El plan de la NASA de redirigir a un asteroide sorprendió a sus propios científicos
La colisión de la nave espacial DART modificó la órbita de un asteroide inofensivo más de lo esperado, lo que sugiere que la técnica podría funcionar si necesitamos desviar una roca espacial potencialmente mortífera en el futuro.
La nave espacial DART de la NASA (derecha) impactó con el asteroide Dimorphos (izquierda), y el LICIACube de la Agencia Espacial Italiana (abajo a la derecha) fue testigo de la colisión. El impacto buscaba alterar la órbita de Dimorphos alrededor del asteroide mayor Didymos (arriba a la derecha).
Miles de millones de años después de ser golpeada por asteroides, la Tierra ha devuelto el golpe. Para probar una estrategia que podría sacar a un asteroide potencialmente peligroso de su trayectoria de colisión con la Tierra, la NASA lanzó una nave espacial contra un asteroide de 152 metros de ancho llamado Dimorphos, que orbita alrededor de un asteroide mucho mayor llamado Didymos, y la prueba fue un éxito rotundo.
En lugar de limitarse a empujar a Dimorphos hacia una trayectoria orbital ligeramente más ajustada, como se esperaba, la Prueba de Redirección de un Asteroide Doble (DART, por sus siglas en inglés, palabra que también significa "dardo") le dio un golpe cósmico en la cara que redujo en 32 minutos la órbita del asteroide. También convirtió a Dimorphos en algo parecido a un cometa: el asteroide tiene ahora una cola de escombros polvorientos de unos 9656 kilómetros de largo.
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"No creo que la mayoría de la gente esperara que lo hicieran explotar tanto como lo hicieron", dice John O'Meara, científico jefe del Observatorio Keck, donde los astrónomos observaron recientemente la corriente de escombros posterior al impacto. "Supongo que cuando se golpea una pila de escombros, ésta se desestabiliza".
Esta imagen del LICIACube de la Agencia Espacial Italiana fue captada unos minutos después de la colisión intencionada de la misión Double Asteroid Redirection Test (DART) de la NASA con su asteroide objetivo, Dimorphos.
Para cumplir su misión, el impacto de la nave espacial sólo tenía que estrechar la órbita de Dimorphos en poco más de un minuto, un punto de referencia que superó con creces. Y aunque no es la primera vez que los humanos estrellan una nave espacial contra un objeto cósmico (lo hemos hecho con la Luna, un cometa y un asteroide para estudiar los impactos) es la primera vez que lo hacemos con la intención de alterar la órbita del objeto y preparar una estrategia para desviar cualquier futuro asteroide asesino.
"La NASA intenta estar preparada para lo que el universo nos depare", dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson, a los periodistas el 11 de octubre. "Demostramos al mundo que la NASA va en serio como defensora de este planeta".
Golpeando un asteroide
A unos 11 millones de kilómetros de la Tierra, DART chocó contra Dimorphos justo después de las 1:14 horas españolas del 27 de septiembre. Mientras se precipitaba hacia el asteroide a más de 22 530 kilómetros por hora, la nave espacial tomó furiosamente imágenes de su objetivo. En pocos minutos, Dimorphos pasó de ser un borroso grupo de píxeles a ser un minimundo con forma de huevo y repleto de rocas que llenaba el campo de visión de la nave, creciendo cada vez más hasta que la transmisión se cortó abruptamente cuando llegaba la última imagen.
"Normalmente, perder la señal de la nave espacial es algo muy malo, pero en este caso, fue el resultado ideal", dijo Ralph Semmel, director del Laboratorio de Física Aplicada (APL) de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos), a los periodistas después de la colisión.
Como sospechaban los astrónomos, Dimorphos es lo que se conoce como un asteroide de pila de escombros: un conglomerado suelto de bloques rocosos, en lugar de una masa única y sólida. Menos de tres minutos después de la colisión, el LICIACube de la Agencia Espacial Italiana navegó junto a los restos del asteroide y tomó imágenes de la nube de escombros. Megan Bruck Syal, del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, califica esas imágenes de "increíbles" y afirma que están ayudando a los investigadores a conocer cómo se desarrollan los impactos planetarios en la realidad, lo que servirá de base para las simulaciones en las que trabajan ella y su equipo.
