es crucial establecer unos cimientos sanos en esta década para el resto de la vida de una mujer. He aquí cómo prepararse para el éxito.

Según un experto, si a los 20 años sólo se visita regularmente a un médico, éste debe ser un ginecólogo obstetra. Y es que muchos de los problemas de salud que surgen décadas más tarde tienen que ver con la salud sexual y reproductiva.

Fotografía de Photographs by Hannah Whitaker, National Geographic
Por Tara Haelle
Publicado 18 jun 2024, 14:24 CEST

La veintena de las mujeres suele ser una época de buena salud en general, pero también es una oportunidad.

Los hábitos que las mujeres adquieren en esta década sientan las bases de su salud para el resto de su vida. Los expertos señalan que esto incluye ponerse en manos de profesionales sanitarios adecuados, conocer los antecedentes familiares de enfermedades y los factores de riesgo, y responsabilizarse de su historial médico. Pero también significa establecer hábitos saludables de sueño, nutrición y ejercicio, y prestar atención al consumo y los riesgos del alcohol, el tabaco y otras sustancias.

Encontrar un médico de cabecera

La mayoría de los pediatras dejan de ver pacientes entre los 18 y los 21 años, por lo que la mayoría de las mujeres de 20 años necesitan encontrar un nuevo médico de atención primaria.

"No hay relación más importante, aparte de tus seres queridos, que la que desarrollas con un médico de cabecera", dice Stacey Rosen, cardióloga de Northwell Health en Nueva York; "establecer estas relaciones cuando eres joven y presumiblemente sano es lo más importante que puedes hacer como persona joven".

Este sanitario puede ser un médico de medicina interna o un ginecólogo obstetra, pero si es este último, tienes derecho a esperar algo más que un simple examen pélvico en tus visitas, dice Rosen: "Consigue un médico de confianza que sepa que todas las partes de tu cuerpo están conectadas".

Dada la actual escasez de médicos de atención primaria en países como España o Estados Unidos, puede resultar desalentador encontrar uno de confianza después de dejar al pediatra, dice Yul Ejnes, médico internista residente en Cranston, EE. UU. "Hacer esa transición puede ser un reto", dice, pero recomienda empezar por pedir recomendaciones a amigos y familiares. A continuación, hay que dedicar parte de la primera visita a contar los antecedentes familiares y personales, a compartir los problemas de salud actuales y también información sobre aficiones y hábitos.

Si aún no tienes dentista ni oftalmólogo, éste es también el momento de buscar un dentista que te haga revisiones y limpiezas periódicas, así como una evaluación básica de la salud ocular.

Dos de los principales hábitos saludables en los que centrarse son la alimentación y la actividad física.

Los hábitos alimentarios saludables incluyen consumir mucha fruta, verdura y proteínas magras en la dieta diaria y reducir al mínimo la cantidad de alimentos muy procesados.

Las recomendaciones de actividad física para adultos incluyen al menos 150 minutos de actividad de intensidad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa cada semana, además de entrenamiento de resistencia o alguna otra actividad de fortalecimiento muscular dos veces por semana.

"Hay una actividad para la salud cardiovascular y otra para la salud ósea y articular, y conviene hacer las dos cosas: no son intercambiables", dice Rosen. Con media hora cada día de la semana se alcanzan los 150 minutos, pero no es necesario empezar por ahí si se hace muy poco. Algo de actividad es mejor que nada".

A continuación, asegúrate de que duermes lo suficiente.

"La gente de 20 años tiende a pensar que no necesitan dormir nada", dice Rosen, pero no es así. Los hábitos de sueño saludables en la veintena se convierten en hábitos para toda la vida, y el sueño inadecuado o de mala calidad es un "riesgo cardiovascular silencioso y tácito", afirma.

Por último, no te olvides del cuidado de la piel, incluida la protección solar para reducir el riesgo de cáncer de piel. Todo el mundo debe aplicarse un protector solar de al menos SPF 30 cada vez que vaya a exponerse directamente a la luz solar, incluso en el coche, en el transporte público o en una oficina con luz solar directa que entra por las ventanas, dice Michael Cameron, dermatólogo del Mount Sinai Medical Center, en Estados Unidos.

Protegerse de los rayos UV del sol también retrasa el envejecimiento de la piel. Puedes contrarrestar aún más el daño que el sol produce en la piel aplicándote una crema de retinol (vitamina A) de venta sin receta médica cada noche, después de usar un limpiador suave, y un suero de vitamina C cada mañana.

