La miopía se está disparando en niños: el sol les puede ayudar a mantener los ojos sanos
Las investigaciones sugieren que los niños que juegan al aire libre tienen menos probabilidades de desarrollar miopía más adelante.
Se avecina una nueva epidemia de salud pública: los índices de miopía están aumentando a una velocidad alarmante. La Asociación Americana de Optometría calcula que los diagnósticos de miopía han aumentado más de un 25% en los últimos 40 años, y el Instituto Nacional del Ojo de Estados Unidos prevé que en 2050 casi la mitad de la población mundial será miope.
El aumento es tan espectacular que “se ha llegado a utilizar el término “epidemia de miopía” para describir el fenómeno”, afirma Marc Mathias, profesor asociado de oftalmología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado (Estados Unidos).
Los niños se han visto especialmente afectados por el aumento de la miopía. En España, un estudio de 2024 calculó que el 30 % de los niños y niñas españoles de entre cinco y siete años será miope en 2030. La comunidad científica cree que este fenómeno puede deberse a una sorprendente relación con el poco tiempo que pasan al aire libre. Una encuesta realizada en Reino Unido concluyó en 2022 que sólo el 27% de los niños jugaban regularmente al aire libre, frente al 80% de adolescentes que lo hacían hace dos generaciones.
Por ello, un informe de las Academias Nacionales de Estados Unidos de 2024 que aborda las causas y la prevención de la miopía recomienda a los padres que saquen más a sus hijos al aire libre para proteger mejor su vista.
“Nuestro informe reafirma lo que se viene publicando en la literatura científica desde hace más de 15 años: que aumentar el tiempo que los niños pasan al aire libre parece protegerles de la aparición y el desarrollo de la miopía”, afirma Terri Young, coautora del informe, oftalmóloga pediátrica y directora del departamento de oftalmología y ciencias visuales de la Universidad de Wisconsin.
“Con el fin de evitar alcanzar esas cifras se deben proponer acciones que promuevan hábitos saludables entre los niños como pasar más tiempo al aire libre, disminuir el uso de dispositivos digitales y dormir más horas”, dicen Miguel Ángel Sánchez Tena y Cristina Álvarez Peregrina, investigadores del Departamento de Optometría y Visión de la UCM, coautores del estudio sobre la miopía infantil en España.
A continuación, te explicamos por qué la luz solar y pasar tiempo en la naturaleza es tan bueno para la salud ocular, y cuánto tiempo es necesario pasar al aire libre para obtener beneficios.
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¿Qué es la miopía y por qué es preocupante?
La miopía se produce cuando la forma del ojo se alarga, lo que hace que los objetos lejanos se vean borrosos mientras que los cercanos permanecen nítidos. Cuando el ojo se alarga, la retina (el tejido que recubre el ojo y que, en última instancia, traduce las señales luminosas en visión) tiene que “estirarse” para cubrirlo, explica Sara Weidmayer, Doctora en Optometría que ejerce en el VA Ann Arbor Healthcare System de Michigan (Estados Unidos).
Cuando se produce este alargamiento, no es posible revertirlo, y la visión reducida puede afectar a la vida cotidiana, el rendimiento laboral y escolar, la seguridad al volante, los niveles de confianza y el rendimiento deportivo. Aunque a menudo se recetan gafas o lentes de contacto, la miopía no es sólo una cuestión de inconveniencia.
“Cuando se tienen los ojos alargados, las estructuras estiradas del interior corren un riesgo mucho mayor de padecer muchas afecciones oculares, algunas de las cuales pueden reducir la visión de forma permanente y, en algunos casos, causar pérdida de visión y ceguera”, dice Laura Di Meglio, instructora de oftalmología del Instituto Oftalmológico Wilmer de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (en Maryland, EE. UU.).
Algunas de estas afecciones oculares preocupantes son el glaucoma, las cataratas prematuras, la degeneración macular y los desgarros y desprendimientos de retina.
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Por qué la luz solar es buena para la salud ocular
Jugar al aire libre y exponerse al sol mejora la salud ocular de todos, pero especialmente la de los niños. “Para los niños más pequeños, cuyos ojos aún se están desarrollando, pasar tiempo al aire libre ayuda a prevenir el alargamiento excesivo del globo ocular”, afirma Chase Ludwig, cirujano vitreorretiniano del Instituto Oftalmológico Byers de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
Esto se debe principalmente a que la luz solar intensa desencadena la liberación de un neurotransmisor que se encuentra en el cerebro y la retina llamado dopamina, el cual, dice, “regula el crecimiento del ojo y garantiza que la retina mantenga su forma adecuada.”
La dopamina también ayuda al ojo a adaptarse a distintas condiciones de luz regulando la interacción de las imágenes con receptores específicos de la retina, añade Inna Lazar, optometrista que ejerce en Darien (Connecticut; EE. UU.), una interacción que mejora aún más la forma y la salud del ojo.
