Sabemos que la pandemia afecta a las madres trabajadoras, pero ¿cómo afecta esto a los niños?

El cambio en los roles de género podría afectar tanto a los niños como a padres y madres.

Por CLAIRE TRAGESER
Publicado 2 mar 2021, 14:39 CET
Imagen de una madre trabajando mientras el padre peina a su hija

Imagen de una madre trabajando mientras el padre peina a su hija.

Fotografía de MASKOT / GETTY IMAGES

Con dos másteres —entre ellos uno en Administración de Empresas de la Universidad de Columbia—, Sarah Shtutin siempre ha valorado su carrera como asesora sanitaria. Pero cuando comenzó la pandemia el año pasado, su marido y ella decidieron que, como él ganaba más dinero y tenía un horario menos flexible, ella reduciría su horario laboral a la mitad para cuidar de sus tres hijos, todos de menos de seis años y que ahora ya no iban al colegio.

Al principio, sin la presión de sacar a los niños a toda prisa por las mañanas y con más tiempo para jugar al aire libre, todo fue genial. «Pero no pensé que llegara febrero y fuéramos a seguir así», dijo. «Ahora mismo me siento muy quemada».

La experiencia de Shtutin apenas parece una novedad a estas alturas de la pandemia: en Estados Unidos, casi un millón de madres han dejado de trabajar desde que empezaron los confinamientos y muchas más han reducido sus horario laboral para atender las responsabilidades domésticas. Las mujeres trabajadoras también están asumiendo más responsabilidades de cuidado de los hijos, ya que muchos colegios y guarderías siguen cerrados.

De hecho, según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, desde el comienzo de la pandemia el porcentaje de mujeres en la población activa ha descendido hasta casi un 56 por ciento, frente a casi el 58 por ciento en enero del 2020 (o 57,5 por ciento en el 2019). «Ahora hemos retrocedido hasta 1988 en lo referente al nivel de empleo femenino», afirma Julie Kohler, científica social y miembro del National Women’s Law Center. «No puedo dejar de pensar en esto, que en menos de un año hayamos erradicado 30 años de logros laborales para las mujeres».

Debido a esos logros laborales conseguidos desde los años ochenta, los roles de género tradicionales también han ido cambiando poco a poco. Por ejemplo, la cantidad de tareas domésticas que realizan los hombres casados ha aumentado más del doble desde la década de 1960 (aunque, de media, las mujeres casadas todavía hacen el doble de tareas domésticas que los hombres). Y en los últimos 15 años, las mujeres se han vuelto menos propensas a ser las responsables primarias de hacer la compra, hacer la colada, cocinar, lavar los platos y limpiar, aunque aún ocupan esos roles en la mayoría de los hogares. Psicólogos y sociólogos afirman que los roles de género domésticos repercuten enormemente en el desarrollo de los niños, así como en sus expectativas sobre sí mismos y sus futuras familias.

Así que mientras los expertos se preocupan por que la pandemia esté trastocando los logros en equidad para las mujeres en los últimos 30 años, también temen por las repercusiones duraderas de que los niños observen un cambio en los roles de género en casa. Con todo, las decisiones que tomen los padres y madres durante estos momentos pueden minimizar los efectos que tienen en los niños e incluso suscitar cambios positivos.

Cómo influyen los roles de género domésticos en el desarrollo de un niño

«Cuando las madres dependen más del padre para que sea el sostén de la familia, la situación de género es muy tradicional», afirma Martie Hasleton, profesora de psicología en la Universidad de California, Los Ángeles, y el Instituto de Sociedad y Genética. En el pasado, eso solía significar que las mujeres —trabajaran o no fuera de casa— asumían más tareas domésticas y responsabilidades de cuidado de los hijos.

Estos roles tradicionales afectaban a cómo crecían los niños. Por ejemplo, según datos publicados por la Harvard Business School en el 2015 y el 2018, las hijas de madres que se quedaban en casa realizaban más tareas domésticas de adultas que las hijas de madres que trabajaban fuera de casa, mientras que los hijos adultos realizaban menos, incluso teniendo en cuenta su situación laboral.

Pero en los últimos 30 años, a medida que más mujeres participaban en la población activa y ganaban sueldos mayores, los roles de género en casa se han vuelto más equitativos y a los hijos suele irles mejor. Los mismos estudios de Harvard demostraron que las hijas cuyas madres trabajaban fuera de casa eran más propensas a ocupar puestos de liderazgo en el trabajo y ganar sueldos mayores que las hijas cuyas madres se quedaban en casa a tiempo completo. Los hijos de madres trabajadoras solían tener actitudes de género más igualitarias y pasaban unos 50 minutos más por semana cuidando de familiares.

Pero a medida que la pandemia obliga a las mujeres a abandonar la fuerza laboral o reducir el horario laboral, Hasleton dice que estos avances podrían dar marcha atrás. Teme que los niños que crecen en hogares con roles de género tradicionales internalicen esos roles, haciendo que la sociedad pierda los recientes logros en igualdad.

«Si los niños lo ven, cuando crezcan dicen: “Mamá hace esto y papá hace esto otro”», afirma. «Eso no habría ocurrido sin la pandemia».

