Despegue del módulo de aterrizaje lunar de Intuitive Machines

Estados Unidos regresa a la Luna tras el alunizaje exitoso de Odysseus

Por primera vez desde 1972, una misión estadounidense ha alunizado para la NASA, dando los primeros pasos en la posible comercialización del espacio profundo.

El módulo de aterrizaje lunar de Intuitive Machines despega en el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida el 15 de febrero de 2024.

Fotografía de Kim Shiflett, NASA
Por Joe Pappalardo
Publicado 23 feb 2024, 17:16 CET

En un acontecimiento histórico, un módulo de aterrizaje lunar llamado Odysseus ha aterrizado en el polo sur de la Luna. Se trata de la primera misión estadounidense a la superficie lunar desde 1972, y del primer aterrizaje del programa Artemis, el esfuerzo de la NASA por devolver personas a la Luna para estancias prolongadas.

"Estamos en la superficie y estamos transmitiendo", dijo Steve Altemus, consejero delegado de Intuitive Machines, la empresa privada que construyó el módulo de aterrizaje, en una transmisión en directo. "Bienvenidos a la Luna".

El administrador de la NASA, Bill Nelson, lo calificó como "un aterrizaje único en la vida" momentos después del aterrizaje, que se produjo pasados 23 minutos de la medianoche española. "Estados Unidos ha vuelto a la Luna", dijo; "hoy es un día que muestra el poder y la promesa de las asociaciones comerciales de la NASA. Qué triunfo".

(Relacionado: India ha llegado al polo sur de la Luna: análisis de su importancia)

¿Por qué es un alunizaje histórico?

La compañía no está segura de la posición exacta de Odysseus, pero sí saben que el módulo está vivo y hablando, tras varios estresantes minutos de silencio después del aterrizaje.

La tensión también fue máxima una hora antes, cuando el sistema de guía primario de la nave espacial dejó de funcionar. Los controladores de la misión tuvieron que recurrir a los láseres de la NASA a bordo de Odysseus para proporcionar los haces de luz necesarios, lo que retrasó el aterrizaje y obligó al módulo de aterrizaje a dar una vuelta más alrededor de la Luna.

Esta misión, IM-1, probará el equipo de aterrizaje y explorará la posible ubicación de un futuro puesto de avanzada tripulado. El módulo de aterrizaje Nova-C se encuentra junto al cráter Malapert A, algunas de cuyas partes se hallan en una oscuridad casi constante, posiblemente suficiente para preservar el hielo necesario para mantener un puesto de avanzada o una colonia habitada. El polo sur lunar es "uno de los mejores emplazamientos para una presencia humana sostenida en la Luna", según la NASA.

Odysseus, que despegó del Centro Espacial Kennedy de la NASA el 15 de febrero, ha transportado seis cargas útiles de la NASA, incluidos equipos para realizar radioastronomía, examinar la meteorología espacial y analizar la superficie lunar. Está construido y operado por Intuitive Machines, que está a la vanguardia de la exploración del sistema solar. Este alunizaje es también el primer éxito de una empresa comercial en aterrizar en la Luna. 

La NASA espera más. El alunizaje de hoy es la segunda de muchas misiones lunares robóticas previstas por la agencia espacial, cada una de ellas en manos de Intuitive Machines u otras empresas espaciales privadas. La primera fracasó a finales de diciembre, cuando un módulo de aterrizaje operado por la empresa Astrobotic sufrió un fallo de propulsión que agotó el combustible.

El módulo de aterrizaje lunar Odysseus se expone en la sede de Intuitive Machines en Houston, Estados Unidos.

Fotografía de NASA, Intuitive Machines

Ahora, al aterrizar el Odysseus sano y salvo, Intuitive Machines ha proporcionado un ejemplo en el espacio profundo de la transferencia por parte de la NASA de la ingeniería y operación de naves espaciales a empresas privadas, afirma Altemus, que fue subdirector del Centro Espacial Johnson de la NASA.

"Estamos demostrando que las empresas comerciales ahora pueden hacer las cosas difíciles que sólo eran competencia de los países".

El módulo de aterrizaje Odysseus es un cilindro hexagonal, adornado con instrumentos envueltos en papel de aluminio y fijado con seis patas metálicas. Un único motor, utilizado tanto para la propulsión como para el aterrizaje, se alimenta de tanques internos de metano líquido y oxígeno líquido. Unos rectángulos oscuros de paneles solares están diseñados para generar 200 vatios de energía en la superficie lunar.

IM-1 transporta una serie de sensores experimentales de la NASA que ayudarán en misiones posteriores. Entre ellos se incluyen sistemas de radar láser de telemetría que ayudarán a la navegación durante los alunizajes, así como ocho retrorreflectores colocados en la superficie lunar que servirán de marcadores permanentes para las naves espaciales que se aproximen.