(Relacionado: El peligro de que las mujeres sean más propensas a la falta de sueño)

Antecedentes familiares y riesgo de cáncer

Gran parte de tus futuros riesgos para la salud dependerán de las variaciones genéticas inscritas en tu ADN, y éste es el momento de averiguarlo.

"Reunir los antecedentes familiares para saber si el riesgo de padecer distintas afecciones es alto, bajo o medio es muy importante a los 20 años", sobre todo mientras vivan los padres y, posiblemente, los abuelos o incluso los bisabuelos, dice Rosen.

Una amplia gama de cánceres (melanoma, colorrectal, de mama, ovario, páncreas y muchos más) se dan en familias. Esta década es tu mejor oportunidad para conocer tu riesgo de padecerlos, así como diabetes, cardiopatías, enfermedades mentales y Alzheimer. Los CDC y la Biblioteca Nacional de Medicina disponen de guías para recopilar un historial médico familiar exhaustivo.

En función de lo que averigües sobre tus antecedentes familiares, es posible que desees reunirte con un asesor genético para decidir si debes someterte a las pruebas de detección de variantes genéticas que pueden aumentar el riesgo de padecer determinados tipos de cáncer. Incluso si no optas por las pruebas genéticas, a los 20 años también es el momento de empezar a conocer tu riesgo de padecer cáncer de mama. Es el cáncer más frecuente en las mujeres, aparte del cáncer de piel, pero el riesgo varía mucho en función de la genética, el estilo de vida y otras exposiciones.

Si sólo ves regularmente a un médico a los 20 años, debería ser un ginecólogo obstetra, porque muchos problemas de salud que surgen décadas más tarde se derivan de la salud sexual y reproductiva.

"Aunque se trate de los órganos reproductores, pueden repercutir en la salud del corazón y el cerebro en el futuro", dice Rosen.

Los periodos menstruales irregulares, por ejemplo, pueden hacer necesaria la detección de la poliquistosis ovárica, que predice un mayor riesgo de cardiopatías más tempranas, afirma Rosen. La primera menstruación, temprana o tardía, y el uso de anticonceptivos hormonales también pueden influir en el riesgo cardiovascular futuro. Además, todo lo que ocurre durante el embarazo, ya sea diabetes gestacional, hipertensión, preeclampsia, pérdida del embarazo o partos prematuros, está relacionado con el riesgo posterior de cardiopatías.

Las pruebas de detección del cáncer de cuello uterino comienzan a los 20 años, con una citología vaginal cada tres años. Pero los exámenes en esos otros años también son una oportunidad para: exámenes pélvicos; exámenes de salud mental; asesoramiento sobre anticoncepción; conversaciones sobre planificación familiar y riesgo de cáncer de mama; posibles exámenes físicos de las mamas; y exámenes para detectar infecciones de transmisión sexual.

Las pruebas de detección de ITS "deben individualizarse en función de los factores de riesgo y el número de parejas sexuales con las que una persona mantiene relaciones sexuales sin protección", afirma Sarah Pachtman, ginecóloga obstetra y especialista en medicina materno-fetal del Hospital Universitario North Shore (Estados Unidos) y HealthyMamaDoc en Instagram. La detección anual de ITS es prudente, pero una detección más frecuente puede tener sentido para algunas personas.

Si no quieres quedarte embarazada, habla de tus opciones de anticonceptivos con tu médico, dice Pachtman. Cuanto más eficaces sean y más fáciles de usar, más probabilidades tendrás de utilizarlos con regularidad y correctamente.

"Los anticonceptivos sólo funcionan si se usan siempre de la forma correcta", afirma. Los más eficaces son los anticonceptivos de acción prolongada, como los DIU, y Pachtman recomienda a las mujeres que pidan que les controlen el dolor durante la inserción del DIU: "Todos los embarazos son peligrosos hasta cierto punto, y tomar anticonceptivos es seguro".

Si quieres quedarte embarazada, consulta antes a tu ginecólogo para que te explique cómo optimizar tu salud antes del embarazo, dice Pachtman.

"Un programa de estilo de vida saludable antes del embarazo es la mejor forma de conseguir un embarazo sano", afirma; "todo el mundo tiene algo que podría hacer mejor". También es importante empezar a tomar vitaminas prenatales, o al menos un suplemento de ácido fólico, mucho antes de empezar a intentar concebir. "Necesitas tener unos niveles adecuados de ácido fólico en el torrente sanguíneo antes de que te falte la regla para que te ayude a prevenir los defectos del tubo neural", dice Pachtman.