Leslie Forde, que ha encuestado a familias desde el comienzo de la pandemia para su empresa de investigación y asesoría, Mom’s Hierarchy of Needs, señala que es probable que incluso los niños con un padre o madre que ha adoptado un rol de liderazgo tradicionalmente generizado se vean afectados por la pandemia. Por ejemplo, aunque la carrera de Ashley Lewis ya era secundaria a la de su marido, su nuevo «trabajo» como profesora en casa para sus dos hijos, que están en primaria, intensificó su rol de género aún más y eso afecta a cómo ve su hijo su papel de «madre».

«Mi marido no se involucra tanto [en las tareas del colegio]», cuenta. «Yo tengo tiempo para ayudar, así que incluso cuando mi marido dice que puede ayudar con las mates, mi hijo dice: “No, quiero que lo haga mamá”».

A medida que cambian los roles de género, parte de lo que afecta a los niños es la frustración de algunos padres con la nueva normalidad. Kohler dice que cuando los roles de género amplificados no son por decisión propia, las repercusiones pueden ser considerables para los niños.

«La salud mental de las mujeres está sufriendo de forma desproporcionada durante la pandemia por el nivel de responsabilidades domésticas y de cuidados que tienen que asumir», dice. «Algo más importante que quién hace qué es cómo se sienten las personas con lo que hacen. Y ahora mismo, para millones de mujeres, eso no es bueno. Y cómo afectará a los niños ese nivel de insatisfacción y estrés es una pregunta abierta».

Qué pueden aprender los niños del cambio de los roles de género

Con todo, una buena noticia es que, con ambos progenitores en casa, algunos padres están asumiendo más tareas domésticas y responsabilidades de crianza de las que tradicionalmente recaerían sobre la madre. Y eso manda un buen mensaje sobre los roles de género a los niños.

Por ejemplo, en casa de los Lewis, el padre lava los platos todos los días y hace más recados porque ahora está en casa. Otros hogares se apoyan casi completamente en los padres. Randy Lum y su mujer, Abigail, decidieron desde el principio de la relación que él sería el cuidador primario de sus hijos, por eso cuando comenzó la pandemia, ese sistema ayudó a su hogar a sobrellevar la situación cuando la guardería de sus dos hijos pequeños cerró.

Forde afirma que más familias están volviéndose como las de Lewis y Lum con el transcurso de la pandemia. Los hombres son capaces de adoptar más roles de género no tradicionales, como la crianza de los hijos y las tareas domésticas, porque trabajan en casa con su pareja o —mientras las mujeres vuelven a sus puestos en persona en la sanidad y la enseñanza— son los únicos que están en casa.

Se trata de una oportunidad para cambiar las expectativas sociales sobre los roles de género, señala Forde, algo con lo que está de acuerdo la psicóloga Deborah Pontillo. Por ejemplo, cuando los niños pueden ver qué hacen sus padres y madres cuando trabajan desde casa, entienden que ambos desempeñan papeles igualmente fundamentales en la familia.

«Los niños pueden ver que sus madres trabajan y tienen una familia e intentan mantener el equilibrio entre ambas cosas», afirma. «Pueden verlo más. Antes era: “Mamá se va a trabajar”, y si no lo veían no pensaban en ello».

Cómo enseñar roles de género a tus hijos durante la pandemia

Monique Lopez es no binarie y tiene un bebé de dos años y medio con su mujer en San Diego. Cuando empezó la pandemia y la guardería de su hijo cerró, Lopez dice que los roles de género fluido que ya habían acordado significaron que no asumían quién haría cada tarea. Podían comunicarse fácilmente sobre qué había que hacer.

«Podíamos tener conversaciones por la mañana», afirma Lopez. «Coordinábamos nuestros horarios a diario e hicimos que funcionara».

La psicóloga Catherine Steiner-Adair afirma que, a menudo, las parejas LGBTQ o de género no conforme como la de Lopez ya compartían una base de comunicación debido a la necesidad de definir los roles desde un principio. Los hogares con hombre y mujer también pueden seguir este ejemplo comunicándose más sobre quién hace qué e involucrando a los niños en esas conversaciones para que aprendan que los roles no tienen que ser específicos de un género.

«Oigo que los niños dicen cosas como: “No sabía que mi padre sabía cocinar”», explica. «Y no hay nada de malo en que la gente desempeñe roles de género siempre y cuando hablen de ello a sus hijos y digan: “Solo porque mamá haga la colada y saque la basura no quiere decir que todas las mamás tengan que hacer la colada”».

Los padres y madres también pueden enseñar a sus hijos roles de género equitativos dándose ánimos en lugar de criticarse cuando alguien no haga su «tarea tradicional» correctamente, como cuando se quema la cena o se utiliza demasiado detergente en la colada.

«Los padres y madres se respetan mutuamente y dicen: “No me puedo creer la de trabajo que es esto, sobre todo ahora”», afirma Steiner-Adair. «Y sabemos que el respeto es bueno para los niños. Es perjudicial que los niños crezcan en familias donde se descartan los roles de las mujeres».

Kohler recomienda buscar maneras de equilibrar las responsabilidades en la medida de lo posible, ya signifique turnarse para ir al súper o involucrar a los niños para que ayuden de formas que desafíen los roles de género, como hacer que los chicos cuiden de niños más pequeños.

«Eso sería beneficioso para los niños, no solo para la equidad de género, sino para ver a hombres en roles de cuidados y que comprendan que lo que hacen las mujeres tradicionalmente son tareas fundamentales», afirma.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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