La noche del impacto, los telescopios terrestres captaron imágenes de DART completando su misión. Uno de ellos, el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides, vio un pequeño pinchazo de luz que se iluminó de forma espectacular, y luego arrojó una inmensa cantidad de escombros: la roca pulverizada que se desprendió de Dimorphos. El Telescopio Espacial Hubble de la NASA y el Telescopio Espacial James Webb también captaron la colisión, y las imágenes del Hubble registraron un aumento de brillo tres veces mayor debido a todo el polvo reflectante.
Durante las dos últimas semanas, los astrónomos han podido determinar el cambio en la órbita de Dimorphos utilizando seis telescopios terrestres. Cuatro de ellos, situados en Sudáfrica y Chile, observaron el sistema de asteroides dobles en busca de las breves variaciones de brillo que se producen cuando Dimorphos orbita alrededor de Didymos. Los otros dos, en California y Virginia Occidental, realizaron mediciones de radar de los asteroides. Ambas técnicas dieron la misma respuesta.
"Este es un resultado muy emocionante y prometedor para la defensa planetaria", dijo Nancy Chabot de APL, líder de coordinación de DART, durante la sesión informativa del 11 de octubre. "Está dentro del rango de los modelos que se han estudiado, pero también indica definitivamente que se está obteniendo una mayor desviación debido a la cantidad de eyección, ese material rocoso que se desprende".
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Estudiar las consecuencias
Para que la misión DART se considerara un éxito, el impacto debía acortar la órbita de Dimorphos, de 11 horas y 55 minutos, en al menos 73 segundos. Los responsables de la misión eran optimistas en cuanto a que la diferencia sería significativamente mayor, más cercana a los 10 minutos, pero más de 30 minutos no había surgido como una posibilidad favorecida en las conversaciones previas al impacto con los periodistas. Ahora los científicos del DART están ocupados estudiando el penacho creado por el impacto, intentando determinar la cantidad de material expulsado, el tamaño de los restos y de qué están hechos. También realizarán observaciones aún más detalladas de la nueva órbita de Dimorphos para determinar si es circular y si se tambalea.
Un cambio de órbita tan drástico sugiere que embestir una nave espacial contra un asteroide para sacarlo de su curso es una forma razonable de desviar asteroides peligrosos que amenacen a la Tierra en el futuro. Este método, denominado estrategia de impacto cinético, es potencialmente escalable para desviar rocas espaciales mucho más grandes que podrían causar extinciones masivas en la Tierra, siempre que se detecten con suficiente antelación.
Pero la estrategia DART tiene un inconveniente: todo el polvo que ahora envuelve al sistema de asteroides podría ser peligroso para otras naves espaciales. Esto podría suponer un problema si un impacto no es suficiente.
"En una emergencia real, podríamos necesitar impartir un cambio de velocidad mucho mayor, y el asteroide podría ser más masivo", escribe Syal en un correo electrónico. "Si necesitáramos más de un impacto cinético para desplazar con éxito un asteroide de una trayectoria de impacto contra la Tierra, un entorno lleno de polvo podría ser más difícil para navegar un segundo impactador en el asteroide objetivo".
Además, no todos los asteroides son montones de escombros sueltos como el Dimorphos, por lo que los efectos de cualquier hipotética misión para salvar el planeta dependerían de las propiedades específicas de ese asteroide. "Esta es una prueba en un asteroide", dice Lori Glaze, de la NASA, directora de la división de ciencia planetaria de la agencia. "La forma en que reaccionen va a depender de si son sólidos o si son esta colección de escombros".
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Aun así, el experimento DART ha proporcionado una gran cantidad de información a los equipos de defensa planetaria de la Tierra que trabajan para proteger nuestro mundo azul y los miles de millones de especies que dependen de él para sobrevivir.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.