La épica búsqueda del paso del Noroeste a través de sus mapas
Una ruta marítima navegable a través del Ártico, antes sólo producto de la imaginación, se está convirtiendo en realidad debido al cambio climático.
Esta escena del Illustrated London News, publicada en 1875, representa un iceberg gigante avistado por una expedición británica al Ártico.
Tenía que estar ahí: un océano en la cima del mundo. Los antiguos griegos lo dibujaron en sus mapas y, durante siglos, el resto de Europa también.
A partir del siglo XVI, innumerables hombres murieron tratando de encontrarlo, con la esperanza de dar con un atajo marítimo a través del Ártico que abriera nuevas rutas comerciales hacia Asia. Ahora, debido al calentamiento del planeta, el ansiado paso del Noroeste, por la costa meridional de Canadá, existe... al menos durante parte del año.
Una nueva exposición de 2016 en la Cartoteca Osher de la Universidad del Sur de Maine (Estados Unidos) relató esta búsqueda a lo largo de siglos de exploraciones traicioneras hasta las aguas árticas cada vez más abiertas de hoy (los mapas de este artículo proceden de la exposición).
Del pensamiento griego a las teorías renacentistas
Ptolomeo y los antiguos griegos creían que la Tierra tenía cuatro zonas habitables equilibradas por dos zonas frígidas inhabitables (a menudo consideradas agua) en la parte superior e inferior del globo. Pero no fue hasta principios del siglo XVI, tras los viajes de Colón, cuando la idea de un paso del Noroeste caló realmente en la imaginación popular de los europeos, afirma Ian Fowler, director de la biblioteca. Colón, después de todo, había navegado hacia el oeste buscando una ruta marítima hacia Oriente. En su lugar, se encontró con un continente que bloqueaba el camino. El paso del Noroeste sería una forma de rodear este continente.
"Después de que españoles y portugueses se hicieran con el control de las rutas comerciales del sur, a lo largo de las costas de África y Sudamérica, volvió a ser una idea muy popular como vía para que holandeses, franceses e ingleses accedieran a Oriente y a las riquezas que creían que había allí", afirma Fowler.
Los mapas de esta época están llenos de fantasías y deseos de los cartógrafos, desde bahías e islas inexistentes hasta monstruos marinos (puedes ver algunos de estos productos de la imaginación en la galería que incluimos en el artículo).
Este mapa de 1558, supuestamente basado en los viajes de los hermanos Zenón de Venecia, fue ampliamente copiado.
Los mapas también contenían muchos juegos y engaños. El mapa anterior procede de un libro publicado en 1558 que describe los viajes de dos hermanos venecianos en 1380. Según Fowler, es casi seguro que la historia que lo acompaña sea falsa, inventada en un intento de reivindicar retroactivamente el descubrimiento del Nuevo Mundo para Venecia. Aun así, el mapa fue muy copiado y puede haber descarriado a algunas expediciones. "Es peligroso", afirma Fowler. "Muestra Groenlandia unida a Europa, lo que obviamente no es cierto. Al sur de Islandia hay una serie de islas ficticias. Y al oeste de Groenlandia hay un bonito mar abierto, que en esa época habría sido innavegable debido a la banquisa", explica.
Los primeros exploradores también jugaron a veces con los hechos. El inglés Martin Frobisher hizo tres viajes en busca del paso del Noroeste a finales del siglo XVI. Jamás lo encontró. "Descubrió algunos estrechos y pretendió encontrar muchos más", afirma Fowler. En un viaje, regresó a Inglaterra con toneladas de lo que afirmaba ser un mineral que contenía oro. Fue suficiente para convencer a sus patrocinadores de que le financiaran otro viaje, pero al final resultó ser el oro de los tontos, pirita.
(Relacionado: Un mapa de 500 años que usó Colón desvela sus secretos)
Primeros detalles recogidos en el lugar
Con el tiempo y la exploración, los mapas mejoraron. El mapa que se muestra a continuación, publicado en Rusia en 1784, fue el primero en mostrar detalles recogidos en un amplio y organizado estudio de la costa ártica de Siberia. Representa un posible paso del Noroeste: en el extremo derecho, la "R. de l'Quest" conecta la bahía de Hudson con el océano Pacífico. Obsérvese el nivel de detalle en el lado asiático del Pacífico en comparación con el lado norteamericano: la situación se invierte en un mapa publicado el mismo año basado en la exploración de la costa de Alaska por el capitán James Cook (véase la imagen número nueve de la galería anterior).
Este mapa, publicado en Rusia en 1784, representa un posible Paso del Noroeste: en el extremo derecho, "R. de l'Quest" conecta la bahía de Hudson con el océano Pacífico.
Quizá el intento más famoso de encontrar el Paso del Noroeste fue el de la expedición dirigida por Sir John Franklin en 1845. Franklin era un oficial de la Armada británica que había dirigido dos expediciones anteriores al Ártico. Pero esta vez la expedición no regresó en la fecha prevista, y la esposa de Franklin, Lady Jane, empezó a presionar al Gobierno británico para que enviara un grupo de búsqueda, lo cual finalmente hicieron en 1848. La búsqueda se amplió a más barcos en los años siguientes, y las noticias de los periódicos sobre la búsqueda de la expedición desaparecida conmovieron al público británico.
Al final, lo único que encontraron los buscadores fueron varias tumbas de hombres que había muerto durante la expedición, notas dispersas y alguna que otra reliquia. Los dos barcos de la expedición habían quedado atrapados en el hielo y los 129 hombres, incluido Franklin, perecieron. El segundo de sus dos barcos, el H.M.S. Terror, fue finalmente localizado hace sólo unos años.
Sin que Franklin y otros exploradores lo supieran, sus expediciones coincidieron con lo que los científicos llaman la Pequeña Edad de Hielo, un periodo de varios siglos de inusual frío en el Ártico. El tan ansiado Paso del Noroeste sólo se abrió cuando las temperaturas empezaron a subir a finales del siglo XIX.
El explorador noruego Roald Amundsen completó el primer viaje en barco por el Paso del Noroeste en 1906. Le llevó tres años y dos inviernos en el hielo.
Más recientemente, la gesta se ha vuelto más fácil de realizar. A medida que el hielo polar se ha ido derritiendo, la ruta se ha hecho más accesible. En 2016, un crucero con 1700 pasajeros se convirtió en el primer transatlántico en completar la travesía. El deshielo del mar Ártico ha planteado la posibilidad de nuevas rutas comerciales y formas de producción de energía, pero también una potencial fuente de conflictos territoriales y daños medioambientales en una parte relativamente virgen de la Tierra.
Para bien o para mal, está empezando un nuevo capítulo en la historia del Ártico.
Este mapa de 2004 del Servicio Hidrográfico Canadiense representa una visión más moderna del Ártico.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.