En la superficie, un receptor de radio de baja frecuencia diseñado por la NASA medirá el impacto de la meteorología espacial y la actividad humana en el entorno lunar. Como precursor del tipo de astronomía que muchos esperan realizar en la Luna, el experimento también detectará emisiones de radio procedentes del Sol, Júpiter y la Tierra.

Un pequeño satélite con cámara llamado EagleCam, construido por profesores y estudiantes de la Embry-Riddle Aeronautical University de Florida (EE. UU.), se desplegó durante el descenso para captar las primeras imágenes en tercera persona de un alunizaje.

Odysseus aterrizó justo al lado de un posible lugar de alunizaje para la misión Artemis III de la NASA, y de un emplazamiento candidato para una base habitada. La pregunta es: ¿cuándo llegarán los astronautas? Según un informe publicado en mayo por la Oficina del Inspector General de la NASA, el programa lunar de la agencia acumula un retraso de al menos seis años y un sobrecoste de seis mil millones.

Jim Free, máximo responsable de la agencia espacial para los vuelos tripulados en el espacio profundo, declaró recientemente en una presentación pública que la NASA gastaría 41 500 millones de dólares en el programa Artemis entre 2024 y 2028, con un único alunizaje humano como recompensa. Se espera que la única misión tripulada, prevista para 2025, se retrase al menos dos años.

El temor a estos enormes costes es en parte la razón por la que, desde la década de 1990, la NASA ha empezado a fomentar los esfuerzos de empresas espaciales privadas para construir y operar naves espaciales.

Después de que esto resultara exitoso para llevar carga a la Estación Espacial Internacional, en marzo de 2018 la NASA adoptó un método similar para acelerar sus misiones lunares, un programa llamado Commercial Lunar Payload Services (CLPS). El esfuerzo dio sus frutos: ahora hay 14 empresas elegibles para licitar misiones para la NASA y seis empresas con contratos de misión para vuelos programados para 2023 y 2024. Cada una cuesta unas seis veces menos que una misión insignia equivalente de la NASA.

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    "Recuerda, cuando aterrizas en la Luna y quieres permanecer allí durante mucho tiempo, la entrega de carga es tan importante como en la estación espacial", dice Thomas Zurbuchen, ex administrador asociado de la NASA para la Dirección de Misiones Científicas, que encabezó la financiación del CLPS.

    "Lo que esperaba cuando se nos ocurrió la idea era crear y desarrollar una serie de empresas que pudieran estar disponibles para Artemis".

    Tener varios módulos de aterrizaje en funcionamiento es fundamental para la idea de CLPS. En lugar de financiar una única nave construida y probada según normas rígidas, el programa sembraría varias empresas con mucho menos dinero para crear sus propios módulos de aterrizaje y aceptar un riesgo mucho mayor de fracaso de la misión.

    Al tratarse de un programa pequeño y experimental, el CLPS no ha suscitado mucha oposición dentro o fuera del Congreso de los EE. UU., y es probable que este exitoso aterrizaje disuada a los críticos.

    Aun así, en un informe de 2020, la Oficina del Inspector General de la NASA señalaba que el personal de la NASA "no evaluó los riesgos del rendimiento pasado y del historial financiero durante su evaluación de los posibles contratistas de CLPS" y "confió en que los contratistas autocertificaran la disponibilidad de financiación futura a pesar de los malos antecedentes comerciales, financieros y de rendimiento previo".

    (Relacionado: La luna es muchísimo más vieja de lo que pensábamos)

    Una misión inesperada

    Hasta 2018, Intuitive Machines desarrollaba drones para sobrevolar incendios forestales. No pivotó hacia los alunizadores hasta que la NASA abrió su concurso CLPS ese año, y ganó su primer contrato en mayo de 2019. La exitosa misión IM-1 de hoy voló bajo un contrato de 118 millones de dólares de la NASA.

    Desde que ganó su primer contrato CLPS, Intuitive Machines ha ganado otros dos lanzamientos de la NASA a la Luna.

    "No se estaba desarrollando nada aquí en 2018 en términos de programas lunares, y ahora tenemos nuestra primera misión", dice Altemus. "En el tiempo que se tarda en obtener un título universitario, construimos todo un programa lunar". 

    Intuitive Machines tiene planes para ofrecer servicios lunares a empresas espaciales privadas, así como a la NASA, a pesar de su alicaído programa Moonshot.

    "Si las cosas se mueven en la dirección correcta, es una oportunidad para nosotros de seguir volando", dice Altemus; "es una oportunidad más para que los proveedores de CLPS como Intuitive Machines sigan llevando cosas a la superficie antes de que lleguen los humanos. ¿Quieres este vehículo en la superficie? Nosotros lo llevamos. ¿Quieres esta central eléctrica allí arriba? Nosotros la llevamos".

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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