El tiempo frente a las pantallas ha aumentado: así puedes reconducirlo hacia la lectura

La fanficción y otras formas sorprendentes de convencer a los niños de que lean libros.

Por SIERRA FILUCCI
Publicado 5 mar 2021, 15:02 CET
Un niño lee con su osito de peluche

Un niño lee con su osito de peluche.

Fotografía de IMGORTHAND / GETTY IMAGES

La hija de seis años de Marisa Johnson acababa de aprender a leer sola cuando cerró su escuela en Alameda, California, el año pasado. Sin aptitudes de lectura sólidas y un montón de tiempo encerrada en casa, la pequeña está pasando mucho más tiempo jugando a videojuegos y viendo series que leyendo libros.

«Definitivamente está leyendo menos», afirma Johnson. «La única forma de estar nosotros solos es con pantallas».

Como saben muchos padres, el tiempo frente a las pantallas se ha disparado durante la pandemia. Según un estudio publicado en Nature, el tiempo de ocio con dispositivos aumentó un 67 por ciento en niños de entre cuatro y 17 años durante el confinamiento en Alemania. Dubit Limited halló un incremento del 11 por ciento en el tiempo que pasan frente a pantallas los niños estadounidenses de entre dos y 15 años; el uso de los portátiles aumentó un 52 por ciento, probablemente debido a la educación a distancia.

Según Christine Elgersma, redactora de recursos de aprendizaje de Common Sense Media, aunque ningún estudio ha demostrado todavía que el aumento del tiempo frente a las pantallas haya causado una disminución del tiempo de lectura, sí es una posibilidad. Y la combinación de la pérdida de aprendizaje debido a la interrupción de la enseñanza y la disminución del tiempo de lectura podría tener consecuencias.

La investigación ha vinculado una y otra vez la actividad y la competencia lectoras con el éxito académico, el aumento de la empatía y una mejor comprensión del mundo, aspectos que todo padre o madre quiere para sus hijos. Con todo, Maria Russo, exeditora de libros infantiles en el New York Times y coautora de How to Raise a Reader, señala que si las pantallas han dominado las vidas de tus hijos, aún se los puede reconducir hacia los libros.

«Si quieres que los niños se conviertan en lectores, tienes que ayudarlos a encontrar libros que les gusten», afirma. «Eso quiere decir que tu trabajo no es tanto darles la lata para que lean ni quitarles los dispositivos, sino ayudarlos a descubrir el tipo de libros que más les gustan».

Russo admite que podría hacer falta más trabajo que antes, pero la pandemia no ha cambiado los métodos que se pueden emplear para fomentar la lectura. A continuación, te proponemos algunos consejos:

Utiliza sus intereses. Encuentra libros que traten sobre aquello que les obsesiona —ya sean animales, historia o Minecraft— y se engancharán. «Son el tipo de niños que están impacientes por leer», dice Russo. «Ansían esos libros».

Ten en cuenta la personalidad de tus hijos cuando los ayudes a escoger libros. «Algunos niños son buscadores de información», afirma Russo. «No leen necesariamente por la historia, sino para responder a sus preguntas». Sugiere atlas o almanaques, como Guinness World Records.

Limita los dispositivos y pon libros a su disposición. Las tentaciones digitales pueden ser difíciles de resistir hasta para los adultos, dice Elgersma. Establecer normas puede ayudar. «Marcar horarios y zonas de la casa sin pantallas fomenta que los niños busquen otra cosa que hacer», afirma. Por ejemplo, nada de pantallas antes de dormir o por las tardes los fines de semana.

Y facilita la lectura: «Ten por casa libros que creas que puedan interesarles, de modo que tienten a los niños cuando busquen algo que hacer», afirma.

Llena los vacíos. Para los niños que viven en comunidades homogéneas, leer libros de autores que puedan ofrecer un panorama realista de un mundo diferente —ya sea racial, regional o socioeconómico— puede ayudarlos a desarrollar empatía y comprensión. «Este es el mundo que van a heredar», afirma Russo.

Crea hábitos de lectura. Explora librerías o visita la biblioteca con regularidad para habituaros a buscar libros, recomienda Russo. Y entonces, cuando crezcan, también entrarán en las librerías. «Imitarán de forma inconsciente la forma de vida de sus padres», añade.

