Descubren dos planetas potencialmente habitables orbitando una estrella cercana
«En última instancia, comprobaremos si son habitables y quizá incluso si están habitados», predicen los astrónomos.
Un equipo de astrónomos ha anunciado que una estrella diminuta y antigua a solo 12 años luz podría albergar dos planetas rocosos y templados. De confirmarse, ambos mundos serían casi idénticos en masa a la Tierra y se encontrarían en órbitas que permitirían la circulación de agua líquida en la superficie.
Los científicos estiman que su estrella, denominada estrella de Teegarden, tiene al menos 8.000 millones de años de antigüedad, o casi el doble que el sol. Esto significa que es probable que cualquier planeta que la orbite sea antiguo, de forma que la vida tal y como la conocemos podría haber tenido tiempo más que suficiente para evolucionar. Y, por ahora, la estrella presenta una tranquilidad asombrosa, con pocas señales de las tumultuosas llamaradas estelares que suelen expulsar dichos objetos.
Estos factores, así como la proximidad relativa del sistema, convierten este sistema en un objetivo intrigante para los astrónomos que tratan de entrenar los telescopios de la próxima generación en otros mundos y buscan señales de la existencia de vida más allá de la Tierra.
«Los dos planetas de Teegarden son potencialmente habitables», afirma Ignasi Ribas, del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya, integrante del equipo que documentó los planetas en la revista Astronomy & Astrophysics. «En última instancia, comprobaremos si son habitables y quizá incluso si están habitados».
Una enana estelar
Los dos mundos orbitan una estrella tan tenue que ni siquiera se detectó hasta 2003, cuando el astrofísico de la NASA Bonnard Teegarden extrajo datos astronómicos y buscó estrellas enanas cercanas y tenues que, hasta ahora, habían evadido la detección.
La estrella de Teegarden es una enana estelar que apenas tiene el nueve por ciento de la masa del sol. Se denomina enana M ultrafría y emite la mayor parte de su luz en infrarrojo, igual que la estrella TRAPPIST-1, que alberga hasta siete planetas rocosos conocidos. Pero la estrella de Teegarden se encuentra a un tercio de la distancia entre la Tierra y el sistema TRAPPIST-1, lo que la convierte en una candidata ideal para futuras caracterizaciones.
Actualmente, Ribas y sus colegas están buscando planetas que orbiten 342 estrellas pequeñas, así que apuntaron el instrumento CARMENES, ubicado en el observatorio de Calar Alto, hacia esta miniestrella.
El CARMENES observó la estrella de Teegarden a lo largo de tres años, prestando atención a los movimientos y los tirones producidos por posibles planetas en órbita. Finalmente, más de 200 mediciones sugirieron la presencia de dos mundos pequeños que empujaban a la estrella, cada uno con 1,1 veces la masa de la Tierra, aproximadamente. El equipo calcula que uno de los planetas, denominado Teegarden b, completó una órbita en solo 4,9 días terrestres. El otro, Teegarden c, tiene una órbita de solo 11,4 días.
Una tranquilidad misteriosa
Antes de poder informar de la existencia probable de dichos planetas, el equipo tuvo que descartar fenómenos estelares intrínsecos, como las manchas y llamaradas estelares, que pueden disfrazarse de mundos en órbita. A veces, este proceso puede resultar difícil en enanas rojas, que son muy tempestuosas y presentan una tendencia a producir llamaradas enormes. Pero la estrella de Teegarden tiene una tranquilidad casi misteriosa, lo que facilita detectar señales planetarias.
«La cantidad de mediciones es tan alta y la estrella se comporta tan bien que queda poco margen para una explicación alternativa», afirma Ribas. «Por eso creo que se trata de un caso claro de detección planetaria. Apostaría mis dos meñiques a que están ahí».
«Son candidatos a planetas muy plausibles», coincide Lauren Weiss, de la Universidad de Hawái. «Me impresiona la calidad de los datos».
Sin embargo, Weiss indica que hay unos cuantos puntos que la hacen dudar. En primer lugar, los científicos no saben el ritmo exacto al que la estrella de Teegarden rota sobre su eje, y ese tipo de movimiento podría hacerse pasar por una de las señales planetarias.
Con todo, «es probable que la rotación estelar imitara la órbita de un planeta, no de dos, así que es probable que al menos un planeta sea real», afirma.
En segundo lugar, sostiene que es posible que los planetas orbiten alrededor de la estrella a más velocidad de la inferida, lo que podría reducir su posible habitabilidad.
«Pero este problema técnico es pequeño», afirma Weiss. «Aunque resulte que hay planetas alrededor de la estrella y los autores se hayan confundido en los periodos orbitales, los planetas siguen siendo planetas».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.