Así inició la Primera Guerra Mundial la historia cartográfica de National Geographic
El Día de los Veteranos, el 11 de noviembre, se conmemoró el centenario del final de la Primera Guerra Mundial y el nacimiento de la cartografía en National Geographic.
En el verano de 1914, los estadounidenses empezaron a leer artículos que relataban un conflicto que pronto sería denominado «la Gran Guerra» y en el que el país entraría tres años después.
Pero los mapas de National Geographic fueron los que ayudaron a entender a los estadounidenses la magnitud de un conflicto tan vasto que más adelante sería conocido como la Primera Guerra Mundial.
«La gente que seguía los acontecimientos de la guerra, los seguía leyendo los periódicos, y los mapas eran una manera importante de comprender estos lugares lejanos y nombres raros», explica Robert Poole exredactor ejecutivo de la revista National Geographic y autor de un libro sobre la historia de la revista.
National Geographic actualizó su número de agosto de 1914 para incluir un mapa de «Los nuevos Estados Balcánicos y Europa Central», que presentaba los nombres de los lugares donde los combates eran más severos. Los mapas fueron muy populares y potenciaron la visibilidad de la organización. Para finales de año, el número de miembros de la Society había aumentado en un 50 por ciento hasta más de 336.000.
El mapa de los Balcanes estaba listo para publicarse porque el editor de la revista, Gilbert H. Grosvenor, había intuido la inminencia del conflicto tras visitar Gran Bretaña, Francia y Rusia en el verano de 1913, durante la segunda guerra de los Balcanes, y había encargado un mapa de la zona.
A principios de 1914, las copias finalizadas se entregaron en la sede de la National Geographic Society, en Washington, D.C. A la espera del momento en el que hubiera suficiente tensión como para atraer el interés de los lectores, Grosvenor guardó los mapas en el sótano de la Society hasta que la guerra estalló ese verano.
«Tenía un sexto sentido para conocer los intereses de los lectores», afirma Poole. «Sabía que pasaba algo importante en Europa, que Europa estaba cambiando muy rápidamente, que la gente necesitaba este tipo de información, ya que no la obtenían en ningún otro sitio».
«Era un nicho que National Geographic podía ocupar, que no estaba ocupado por nadie más», afirma Poole. «Empezó a recibir respuestas positivas, no solo del público, sino también de la Casa Blanca y la Marina».
Los primeros mapas de National Geographic
Aunque National Geographic es famoso hoy en día por sus mapas y atlas, la revista no creó sus primeros mapas durante los primeros 27 años de su existencia.
«Antes de 1915, la revista siempre había obtenido los suplementos de mapas que publicaba de agencias gubernamentales, sobre todo el USGS [Servicio Geológico de los Estados Unidos]», afirma Mark Jenkins, exarchivista de National Geographic. «Cuando tenían dinero para producir un mapa, [Grosvenor] encargaba los mapas a una empresa externa».
Grosvenor encargó a empresas externas que produjeran tanto el mapa de los Balcanes como el mapa de seguimiento de 1915 sobre el frente bélico expandido. Sin embargo, la decepción de Grosvenor ante los primeros bocetos del mapa del frente y el aumento de ingresos de la revista le llevaron a fundar el departamento de mapas en 1915: la primera división cartográfica interna en National Geographic.
«Pensaba que [las compañías externas] no producían lo que él quería y que no lo hacían lo bastante rápido», afirma Poole. «Quería tener un control de calidad y quería mapas cuando los necesitaba».
«La Primera Guerra Mundial fue un impulso para la reacción de una división cartográfica en National Geographic», explica Juan Valdes, geógrafo y director editorial y de investigación en la Society. «Empezamos a usar diferentes proyecciones cartográficas para representar el mundo de formas distintas. Introducimos mapas de página en la revista para acompañar los artículos, de forma que la gente supiera dónde estaban los lugares exactos a los que se referían en los textos. Fue la piedra angular de la décima edición de nuestro atlas y de nuestra aplicación del atlas mundial».
Al principio, el departamento de mapas era, en palabras de Jenkins, «un show en solitario». Albert Bumstead, primer cartógrafo del departamento de mapas, era también el único cartógrafo.
El primer mapa suplementario del departamento fue el «Mapa del Escenario Bélico Occidental» de 1918, que mostraba a los lectores el nombre y la ubicación de cada localidad o pueblecito que pudiera aparecer en las noticias del frente, un recurso valioso para los lectores poco familiarizados con el vasto territorio cubierto por la guerra.
Los topónimos del mapa eran tan exhaustivos que el secretario de la Geographic Society de Francia lo describió como el mapa más completo del frente occidental.
Según Valdes, el mapa del frente occidental «inició la tradición de cartografía detallada por la que somos famosos».
«Ese mapa marcó las pautas de nuestros estándares de cartografía», afirma Valdes. «Lo que National Geographic aportaba eran mapas suplementarios detallados que no eran de fácil acceso para el público. Lo que [el público] estaba acostumbrado a ver eran mapas pequeños en los periódicos sin muchos detalles».
Los años de guerra supusieron un punto de inflexión para la Society y para el campo de la cartografía. «La cartografía se profesionalizó mucho durante la Primera Guerra Mundial y como resultado de esta», explica Poole. «La gente empezó a asociar Nat Geo con autenticidad cartográfica. Sabían que podían acudir a National Geographic para obtener información fiable».
La cartografía durante la Segunda Guerra Mundial
El desarrollo de la pericia cartográfica durante la Segunda Guerra Mundial sentó las bases del papel que desempeñaría National Geographic en la Segunda Guerra Mundial, cuando, como escribió el New York Times en 1945, los mapas de la Society «podían encontrarse en el frente, en el aire, en nuestras embajadas y consulados». Dos semanas después del bombardeo de Pearl Harbor, la oficina de Franklin Delano Roosevelt solicitó un mapa de National Geographic que mostrase los lugares donde los japoneses habían atacado en el Sudeste Asiático.
«National Geographic ofreció sus mapas a la sala de mapas de la Casa Blanca», explica Poole. «[FDR] revisó los mapas con sus asesores, se mantenía al corriente de la acción, lo que ocurría en la guerra, siguiendo esos mapas».
«Cuando Estados Unidos, la Unión Soviética y Gran Bretaña decidieron repartirse Europa, usaron un mapa de National Geographic que mostraba qué partes de Alemania estarían en el sector americano, cuáles en el británico y cuáles en el soviético. En realidad, emplearon un mapa de National Geographic para decidir cómo sería la Europa de la posguerra».
Este artículo se publicó originalmente en agosto de 2014.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.