Los restos del Titanic se descubrieron en una misión militar secreta durante la Guerra Fría
Así desveló 'National Geographic' el proyecto militar clandestino que llevó al descubrimiento del famoso naufragio.
Nota del editor: Hace 25 años, el éxito taquillero de James Cameron, 'Titanic', fascinó a audiencias de todo el mundo. Pero fue solo hace 15 años cuando Robert Ballard, oceanógrafo responsable del descubrimiento del Titanic en 1985, reveló al mundo que el hallazgo del famoso naufragio fue resultado de una expedición militar de alto secreto. Así informó de ello National Geographic el 2 de junio de 2008.
El descubrimiento del Titanic en 1985 fue el fruto de una investigación secreta de la Armada estadounidense de dos submarinos nucleares hundidos, según el oceanógrafo que encontró el infame transatlántico.
Desde mediados de los noventa han salido a la luz partes de esta historia de la Guerra Fría, pero ahora salen a la luz detalles más completos, según afirma el descubridor del Titanic, Robert Ballard.
«La Armada por fin aborda el tema», dijo Ballard, oceanógrafo de la Universidad de Rhode Island en Narragansett y del Mystic Aquarium and Institute for Exploration en Connecticut.
Ballard se reunió con la Armada en 1982 para solicitar financiación para desarrollar la tecnología robótica sumergible que necesitaba para encontrar el Titanic.
Ballard también es un explorador residente de la National Geographic Society (National Geographic News es propiedad de la National Geographic Society).
En 2019, el hombre que descubrió el Titanic se propuso otra misión: descubrir qué le ocurrió a Amelia Earhart cuando desapareció durante su intento de convertirse en la primera mujer que volaría alrededor del mundo.
(Relacionado: Así funciona la lucrativa industria turística que te lleva al Titanic)
Un hallazgo sorpresa
Ronald Thunman, subdirector de operaciones navales de guerra submarina, contó a Ballard que el ejército estaba interesado en esa tecnología, pero con el objetivo de investigar el hundimiento del U.S.S. Thresher y el U.S.S. Scorpion.
Como la tecnología de Ballard podría llegar hasta los submarinos hundidos y sacar fotografías, el oceanógrafo accedió a ayudarles.
A continuación, pidió a la Armada autorización para buscar el Titanic, que estaba entre los dos naufragios.
«Fui un poco cortante con él», dijo Thunman, que se retiró como vicealmirante y ahora vive en Springfield, Illinois. Thunman insistió en que la misión consistía en estudiar los acorazados hundidos.
Cuando Ballard completase su misión —si quedaba tiempo— Thunman le permitiría hacer lo que quisiera, pero nunca le concedió un permiso explícito para buscar el Titanic.
Ballard dijo que el Secretario de la Armada John Lehman conocía el plan.
«Pero la Armada nunca esperó que encontrase el Titanic, por ello cuando ocurrió se pusieron muy nerviosos por la publicidad», afirmó Ballard.
«Pero la gente estaba tan centrada en la leyenda del Titanic que nunca ató cabos».
(Relacionado: "Miss Insumergible": una superviviente del Titanic y sus multiples desgracias)
Submarinos hundidos
El Thresher y el Scorpion se habían hundido en el Atlántico norte a profundidades de entre 3.000 y 4.600 metros.
Según Ballard, los militares querían saber qué había ocurrido con los reactores nucleares que impulsaban las naves.
Esta información ayudaría a determinar la seguridad medioambiental de deshacerse de material nuclear adicional en el océano.
La Armada también quería descubrir si existían pruebas que respaldaran la teoría de que el Scorpion había sido derribado por los soviéticos.
Los datos de Ballard demostraron que los reactores nucleares estaban a salvo en el fondo del océano y no tenían impacto alguno en el medio ambiente, según Thunman.
Añadió que los datos también confirmaron que el Thresher probablemente se había hundido tras un fallo en las tuberías que produjo el colapso de energía nuclear. Los detalles sobre el Scorpion son menos concretos.
Thunman dijo que un percance catastrófico de algún tipo provocó la inundación del extremo delantero del submarino. El extremo posterior permaneció sellado e implosionó cuando el submarino se hundió a cierta profundidad.
«No observamos ningna indicación de que se usara un arma externa para hundir la nave», declaró Thunman, descartando la teoría de que los rusos hubieran torpedeado el submarino en represalia por el espionaje.
(Relacionado: El sumergible que pudo cambiar la historia de la guerra)
Rastros de escombros
Mientras buscaban los submarinos hundidos, Ballard aprendió una lección muy valiosa sobre los efectos de las corrientes oceánicas sobre los restos que se hunden: las cosas más pesadas se hunden rápidamente.
El resultado es un rastro de desechos dispuesto de acuerdo a la física de las corrientes.
Cuando solo quedaban 12 días de misión, Ballard empezó a buscar el TItanic, usando esta información para localizar el transatlántico. Especuló que el barco se había partido a la mitad y había dejado un rastro de desechos mientras se hundía.
«Eso es lo que nos salvó el pellejo», dijo Ballard. «Resultó ser cierto».
Desde entonces, el explorador ha empleado una técnica similar para encontrar otros barcos y tesoros, incluidas sus expediciones al mar Negro.
¿Forman parte estas expediciones de misiones de alto secreto? Al fin y al cabo, el mar Negro se encuentra en el inestable Oriente Medio.
«La Guerra Fría ha terminado», dijo Ballard. «Ya no estoy en la Armada».