¿Son los «martemotos» parecidos a los terremotos? La NASA pretende averiguarlo
La agencia espacial ha lanzado una nueva nave que investigará por qué y cuánto tiembla el planeta rojo: la InSight.
Una nueva temporada de Marte llegará a Nat Geo próximamente.
En la Tierra los llamamos terremotos y en la Luna, lunamotos. ¿Y en Marte? Pues serían martemotos, salvo que nadie sabe exactamente con qué frecuencia tiembla el planeta rojo o la magnitud de dichos sismos.
Pero los humanos pronto podrán averiguar cuánto se mueve el cuarto planeta en orden de distancia al Sol. La nave exploradora más reciente de la NASA, llamada InSight, despegó desde la base de la Fuerza Aérea en Vandenberg, California, el sábado a las 4:05 de la mañana, hora del Pacífico, en la que supuso la primera ocasión en la que se lanza una sonda interplanetaria desde la costa oeste. Esta nave avanzará por el sistema solar durante seis meses y se reunirá con Marte el 26 de noviembre.
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A diferencia de muchas misiones anteriores a Marte, InSight no explorará la superficie del planeta rojo. En su lugar, como su nombre indica, la sonda estudiará el interior marciano y tratará de elaborar una imagen de cómo funciona este mundo alienígena desde su núcleo hacia fuera, algo que podría ayudarnos a entender lo que está ocurriendo en mundos extraterrestres más distantes.
«Lo que ocurre en el interior de un planeta impulsa la actividad geológica en superficie e incluso la evolución de la atmósfera», afirma Suzanne Smrekar, del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, una de las investigadoras principales de la misión InSight. «Necesitamos entender la evolución geológica general para empezar a entender la habitabilidad de los planetas».
¿Dónde aterrizará InSight?
Tras atravesar la atmósfera marciana, la nave aterrizará en la Elysium Planitia, una región seleccionada específicamente porque es más o menos geológicamente mediocre y porque está en el ecuador, donde la luz solar más prolongada será buena para la nave, que funciona con energía solar.
«Respecto a InSight, cuyo objetivo principal es estudiar el interior del planeta, no importa tanto el aspecto de la superficie donde aterricemos», afirma Reene Weber, del Centro Marshall de vuelos espaciales de la NASA.
Vale. ¿A dónde irá después?
A ninguna parte. A diferencia de la flota de rovers que han tropezado, rodado y trepado por lagos evaporados y cráteres, InSight se quedará en un solo lugar. Su trabajo es básicamente quedarse tan quieta como le sea posible, lo mejor para detectar el movimiento de Marte.
Pero ¿cómo «se ve» el interior de un planeta?
Es cierto, ver el interior de un planeta es complicado incluso para la sonda más perspicaz, así que el aterrizador dependerá de varios instrumentos para ver el interior del subsuelo marciano. Entre ellos están una sonda que excavará a entre 3 y 5 metros de profundidad y medirá el calor que irradia el interior del planeta, así como un sismómetro muy sensible construido por la agencia espacial nacional francesa y que está diseñado para detectar hasta el martemoto más leve.
«El sismómetro es tan sensible que hasta el movimiento de sus partes contra la atmósfera crea un ruido que queremos eliminar», afirma Weber. Debido a su sensibilidad extrema, el sismómetro requiere un pesado blindaje hermético para eliminar las vibraciones provocadas por el viento u otros fenómenos en superficie que pueden generar ruidos molestos en los datos. Una fuga en dicha cámara hermética retrasó 26 meses la fecha de lanzamiento original de la nave. Pero ahora, el equipo está seguro de que este instrumental tan crucial está listo para el viaje.
Tras unos cuantos meses en Marte, InSight colocará el sismómetro directamente sobre la superficie del planeta, una configuración que (según espera el equipo) eliminará algunos de los problemas que confundieron un experimento similar de los aterrizadores Viking de los 70. A continuación, si todo va bien, la nave y su instrumental mantendrán un registro de sus latidos y espasmos durante dos años terrestres, o el equivalente aproximado a un año marciano.
¿Cómo funcionan los martemotos?
Buena pregunta. En la Tierra, los sismos están provocados por la actividad tectónica, la mayoría de la cual se produce cuando las gigantescas placas de la corteza terrestre se deslizan o se introducen las unas bajo las otras, o por la actividad magmátiga asociada con los volcanes. Pero a diferencia de la Tierra, la corteza marciana no está dividida en placas (o al menos, no existen pruebas de tal cosa).
