¿Cómo se forma una lluvia de estrellas?

El mejor momento para observar estrellas fugaces es durante el pico de una lluvia de meteoritos anual. Aquí tienes todo lo que necesitas saber sobre estos formidables espectáculos visuales.

Cuando los desechos interplanetarios caen en la atmósfera de la Tierra, se queman y crean deslumbrantes lluvias de meteoros, como las Perseidas (vistas aquí sobre el Parque Nacional de Yosemite).

Fotografía de Composite Babak Tafreshi
Por Victoria Jaggard

Cuando le pides un deseo a una estrella fugaz, en realidad estás ofreciendo tus sueños y esperanzas a un pequeño trozo de roca espacial que se quema al caer en picado a través de la atmósfera terrestre. Conocidos como meteoros, estos brillantes rayos de luz han cautivado a los humanos durante siglos, especialmente cuando llegan en estallidos de gloria ardiente durante los espectáculos celestes llamados lluvias de estrellas o, más formalmente, lluvias de meteoritos.

La comunidad científica sabe desde mediados del siglo XIX que casi todas las lluvias de meteoros nacen de cometas helados. Cuando uno de estos visitantes del espacio profundo entra en el interior del sistema solar, el calor del Sol hace que los hielos de la superficie del cometa pasen de hielo a gas, un proceso llamado sublimación. Esto es lo que produce la hermosa cola del cometa.

A medida que el hielo se vaporiza, el cometa libera polvo, partículas del tamaño de granos de arena e incluso algunos trozos de piedra del tamaño de cantos rodados que deja a su paso. Con cada órbita, ese proceso crea una corriente de escombros a lo largo de la trayectoria del cometa que persiste mucho después de que la sucia bola de hielo se haya dirigido de nuevo a los bordes del sistema solar.

En algunos casos, la Tierra atraviesa las corrientes de escombros durante su viaje alrededor del Sol. Cuando el planeta atraviesa los restos cometarios, los trozos rocosos chocan contra nuestra atmósfera y se queman, creando un espectáculo formidable en el cielo nocturno. Y no somos los únicos testigos del fenómeno : las lluvias de estrellas también se producen en Marte, aunque en el planeta rojo los espectáculos varían en función de las trayectorias de los cometas que atraviesa.

Un pequeño número de lluvias de estrellas se desmarcan de la tendencia y se originan en asteroides, no en cometas. Las Gemínidas, que en 2024 se pueden ver desde del 4 al 17 de diciembre y tendrán su punto álgido el 14 a las 2.00 de la madrugada hora peninsular española, según el Instituto Geográfico Nacional de España, entran en esta categoría, y se cree que proceden del asteroide 3200 Phaethon. Los científicos no están seguros de cómo esta roca espacial consigue un espectáculo tan deslumbrante. Pero un estudio postula que el asteroide forma parte de un cuerpo planetario mayor, posiblemente un cometa, que se rompió en una colisión o explosión, y que los escombros resultantes son los que nos dan la lluvia de meteoritos.

Cráter del Meteorito
Fotografía compuesta de la Vía Láctea brillando sobre Portugal
Izquierda: Arriba:

El cráter del Meteorito, un cráter de impacto en Arizona, tiene aproximadamente 50 000 años de antigüedad y mide unos 1200 metros de ancho y 167 metros de profundidad.

Fotografía de Francois Gohier, VWPics, Redux
Derecha: Abajo:

Esta fotografía compuesta muestra la Vía Láctea brillando en lo alto y resplandeciente contra un cielo nocturno estrellado durante la lluvia de meteoros de las Perseidas, sobre las montañas y el lago de Dark Sky Aldeias do Xisto en Portugal.

Fotografía de Composite Miguel Claro

Estallidos y bolas de fuego

Es posible que caigan meteoros durante cualquier noche, pero el mejor momento para observarlos es durante el pico de una lluvia de meteoros anual. Esto ocurre cuando la Tierra atraviesa una parte especialmente densa de la corriente de escombros de un cometa, un acontecimiento que se produce anualmente y en momentos predecibles.

Vistos desde la superficie de la Tierra, los meteoros de las lluvias anuales parecen irradiar desde puntos concretos del cielo nocturno. Por ello, la mayoría de las lluvias reciben el nombre de la constelación de la que parecen proceder. Por ejemplo, la prolífica lluvia de meteoros de las Perseidas, que tiene lugar cada mes de agosto, debe su nombre a su origen en la zona de la constelación de Perseo, el héroe mítico.

Cada una de las principales lluvias de meteoros tiene picos diferentes en la velocidad de caída de sus estrellas fugaces. En algunas, como las Líridas, en abril, caen entre 15 y 20 meteoros por hora. Otras, como las Gemínidas en diciembre, llegan a producir entre 60 y 70 meteoros por hora.

Pero estas corrientes de escombros no son totalmente uniformes, y algunas lluvias (por lo general débiles) son conocidas por producir estallidos ocasionales de hasta mil meteoros por hora, mientras que otras salpican el cielo con brillantes bolas de fuego. En las distintas lluvias anuales, los meteoros caen a velocidades diferentes, lo que puede influir en la duración de las estelas en el cielo.

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    Lluvia de meteoritos 101

    Por desgracia, los astrónomos son incapaces de poder predecir con exactitud el momento en que una lluvia de meteoros determinada producirá uno de esos espectáculos deslumbrantes que tanto disfrutamos de ver. Además, algunas de las principales lluvias de estrellas se ven mejor desde el hemisferio Sur o el Norte, dependiendo de la constelación a la que pertenezcan. Para ofrecer una experiencia más controlada, una empresa japonesa ha propuesto una forma de crear lluvias de meteoros artificiales utilizando satélites y "meteoros" especialmente diseñados, hechos de bolitas rellenas de sustancias químicas.

    La mejor manera de experimentar una lluvia de meteoros natural es dirigiéndose a zonas rurales más oscuras, lejos de la contaminación lumínica, y esperando a que la radiante constelación de la lluvia se eleve en lo alto del cielo. Deja que tus ojos se adapten a la oscuridad y permanece atento a las efímeras, pero impactantemente hermosas, ráfagas de luz.

    Bólido sobre Arctic Henge, en Islandia

    Los bólidos son excepcionalmente grandes y brillantes porque explotan en la atmósfera terrestre. Este aparece sobre Arctic Henge, en Islandia.

    Fotografía de Babak Tafreshi

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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