Si tienes un embarazo no planificado que pretendes mantener, tu primera visita debe ser a las ocho o 10 semanas de embarazo para realizar un cribado fetal. Asegúrate también de recibir las vacunas recomendadas durante el embarazo, que incluyen las vacunas contra la gripe, la COVID y la Tdap (una vacuna contra la tos ferina para prevenir la tos convulsa en el recién nacido), así como la nueva vacuna contra el VRS para prevenir el virus respiratorio sincitial en el bebé.

Tu ginecólogo u otro profesional de atención primaria también deberían preguntarte por tu salud mental y tus niveles de estrés. Aunque existen  diferentes recomendaciones para la detección de la depresión y la ansiedad, Pachtman no cree que sean suficientes, y pregunta a sus pacientes sobre los síntomas de depresión y ansiedad, el riesgo de violencia de pareja y el consumo de sustancias en cada visita.

Por último, está todo lo demás, mucho de lo cual está relacionado con la salud metabólica y cardiaca en general.

"Todo lo que hacemos para optimizar la salud cardiaca también funciona para la salud cerebral, y todo empieza en la adolescencia y la veintena", dice Rosen.

Eso significa cuidar la salud mental, controlar el estrés y buscar atención para los síntomas de depresión o ansiedad. También significa dar prioridad a la salud bucodental. Mucha gente no se da cuenta de que la enfermedad periodontal puede aumentar el riesgo cardiovascular, pero las limpiezas dentales que se realizan dos veces al año son también una oportunidad para someterse a breves pruebas de detección del cáncer. Alrededor del 75% de los cánceres de cuello empiezan en la boca, pero el dentista sólo necesita unos minutos para detectar cualquier lesión sospechosa.

La tensión arterial debe controlarse cada dos años, a menos que no sea normal (por debajo de 120/80 mmHg), en cuyo caso se controla cada año. El colesterol, o lípidos, de las mujeres debe controlarse a los 20 años y luego cada cinco años, pero si no es normal o hay antecedentes familiares de colesterol alto, el cribado debe ser individualizado.

Aunque el cribado de la diabetes suele recomendarse a partir de los 30 años, es una buena idea adelantarlo para quienes presentan factores de riesgo: tener obesidad, antecedentes familiares de diabetes o ser latina, nativa americana o de las islas del Pacífico, ya que esas etnias tienen un mayor riesgo.

"Aunque no esté basado en directrices, yo no esperaría hasta que alguien tuviera 35 años si pertenece a un grupo étnico de alto riesgo", dice Rosen.

La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) previene las infecciones por el virus que causa cinco tipos de cáncer en las mujeres (cáncer de cuello de útero, oral, vaginal, vulvar y anal) y se recomienda a todas las personas hasta los 26 años, aunque también puede administrarse después de esa edad.

Si no recibiste todas las vacunas infantiles recomendadas, tus 20 años son una oportunidad para ponerte al día, incluyendo la vacuna contra la hepatitis B y las vacunas anuales contra la gripe y COVID.

"La gripe sigue causando enfermedades graves incluso en los jóvenes", afirma Erica Johnson, médico especialista en enfermedades infecciosas de la Johns Hopkins Medicine de Estados Unidos, pero esa no es la única razón para vacunarse anualmente contra la gripe. "Parte del beneficio de vacunarse contra la gripe cada año es ayudar a crear una inmunidad contra la gripe que cambia con el tiempo", ya que el virus evoluciona regularmente de un año a otro.

La razón más común por la que los gastroenterólogos ven a mujeres de 20 años es el síndrome del intestino irritable, dice Rajeev Jain, gastroenterólogo de Texas Digestive Disease Consultants. Sangrado rectal o sangre en las heces, o cambios en los hábitos intestinales, como diarrea crónica o estreñimiento o cambios en la forma de las heces, significa que debes ver a un médico, dice Jain. "Al igual que las mujeres deben sentirse cómodas hablando de cuestiones ginecológicas, también deben sentirse cómodas hablando de cuestiones intestinales con su médico", afirma. 

Tercera entrega de nuestra serie de seis
La mayoría de la gente sabe lo básico para llevar una vida sana: comer y dormir bien, hacer ejercicio, programar una revisión anual y vacunarse según las recomendaciones. Pero mantenerse al día con el autocuidado y someterse a pruebas de detección del cáncer y otras enfermedades puede resultar desalentador. La "salud" también varía según la etapa de la vida en que se encuentre la mujer. Por eso, te ofrecemos una serie de artículos sobre salud femenina que abordan los problemas de salud más importantes para las mujeres en cada década. Ésta es la tercera de ellas, en la que repasamos en qué deberían centrarse las mujeres de 20 años para vivir su vida mejor y más sana.

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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