¿Por qué poder pasear por tu barrio es considerado un lujo para la salud en Estados Unidos?
Los expertos afirman que poder pasear por nuestro barrio nos hace más felices, sanos y creativos. Pero lo que en Europa es la norma, en EE. UU. es una rara excepción cada vez más codiciada.
Miembros de un club de solteros socializan, cantan y beben en Nyhavn, una calle que bordea un canal de Copenhague (Dinamarca). Los estudios sugieren que vivir en una comunidad transitable como esta tiene enormes beneficios para la salud física y mental.
Desde la reducción de enfermedades crónicas hasta el fomento de fuertes vínculos sociales, vivir en un barrio por el que se pueda pasear con tranquilidad puede ser uno de los secretos mejor guardados para mantener a tu familia feliz y sana.
Sobre todo si hablamos de Estados Unidos, un país en el que la mayoría de sus ciudades parecen estar diseñadas más para los coches que para las personas.
Tanto es así que lo que para un europeo es normal en su día a día, en EE. UU. se convierte casi en un lujo, un privilegio: muchas veces la única posibilidad de poder hacer vida caminando se encuentra alrededor de las comunidades peatonales: zonas en las que la mayoría de los servicios y bienes (como tiendas de comestibles, colegios, médicos y parques) son accesibles sin necesidad de utilizar el coche o el transporte público.
Pero esto no siempre había sido así. Hasta mediados del siglo XX, muchas ciudades de EE. UU. todavía estaban diseñadas para los peatones, con centros urbanos densos y vibrantes y calles de fácil acceso. Pero el desarrollo generalizado empujó a los ciudadanos hacia los suburbios, contribuyendo a la progresiva desaparición de las infraestructuras que antaño ayudaban a desarrollar comunidades bien conectadas.
Aunque los expertos saben ahora que los residentes en barrios transitables experimentan mayores beneficios sociales y físicos, es probable que la mayoría de los estadounidenses nunca se beneficien de ellos, ya que las comunidades urbanas siguen creciendo y, con ellas, el asfalto.
Un peatón se dirige al paseo fluvial junto al río Chicago. Chicago es uno de los ejemplos más destacados de comunidad peatonal en Estados Unidos, y las investigaciones sugieren que sus residentes obtienen considerables beneficios de ello.
El automóvil está más que arraigado en Estados Unidos: es la pieza central de la vida de muchísimas personas hasta el punto de que el 92% de los hogares estadounidenses tiene un vehículo o más. En cambio, sólo el 6,8% de la población vive en lugares aptos para poder caminar o pasear, según un informe de 2023 de Smart Growth America. Además, la escasez de zonas peatonales en todo el país tiende a encarecer los precios de la vivienda en estos barrios, lo que amplía la brecha entre quienes pueden permitirse mudarse allí.
Según Glen Duncan, profesor y catedrático de nutrición y fisiología del ejercicio de la Universidad Estatal de Washington, el lugar donde una persona se instala puede influir directamente en los hábitos de vida que adopta. "El hecho de que seamos activos o sedentarios influye mucho en nuestro estado de salud", afirma Duncan. Y añade que los datos sugieren que el entorno también puede tener grandes repercusiones en el bienestar social y emocional.
(Relacionado: Los 7 beneficios de caminar, según la ciencia)
¿Qué define a un barrio transitable?
No es de extrañar que uno de los elementos más llamativos para el estadounidense que pisa Europa por primera vez sean sus zonas peatonales. Lo que para Europa es común, en EE. UU. se manifiesta como una rara avis: los ejemplos más destacados de ciudades con barrios diseñados para poder caminar en Estados Unidos son Nueva York, Chicago, San Francisco y Boulder (Colorado).
La investigación, dirigida por Duncan, utilizó métricas como la densidad de intersecciones, la densidad de población y la accesibilidad a destinos para medir la transitabilidad a pie. Los investigadores descubrieron que cada aumento del 1% en la transitabilidad de una zona se traducía en un aumento del 0,42% en el número de personas que realmente caminaban por el barrio.
Gran parte del acceso de una persona a un paraíso transitable a pie depende de su ubicación inicial y de su destino final, más que de la "transitabilidad" general de su ciudad o barrio. "La transitabilidad de una zona puede ser más fluida que estática", afirma Duncan.
(Relacionado: ¿De verdad necesitamos dar 10 000 pasos diarios?)
Una pareja contempla San Francisco desde un mirador del parque John McLaren. Un importante estudio de 2019 sugirió que la transitabilidad a pie de una ciudad estaba directamente relacionada con la movilidad social y económica de los niños.
