La astronauta Christina Koch bate el récord del vuelo espacial más largo realizado por una mujer
Tras casi un año en el espacio, la astronauta que más tiempo ha permanecido en un vuelo espacial regresa a Tierra.
La astronauta estadounidense Christina Koch ha sumado otro hito a su carrera espacial tras pasar 328 días en la Estación Espacial Internacional (EEI) y convertirse así en la mujer que más tiempo ha pasado en un vuelo espacial.
Tras completar 5.248 órbitas de la Tierra y viajar 223 millones de kilómetros, es decir, lo que serían 291 viajes de ida y vuelta a la Luna desde la Tierra, la astronauta llegó ayer a la Tierra acompañada de el comandante Soyuz Alexander Skvortsov de Roscosmos y el astronauta Luca Parmitano, de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).
“Este viaje ha sido el viaje de todos”, afirmó anoche Koch en sus redes sociales. “Gracias a todos los involucrados en el éxito de nuestra misión y por darme la oportunidad de llevar los sueños de todos al espacio. ¡Estoy llena de gratitud por estar de vuelta en el planeta!”. Después de partir de la Estación Espacial Internacional, la nave espacial en la que viajaban, la Soyuz MS-13, aterrizó ayer por la tarde en en Kazajstán, al sureste de la remota ciudad de Dzhezkazgan.
A pesar de que Koch debía permanecer en el espacio el tiempo estándar, seis meses desde que despegó el 14 de marzo del año pasado, su llegada se retrasó finalmente hasta ayer debido a problemas con la programación de los vuelos.
El pasado 18 de octubre de 2019, Koch marcó otro hito durante los 11 meses que compartió junto a su compatriota Jessica Meir en la EEI: ambas llevaron a cabo la primera caminata espacial en la que solo participaban mujeres. Svetlana Savitskaya, de la antigua URSS, fue la primera mujer que caminó en el espacio, en julio de 1984.
Los efectos del espacio en la mujer
Enmarcadas en las expediciones 59, 60 y 61, Koch ha dirigido más de 210 investigaciones durante su estancia en el espacio para ayudar a la agencia en sus próximos viajes a la Luna y a Marte. En especial, la astronauta participó en una investigación que tiene como objetivo brindar a los científicos la oportunidad de observar los efectos de los vuelos espaciales de larga duración en una mujer, analizando “el alcance de la degradación ósea y muscular de la columna vertebral inducida por el vuelo espacial, y el riesgo asociado de vértebras rotas”, según explica en un comunicado la NASA.
“Se espera que este esfuerzo proporcione información sobre el desarrollo de contramedidas futuras, como la medicina preventiva o el ejercicio. Estos resultados también podrían proporcionar recomendaciones para limitar la cantidad de fuerza a la que están sometidos los astronautas durante el lanzamiento”.
Durante los últimos 60 años, la agencia ha recogido gran cantidad de datos sobre la salud y el rendimiento de los astronautas gracias al estudio de vuelos de hasta un año, como el realizado por Scott Kelly, las tres misiones espaciales de larga duración de Peggy Whitson, que en total duraron 665 días, y ahora las misiones de Koch y del astronauta Andrew Morgan , quien se encuentra ahora en una misión de 10 meses.
Cristales de microgravedad
Estas expediciones también han demostrado que “existe un grado significativo de variabilidad en la respuesta humana a los vuelos espaciales, así como la importancia de determinar el grado aceptable de cambio tanto para hombres como para mujeres”, explica la NASA.
En esta línea, la agencia cuenta con un riguroso proceso de entrenamiento para preparar a los astronautas para sus misiones, un estilo de vida y un régimen de trabajo bien planeados mientras están en el espacio, y un excelente programa de rehabilitación y reacondicionamiento una vez que llegan a Tierra, para el que ahora se prepara Koch.
Otra de las investigaciones que ha llevado a cabo Koch durante su estancia en la EEI incluye el estudio de los microcristales de gravedad, que cristalizan la membrana de una proteína relacionada con el crecimiento tumoral y la supervivencia al cáncer.
“Aunque la cristalización de esta proteína ha arrojado resultados insatisfactorios en la Tierra, esta investigación aprovecha el extenso trabajo de cristalización de proteínas en la estación espacial, lo que aumenta significativamente la probabilidad de un crecimiento exitoso de cristales”, afirma la NASA. “Los resultados pueden apoyar el desarrollo de tratamientos contra el cáncer que se dirigen a la proteína de manera más efectiva y con menos efectos secundarios”.
Enviando la ciencia al espacio
El laboratorio espacial es uno de los lugares donde Koch ha pasado más tiempo investigando. “Experimentamos la gravedad de la Tierra. De hecho, experimentamos el 90% de lo que todos experimentáis en la Tierra. La diferencia es que nosotros [en la EEI] nos movemos tan rápido que, según circulamos alrededor de la Tierra, caemos en su órbita. La microgravedad no es la ausencia de masa, sino que todos los objetos están en el mismo campo gravitacional, cayendo juntos”, explica Koch en un vídeo de la NASA.
“Sí, es muy divertido y flotar por el aire es una de las partes más excitantes de estar en el espacio y ser austronauta, pero aún más importante, permite que realicemos una gran cantidad de experimentos a bordo que asumen las ventajas de la microgravedad, y hacer así cosas que no podemos hacer en la Tierra”.
La astronauta, que celebró su cumpleaños el pasado 30 de enero flotando en la nave con sus compañeros, afirmó en Twitter que no podía “pensar en una mejor manera de pasar mi cumpleaños que con mis compañeros de equipo trabajando en la ciencia en el espacio”.
Cada expedición es clave para las investigaciones de la agencia, que planea volver a enviar astronautas a la Luna para 2024. Con la ilusión de inspirar a futuros astronautas a seguir sus pasos y como potencial candidata para las próximas expediciones, Koch afirmó a su llegada que es un honor para ella ser fuente de inspiración para todas aquellas personas que puedan ver su futuro reflejado en su carrera. “Vivir en el espacio me ha dado una nueva apreciación por la Tierra”, afirma Koch.