Aun así, sí que presenta actividad tectónica, lo que significa que hay fallas donde la corteza marciana se dobla o se comba, y los penachos de material caliente que se elevan desde el interior son responsables de construir algunos de los volcanes más grandes del sistema solar. Los volcanes de Tharsis llevan existiendo miles de millones de años.
«No tenemos sistemas volcánicos en la Tierra que hayan durado miles de millones de años», afirma Smrekar.
(La Luna, que tampoco tiene placas tectónicas, todavía experimenta lunamotos. La mayoría son el resultado de las fuerzas mareomotrices que tiran de la Luna, pero algunos están causados por impactos de meteoritos.)
¿Cuál es la magnitud de los martemotos?
Nadie lo sabe. Uno de los objetivos principales de la misión es averiguar el nivel de actividad tectónica de Marte, con qué frecuencia tiembla el planeta, cómo de grandes son esos temblores y de dónde proceden. Al igual que con la Luna, el equipo espera que el aterrizador sienta las vibraciones producidas por impactos de meteoritos, así como los sismos provocados cuando se enfría el planeta y quizá hasta el rumor del magma distante.
«A casi 1.600 kilómetros de distancia, ha habido vulcanismo a lo largo de uno a diez millones de años», afirma Smrekar. «En términos geológicos, eso es ayer».
Los martemotos se medirán en magnitud, como los de la Tierra, aunque la forma en que se siente un sismo de magnitud 5 en Marte no será necesariamente igual a la de nuestro hogar debido a la gravedad y la composición rocosa diferentes.
«Creemos que la sismicidad de Marte probablemente estará en algún punto entre la de la Tierra y la de la Luna», afirma Weber.
¿Por qué nos importan los martemotos?
Nadie querría construir una casa en un tubo de lava marciano y después ver cómo ese tubo se derrumba sobre tu cabeza durante un martemoto, ¿verdad? Claro que no. Pero es una situación futura.
Por ahora, conocer la frecuencia y la magnitud de los sismos marcianos no solo revelará el nivel de actividad tectónica del planeta, sino que también aportará pruebas sobre cómo ha evolucionado. Además, los martemotos permitirán al equipo cartografiar directamente el interior del planeta. Cuando se desplazan, las ondas sísmicas pasan a través de materiales de diferente densidad y composición, y a veces rebotan en los límites entre capas, transportando información sobre lo que han movido antes de llegar al sismómetro.
«Una vez eres capaz de ubicar el fenómeno, puedes conocer la estructura del planeta a lo largo de la trayectoria de la onda», explica Weber. «En realidad, todo lo que necesitamos cuando llegue allí es registrar algún sismo».
Captando suficientes ondas y desentrañando la información que transportan, los científicos podrán averiguar el grosor de la corteza marciana, si el manto del planeta tiene capas, el tamaño de su núcleo y si dicho núcleo es sólido o líquido. En Marte, dichas capas no se han mezclado por la convección y la tectónica de placas como ha ocurrido en la Tierra, por eso los científicos esperan que el interior del planeta retenga un registro de su historia y composición primitivas.
«Una de las grandes preguntas que tratamos de responder es cómo un planeta pasa de estar fundido a tener las capas interiores que tienen todos los cuerpos rocosos», afirma Smrekar.
¡Parece mucho trabajo para una sola nave!
Una locura, ¿verdad? También existe la posibilidad de que los datos de InSight se cotejen con una nave que orbita alrededor de Marte que busca metano en la atmósfera del planeta. Se sospecha que el metano marciano, un enigma durante mucho tiempo, se produce geológicamente, aunque existe la posibilidad de que se produzca también biológicamente. Si dicha nave, llamada ExoMars Trace Gas Orbiter, detecta metano en zonas donde la InSight detecte actividad tectónica reciente, podría respaldar la hipótesis del origen no biológico del gas, según explica Smrekar.
La nave también lleva varias cámaras, un experimento científico de radio, un retroreflector láser, algunos sensores meteorológicos y unos cuantos gadgets más. Un par de satélites CubeSat la rastrearán y transmitirán información cuando InSight entre en la atmósfera marciana, descienda y aterrice.
Incluso existe la tentadora posibilidad de crear una aplicación que permita a los terrícolas saber cuándo tiembla el planeta rojo, para que todos aquellos que entrenan para vivir en Marte puedan practicar formas de protegerse y ponerse a cubierto.