La NASA anuncia que visitará Venus por primera vez en casi 30 años
Dos naves aspiran a resolver misterios sobre el planeta, como por qué parece una versión tóxica e infernal de la Tierra.
Las naves son capaces de ver a través de la densa atmósfera de Venus, revelando una superficie alienígena que en cierto modo tiene un parecido inquietante con la Tierra.
La NASA tenía una sorpresa preparada para los científicos planetarios: durante una rueda de prensa, la agencia anunció que el turbulento y tóxico Venus será el objetivo de las dos próximas misiones de su competitivo programa Discovery.
«Estas dos misiones hermanas, cuyo fin es entender cómo Venus se convirtió en un mundo infernal capaz de fundir el plomo en la superficie, ofrecerán a toda la comunidad científica una oportunidad de investigar el planeta que no han tenido en más de 30 años», declaró Bill Nelson, administrador de la NASA, durante la rueda de prensa. «Esperamos que estas misiones ayuden a ampliar nuestra comprensión de cómo evolucionó la Tierra y por qué es actualmente habitable cuando otros [planetas rocosos] de nuestro sistema solar no lo son».
Una sonda, llamada DAVINCI+, estudiará la atmósfera tóxica del planeta, un denso manto de dióxido de carbono y nubes de ácido sulfúrico. La otra, VERITAS, creará mapas detallados de la superficie del planeta para reconstruir su historial geológico.
La pareja superó a otras dos finalistas, que habrían enviado sondas a la luna volcánica de Júpiter, Ío o a la luna de Neptuno, Tritón, destinos que llevan décadas en la lista de deseos de la ciencia planetaria.
La sonda New Horizons de la NASA capturó esta imagen de la luna de Júpiter, Ío, y uno de sus volcanes en erupción durante un encuentro con Júpiter en 2007 de camino a Plutón.
La noticia llega justo cuando está aumentando el interés por una misión dirigida por Estados Unidos a Venus, que algunos científicos planetarios han considerado «el planeta olvidado». Venus es muy similar a la Tierra en tamaño y masa. Y aunque hoy es un mundo infernal e inhóspito, en el pasado podría haber sido un planeta templado cubierto por un océano, como el nuestro. Es crucial entender cómo se convirtió Venus en un mundo tan hostil para comprender lo habituales que pueden ser planetas como la Tierra.
«Tenemos al lado un planeta del tamaño de la Tierra que no se parece nada a la Tierra, ¿por qué? Es muy importante averiguarlo», afirma Paul Byrne, científico planetario de la Universidad del Estado de Carolina del Norte. «Tenemos preguntas muy importantes que responder respecto a la formación, características y evolución de un mundo del tamaño de la Tierra».
El doble de diversión
El programa Discovery de la NASA apoya misiones más pequeñas y menos caras que las de las categorías New Frontiers y Flagship. Las misiones Discovery, que se lanzan cada 36 meses aproximadamente, suelen limitarse a 450 millones de dólares, sin contar el vehículo de lanzamiento y los costes de operaciones de la misión, mientras que las expediciones New Frontiers se limitan a 850 millones de dólares. Las Flagship —como los róveres marcianos Perseverance y Curiosity— pueden costar miles de millones.
Actualmente, la NASA cuenta con dos misiones Discovery activas. El Lunar Reconnaissance Orbiter, lanzado en 2009, ha pasado más de una década cartografiando la superficie de la Luna. El InSight Lander, lanzado en 2018, está estudiando el interior de Marte.
En 2021, se lanzarán dos misiones más: Lucy estudiará varios asteroides y los utilizará para descubrir los secretos del sistema solar primitivo, mientras que Psyche visitará un asteroide homónimo gigantesco y abundante en metales. Entonces, algunos científicos se quejaron sobre la selección de dos misiones a asteroides, sobre todo porque superaron varias misiones propuestas a Venus, entre ellas VERITAS y DAVINCI+.
Misiones muy esperadas
Ahora, dichas misiones por fin tendrán la oportunidad de volar y sacar a la luz nuevas verdades sobre este planeta cercano.
La última misión de Estados Unidos a Venus, Magellan, terminó en 1994 cuando la sonda ejecutó una zambullida programada por la atmósfera del planeta. Desde entonces, sondas europeas y japonesas han visitado Venus y los científicos han seguido apuntando al intrigante planeta con telescopios terrestres.
A pesar del escrutinio, los misterios de Venus no han hecho más que aumentar. Entre ellos están las evidencias crecientes de vulcanismo en la superficie del planeta, a pesar del hecho de que Venus carece de la actividad tectónica que alimenta las regiones más volcánicas de la Tierra. También está la polémica detección de fosfina en la atmósfera del planeta, que podría ser una señal de vida.
Quizá para 2030, la sonda DAVINCI+ («Deep Atmosphere Venus Investigation of Noble gases, Chemistry, and Imaging») despegará hacia Venus. Descenderá por la atmósfera del planeta, que es 90 veces más densa que la de la Tierra, tomará muestras y enviará datos que ayudarán a los científicos a comprender cómo evolucionó y si el planeta ha tenido océanos.
Mientras DAVINCI+ estudia la atmósfera de Venus, la VERITAS («Venus Emissivity, Radio Science, InSAR, Topography, and Spectroscopy») estará ocupada cartografiando la superficie del planeta desde la órbita. Estas imágenes, así como la información detallada sobre la composición química y la topografía de la superficie, ayudarán a reconstruir la historia geológica de Venus, y quizá a resolver el misterio de cómo se convirtió en un planeta infernal.
«Mi pobre perro pensaba que alguien estaba atacando nuestra casa por cómo me puse a gritar cuando me enteré de que se había seleccionado esta misión», tuiteó David Grinspoon, miembro del equipo de la sonda DAVINCI+ del Instituto de Ciencia Planetaria.
«Llevo presionando por esto literalmente toda mi carrera», tuiteó. «La última misión de Estados Unidos a Venus se lanzó en 1989, el año en que terminé el posgrado. Hay mucho que aprender sobre el clima, la historia de los mundos similares a la Tierra y la vida en el universo».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.