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Página del fotógrafo
Marie Eriel Hobro
Participantes en el Desfile del Orgullo de Honolulu el 15 de octubre de 2022. Dentro de la cultura de las islas del Pacífico, los defensores han ido creando espacios para las identidades indígenas. Un paso en este proceso ha sido el nuevo acrónimo, MVPFAFF+, que engloba no solo a los de Hawái, sino también a los de Tahití, Fiyi, Samoa, Tonga y otras islas.
Sunnie Perez-Khanthavong lee un libro con su tía, Kauahi Perez, en su casa familiar de Honolulu. Perez, que está ayudando a criar a su sobrina, también cuidó al final de su vida a una venerada profesora de hula y antigua peluquera de The Glade.
Pualani Kanakaʻole Kanahele abraza a Noa Helelā, que se identifica como māhūwahine (mujer trans), como parte de una ceremonia hoʻokupu de 2019 llevada a cabo en la base del Mauna a Wākea, considerado uno de los lugares más sagrados para los kānaka maoli. La ceremonia, conocida como hoʻokupu, formaba parte de una manifestación para detener la construcción de un telescopio en la cima de la montaña.
Brandy Lee, una de las primeras artistas drag de Hawái, delante del Teatro Hawái, en el barrio chino de Honolulú. El teatro es uno de los últimos locales que quedan de cuando Lee empezó a actuar en los años sesenta. A sus 80 años, sigue cantando en directo.
Kepa Barrett posa para un retrato en un campo de taro (tradicionalmente conocido como loʻi) en Kailua, en la costa este de Oʻahu. Para Barrett y muchos otros kānaka maoli, el uso de prácticas indígenas como el cultivo del taro, sirve como forma de curación dado su profundo significado cultural a nivel local.
Anna Mei actúa en Scarlet Honolulu, un popular club LGBTQ+ de Honolulu. Mei, que no es kānaka maoli (nativa hawaiana), no se identifica como māhū debido al contexto cultural. Durante décadas, el término se ha aplicado incorrectamente a cualquier persona de la comunidad LGBTQ+ independientemente de su origen étnico.
Christa Roland (izquierda) y Starlani Kahumoku (derecha) se casan en una ceremonia oficiada por Ipolani Duvauchelle en Kāneʻohe, en la costa noreste de la isla de Oʻahu. Duvauchelle dirige Gay Agenda Collective, uno de los únicos servicios de coordinación de bodas LGBTQ+ propiedad de Kānaka Maoli.
Kalikopuanoheaokalani Aiu (izquierda) se une a otros para ofrecer apoyo a Hercules Goss-Kuehn (centro) durante una ceremonia batok, un arte cultural y curativo del tatuaje indígena filipino que honra el linaje y la ascendencia. "Nuestra visibilidad y el lugar que nos corresponde como practicantes culturales son fundamentales para nuestra supervivencia y la práctica continuada de nuestras tradiciones vivas", afirma Julz Bolinayen S. Ignacio (a la derecha del todo de la foto). Las ceremonias de Ignacio se centran en los māhū y las comunidades adyacentes y están dirigidas por ellos. "Es importante elevar a las personas de nuestras comunidades entrelazadas para mostrar nuestra existencia continuada", dice Ignacio. "Nuestros venerados papeles como portadores culturales, guardianes de la medicina y practicantes de la curación nos dan la capacidad de ir más allá de los roles binarios de género y encarnar multitudes".
Hinaleimoana Wong-Kalu, líder cultural, se sienta para un retrato frente a una representación a tamaño real de los cuatro legendarios curanderos en el Bishop Museum de Honolulu, que presentó una gran exposición de The Healer Stones of Kapaemāhū (Las piedras curanderas de Kapaemāhū) a la que se puede acceder mediante una visita virtual. La cultura kānaka maoli (nativa de Hawái), dice Wong-Kalu, pone un mayor énfasis en la importancia de lo que uno puede aportar a la sociedad, ya sea hombre, mujer o māhū: "Es una puerta hacia el respeto y el aloha compartido cuando honramos este entendimiento", afirma.