Otro beneficio de la luz solar es que favorece la producción de vitamina D, “que puede fortalecer los tejidos oculares”, dice Isdin Oke, oftalmólogo del Hospital Infantil de Boston e instructor de oftalmología en la Facultad de Medicina de Harvard en Estados Unidos. Dice que lo hace, en parte, reduciendo la inflamación ocular, mejorando la función de la córnea y ayudando a la secreción lagrimal. Di Meglio añade que la vitamina D también refuerza la capa externa del ojo conocida como esclerótica, “lo que ayuda a prevenir el estiramiento o adelgazamiento”.
Aparte de su efecto sobre la miopía, “también se cree que la vitamina D desempeña un papel en la prevención o mejora de otras afecciones oculares, como la degeneración macular asociada a la edad, la retinopatía diabética, la enfermedad del ojo seco y la uveítis, debido a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes”, afirma Jacqueline Nguyen, profesora clínica adjunta del Centro Oftalmológico Kellogg de la Universidad de Michigan.
Por estas razones, múltiples estudios demuestran que la exposición regular al aire libre se asocia a menores tasas de miopía en los niños.
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Otros factores que influyen en los índices de miopía
Pero no sólo la luz del sol mantiene los ojos sanos: estar al aire libre y alejado de otros factores que dañan la vista también puede influir.
Por ejemplo, las investigaciones demuestran que el tiempo que pasamos con los ojos pegados a las pantallas también influye en la epidemia de miopía, afirma Mathias.
Una de las razones es que las pantallas y las actividades de cerca no dan a nuestros ojos la oportunidad de fortalecer los músculos de la visión a larga distancia, y realizar este tipo de actividades durante periodos prolongados “parece desencadenar el alargamiento del ojo en un esfuerzo por disminuir la demanda de acomodación necesaria para ver con claridad de cerca”, afirma Weidmayer.
Es un factor de riesgo especialmente importante para los ojos jóvenes y en desarrollo, añade.
Esto, combinado con preocupaciones menos estudiadas relacionadas con las emisiones de luz azul de las pantallas, es una de las razones por las que la Organización Mundial de la Salud ha sugerido que los niños menores de dos años no pasen nada de tiempo frente a la pantalla y que los niños de dos a cinco años limiten su uso de la pantalla a no más de una hora al día.
“Más allá de los cinco años, seguir limitando el tiempo de pantalla sigue siendo importante para los niños pequeños y los adolescentes con ojos en desarrollo”, añade Mathias.
Más allá del uso de pantallas y el exceso de actividades de cerca, algunas personas también atribuyen el aumento de las tasas de miopía a las predisposiciones genéticas, “pero éstas representan menos del 10 por ciento de la variabilidad de la miopía, como lo demuestran los estudios de asociación de genoma completo”, dice Ludwig.
¿Qué se puede hacer para reducir el riesgo de miopía?
Estas consideraciones son algunas de las razones por las que el reciente informe del estudio de consenso de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos anima a “aumentar el tiempo al aire libre durante el día para los niños pequeños y la actividad al aire libre persistente durante toda la infancia y en la edad adulta joven”.
La cantidad de tiempo sugerida por el informe y respaldada por investigaciones adicionales “es de al menos una hora diaria de actividad al aire libre”, afirma Oke. De hecho, un metaanálisis descubrió que pasar una hora al día al aire libre supone una reducción del 45% en la incidencia de la miopía, mientras que 76 minutos diarios de actividad al aire libre equivalen a un riesgo de reducción del 50%.
También es importante estar al tanto de las revisiones oculares, especialmente en el caso de los niños. “La mayoría de los niños pequeños de EE. UU. no reciben atención oftalmológica”, afirma Weidmayer, quien señala que menos del 15% de los niños en edad preescolar se someten a un examen oftalmológico anual. “Cuando la miopía comienza pronto en los niños, es más probable que progrese, y la miopía progresiva es un problema de salud pública muy real”, advierte.
Tanto en niños como en adultos, Ludwig aconseja hacer descansos cuando lean, miren pantallas o realicen tareas que requieran un trabajo prolongado de cerca.
“Sigue la regla 20-20-20”, sugiere, según la cual por cada 20 minutos de pantalla u otra actividad de cerca, debes mirar algo a 6 metros de distancia durante al menos 20 segundos. “Seguir este consejo puede reducir significativamente la fatiga visual”, afirma. Lo mismo se puede decir de asegurarse de que los espacios para leer y realizar actividades de cerca estén bien iluminados, y de “mantener una distancia saludable de al menos un brazo de distancia de las pantallas”.
Aunque Di Meglio afirma que aumentar la cantidad de tiempo que se pasa al aire libre y seguir estas estrategias no garantiza la salud ocular a largo plazo, “cualquier cantidad de miopía que se pueda prevenir puede ayudar a reducir las posibilidades de complicaciones y de una posible pérdida de visión más adelante en la vida”.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.