La NASA prueba su motor espacial «imposible»: estos son los resultados
Las primeras pruebas independientes del motor EmDrive sugieren que existe una explicación mundana para el polémico dispositivo.
El vuelo espacial es complejo. Propulsar cargamento pesado, una nave espacial e incluso personas a velocidades respetables y a distancias planetarias (por no mencionar el lujo de detenerse en el destino) requiere una cantidad de combustible demasiado grande como para que los cohetes actuales la transporten a través del vacío.
A no ser, claro está, que tengas un motor capaz de generar impulso sin combustible.
Parece imposible, pero es eso mismo lo que han estado construyendo y probando los científicos de los Eagleworks Laboratories de la NASA. Al parecer, este artilugio que desafía la física, llamado EmDrive, genera impulso produciendo microondas en una cavidad cerrada con forma cónica, sin necesidad de combustible.
Si te parece controvertido, no te equivocas.
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La última vez que el dispositivo llegó a los titulares fue en 2016, cuando se filtró un estudio que informaba de los resultados de la ronda más reciente de pruebas de la NASA. Ahora, investigadores independientes de Alemania han construido su propio EmDrive, con el objetivo de probar conceptos de propulsión innovadores y determinar si su aparente éxito es real o no.
Entonces, ¿qué han descubierto?
«El ”impulso“ no procede del EmDrive, sino de la interacción electromagnética», informó el equipo en una reciente conferencia sobre propulsión espacial.
El grupo, dirigido por Martin Tajmar de la Universidad Tecnológica de Dresden, probó el propulsor en una cámara de vacío con una serie de sensores y artilugios automáticos unidos al dispositivo. Los investigadores controlaron las vibraciones, las fluctuaciones térmicas, las resonancias y otras fuentes potenciales de impulso, pero no fueron del todo capaces de proteger el dispositivo frente a los efectos del propio campo magnético terrestre.
Cuando activaron el sistema y apagaron la energía que entraba en el propulsor para que no hubiera microondas rebotando, el EmDrive logró generar empuje, algo que no debería haber hecho si funciona de la forma que afirma la NASA.
Los investigadores tienen la conclusión provisional de que el efecto registrado es el resultado del campo magnético terrestre interactuando con los cables eléctricos de la cámara, un resultado con el que están de acuerdo otros expertos.
«En el caso de EmDrive, las interacciones con el campo magnético terrestre parecen ser las candidatas a explicación más convincente para los pequeños impulsos observados», afirma Jim Woodward, de la Universidad del Estado de California, Fullerton. Woodward ha elaborado teóricamente su propio propulsor, llamado Mach Effect Thruster, que el grupo de Dresden también probó.
Pero para determinar qué ocurre en el EmDrive, el grupo necesita encerrar el dispositivo en un escudo hecho del denominado mu-metal, que lo aislaría del magnetismo del planeta. Cabe destacar que este tipo de escudo no formaba parte de sus pruebas originales, lo que sugiere que los hallazgos originales también podrían ser la consecuencia de la filtración de los campos magnéticos.
Esto parece un duro golpe para el concepto del EmDrive, pero Woodward todavía no está dispuesto a descartar este artilugio. Aparte de la falta de escudo de mu-metal, las pruebas del laboratorio de Dresden se llevaron a cabo con niveles de energía muy bajos, lo que implica que «cualquier señal real probablemente quedaría tapada por el ruido de fuentes espurias», afirma.
Quizá los doctores espaciales hayan pedido una prueba más potente para ayudar a zanjar el debate.