Peatones subiendo la escalera Moraga Steps en Golden Gates Heights, un barrio de San Francisco. Los estudios sugieren que vivir en un barrio donde se pueda caminar te mantiene activo, lo que a su vez puede traducirse en una vida más larga y saludable.
Caminar para tener calidad de vida
La investigación parece respaldar la idea de que contar con más comunidades transitables a pie sería algo positivo para la sociedad, sobre todo como forma de ayudar a las personas a cuidar su esperanza de vida y su salud, añade Duncan, es decir, el número de años que una persona puede funcionar en buenas condiciones.
"Hay conexiones claras entre el entorno del barrio y el comportamiento, en este caso, es la actividad física", dice. "La gran pregunta es si eso se traduce en diferencias tangibles en los resultados de salud, como obesidad, cardiopatías coronarias, ictus o diabetes", añade.
Además de reforzar la salud general de la población, echar raíces en un barrio transitable puede aumentar significativamente el bienestar general y la calidad de vida de una familia.
Las personas felices suelen tener una vida más larga: un estudio realizado en 2023 llegó incluso a la conclusión de que vivir en un barrio transitable estaba directamente relacionado con la felicidad de las personas de entre 36 y 45 años.
Y no faltan razones que expliquen este fenómeno.
Por un lado, debido a la escasa dependencia de los coches, los trazados más accesibles de estas comunidades resultan mejores para el medio ambiente, lo que se traduce en un aire más limpio y menos emisiones de gases de efecto invernadero. Esto beneficia al bienestar de la comunidad, ya que el aire nocivo o contaminado puede afectar negativamente a la salud pública, contribuyendo a enfermedades en los adultos y a problemas de desarrollo en niños. Además, las zonas más transitables impulsan la economía local, ya que los lazos sociales entre clanes se inclinan hacia el apoyo a las pequeñas empresas.
Los beneficios para la salud humana también se deben en parte a que los barrios peatonales favorecen estilos de vida activos y actividades al aire libre como correr o montar en bicicleta. Incluso para las generaciones más jóvenes, la salud mental y los beneficios económicos abundan en estos espacios, ya que los expertos señalan que caminar una distancia considerable puede hacer que los niños sean más creativos a largo plazo.
La gente contempla las vistas de Central Park de Nueva York desde el Bow Bridge. ¿Otra ventaja de los barrios peatonales? Fomentan la conexión social, que también está relacionada con beneficios para la salud.
Estas libertades son importantes para Laura Groenjes Mitchell, defensora del transporte activo residente en Minnesota.
Groenjes Mitchell ahora cría a su familia en Minneapolis, una decisión tomada en gran medida en función de lo fácil que resulta acceder a recursos como la biblioteca pública y la escuela. "Elegimos vivir en un barrio de la ciudad muy transitable a pie y en bicicleta, y nuestra calidad de vida ha despegado", dice Groenjes Mitchell.
Un importante estudio de 2019 sugirió que la transitabilidad de una ciudad estaba directamente relacionada con la movilidad social y económica de los niños. Las personas que crecen en lugares transitables son más sanas y propensas a tener mayores ingresos más adelante en la vida, probablemente debido a estar más cerca de las oportunidades de empleo cercanas. Estos espacios también animan a los jóvenes adultos a relacionarse con sus vecinos más a menudo, ya sea por proximidad diaria o mediante reuniones sociales o para hacer recados.
Groenjes Mitchell cree que vivir en un barrio transitable no sólo les ha ayudado a cultivar su independencia, sino que le ha infundido más confianza en la capacidad de sus hijos para desenvolverse con seguridad por el mundo. A largo plazo, espera que la oportunidad de vivir en un entorno tan libre les prepare para el éxito.
Se espera que el atractivo de un barrio transitable y de una fuerte identidad comunitaria despierte más interés en las próximas décadas en Estados Unidos, sobre todo a medida que el aumento de las temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos agraven la migración medioambiental y alteren las pautas de asentamiento urbano.
Para que los barrios estadounidenses sean más transitables hay que empezar por conectar con los grupos de defensa locales para apoyar el cambio colectivo de las infraestructuras. Pero a mayor escala, a menos que los responsables políticos se esfuercen por adoptar estos refugios, los comportamientos negativos (y a menudo centrados en el automóvil) que dominan la cultura de la salud en EE. UU. no se mitigarán a corto plazo, afirma Duncan.
"No se trata sólo de aumentar la actividad, sino también de reducir la contaminación y de reforzar el tejido económico y social", afirma: "Todos estos son beneficios realmente fuertes y poderosos que mejoran nuestra salud".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.