Leer por placer delante de tus hijos también ayuda, dice Theresa Yang, bibliotecaria de un colegio y madre de cuatro niños que recientemente celebró una noche de lectura remota en la antigua escuela de sus hijos. «Realizamos una encuesta en la que preguntamos a los niños si sus padres leían por placer. Todos tenían una respuesta», añade. «Los niños observan mucho los hábitos de lectura de sus padres». Dice que percibió una correlación entre los niños que decían que sus padres leían y los estudiantes que eran buenos lectores.

Explora géneros. Las novelas gráficas, la poesía y las novelas en verso pueden ser formas más fáciles de que los niños se interesen por los libros si tienen problemas de motivación. «Te topas frente a un muro de texto», explica Gene Yang, marido de teresa y autor de varias novelas gráficas, entre ellas American-Born Chinese, galardonada con el premio Printz.

No rehúyas los temas difíciles. A medida que los niños crecen, algunos padres pueden preocuparse por que los temas de los libros juveniles sean demasiado adultos. Pero Russo afirma que si los niños sienten interés, es improbable que sean perjudiciales. «¿No preferirías que tu hijo aprenda estas cosas con un libro en lugar de por internet?», pregunta.

Además, los temas difíciles pueden ayudar a contextualizar lo que ocurre en sus mundos. «Quizá no creas que están listos para leer sobre drogadicción o brutalidad policial», afirma Russo. «Pero si es eso de lo que hablan sus amigos, querrán formar parte de la conversación».

Fomenta los fandoms. Adentrarse en las comunidades de fans creando y publicando fanficción o disfrazándose de sus personajes favoritos puede hacer que los niños mantengan el entusiasmo por los libros, explica Gene Yang, que actualmente está escribiendo una novela gráfica de Batman / Superman para DC Comics. Escribir fanficción en plataformas virtuales puede ser una forma divertida de mezclar lectura y escritura. «Creo que la fanficción y el cosplay dan a la gente en general —y a los niños en particular— una forma de participar en lo que leen», afirma.

Crea comunidad y relaciónate. Leer no siempre tiene que ser una experiencia solitaria, afirma Elgersma. «Leer un libro juntos —en alto o en plan club de lectores— puede añadir un elemento social y de nexo», afirma. Y eso es algo que pueden hacer los padres con sus hijos o pueden organizar sesiones virtuales con sus amigos.

La noche de lectura de los Yang, los profesores organizaron una yincana de libros para los niños. Les pidieron que encontraran libros diferentes —su libro favorito, uno de un género específico, un libro con una portada de un color específico, etc.— y se los mostraran en la pantalla. «Esa actividad construyó una sensación de comunidad, incluso de forma virtual».

Leed historias sobre vuestra familia. Recientemente, Gene Yang enseñó a sus hijos una redacción que un primo joven había escrito para el colegio acerca de los abuelos de Yang. «Se quedaron cautivados», dice, y añade que les encantó leer acerca de la historia de su familia a través de la perspectiva de otro miembro de su familia. Sugiere que los padres pidan a sus abuelos o hermanos que busquen escritos en áticos o garajes. «Todos en la familia tienen una bibliografía», afirma Yang.

Ríndete —un poquito— a lo digital. Los resultados de la investigación sobre los beneficios de los libros en papel frente a los libros electrónicos son desiguales, pero Elgersma dice que si a tus hijos les gustan más los libros electrónicos (o incluso los audiolibros), está bien. Simplemente evita las aplicaciones de lectura con muchas funciones interactivas, que se ha demostrado que reducen la retención de información, advierte.

No te preocupes. Russo dice que los padres cuyos hijos eran ávidos lectores, pero que ahora pasan su tiempo libre enchufados a la Xbox no deberían inquietarse. A medida que se acercan a la adolescencia, puede que los niños estén tomándose un descanso e intentando definir sus identidades. «El hecho es que los libros y la palabra escrita son una forma fantástica de contar historias y entregar información», afirma. «Y cuando las personas buscan eso, volverán a los libros».

Y si ahora mismo no leen, no seas duro con ellos (ni contigo mismo). «He tenido muchas dificultades a la hora de concentrarme en la lectura durante la pandemia», afirma Gene Yang. «Así que creo que la gente tiene que ser amable consigo misma y con sus hijos».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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