Hallan un ancla que podría haber pertenecido a un barco de la flota perdida de Hernán Cortés
Hernán Cortés llegó a México hace 500 años y derrocó al último emperador azteca. Ahora, un nuevo hallazgo podría ayudar a resolver el misterio de qué ocurrió con su flota.
El equipo internacional de arqueólogos submarinos del proyecto «Lost Ships of Cortés» ha encontrado en el Golfo de México una prueba tentadora que podría ayudar a resolver el misterio de 500 años de la «flota perdida» del conquistador español Hernán Cortés.
Han descubierto un ancla de hierro que coincide con el tipo que transportaban los barcos europeos de principios del siglo XVI en la costa de Villa Rica de la Vera Cruz, un lugar a unos 80 kilómetros al norte de la Veracruz moderna, donde Cortés creó un asentamiento en 1519. Aunque los investigadores aún no pueden determinar de forma concluyente si el ancla pertenece a una de las naves del famoso conquistador, aporta el primer indicio convincente de la ubicación de los barcos hundidos.
«La llegada de Cortés y su conquista de México modificaron el curso de la historia», afirma el arqueólogo Christopher Horrell, becado de National Geographic e investigador de la Universidad Estatal de Texas que ejerce de codirector del proyecto. «Estos barcos desencadenaron una serie de acontecimientos que cambió los destinos del Nuevo y el Viejo Mundo. Encontrarlos sería un hallazgo increíble».
La conquista de México
Cortés, uno de los primeros conquistadores europeos del Nuevo Mundo, emprendió su travesía hacia la península mexicana de Yucatán desde Cuba hace 500 años con órdenes estrictas del gobernador de Cuba de explorar la zona y comerciar con sus residentes indígenas. En lugar de eso, Cortés rompió lazos con el gobernador y estableció un asentamiento en Villa Rica de la Vera Cruz, reclamando la ciudad en nombre del rey español.
Cuando los miembros de la tripulación se rebelaron contra él e intentaron hacerse con un barco para volver a Cuba, el conquistador ordenó que hundieran los 10 barcos restantes de su flota original (el undécimo había sido enviado de vuelta a España para notificar al rey de las novedades) en Villa Rica de la Vera Cruz en julio del mismo año.
Para la primavera de 1520, Cortés ya había marchado hacia la capital azteca de Tenochtitlán y tomado prisionero a su gobernante, Moctezuma II, cuando el furioso gobernador de Cuba envió otra flota de naves a Yucatán para arrestar a Cortés. El conquistador sobornó a muchos de los soldados del gobernador con promesas de oro y plata aztecas y hundió las 16 naves enviadas para detenerle en el puerto de Villa Rica de la Vera Cruz.
Poco después, Cortés tomó Tenochtitlán y conquistó México.
«La conquista fue un episodio muy traumático de nuestra historia que despierta la imaginación de la mayoría de los mexicanos», afirma Roberto Junco Sánchez, vicedirector de arqueología subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) y codirector del proyecto de investigación. El año que viene, el país empezará a orgnizar eventos por el quinto centenario de la llegada y conquista de Cortés.
Un comienzo prometedor
El ancla se descubrió durante una búsqueda de seis semanas este verano, proyecto en el que los investigadores peinaron un área de 78 kilómetros cuadrados en la costa de Villa Rica de la Vera Cruz con equipos de teledetección diseñados para encontrar características inusuales en el lecho marino.
Aunque el estilo del ancla coincide con la que habría llevado un barco europeo del siglo XVI, fue su mango de madera en un estado de conservación insólito lo que aportó más pruebas importantes. La espectrometría de masas con acelerador y la datación por carbono 14 de una muestra de madera indican que se cortó en algún momento entre 1417 y 1530. También parece que la madera procede de una especie de roble rojo que crece en el País Vasco. Se están llevando a cabo más pruebas de datación para confirmar la identificación.
Los arqueólogos submarinos que trabajan en el Golfo de México sostienen que los resultados de la datación del ancla resultan convincentes, pese a no ser concluyentes. «Suena tentador, claro», afirma John Bratten, director de antropología de la Universidad de Florida Occidental y codirector del proyecto Emanuel Point II, que estudia los restos naufragados de un intento español de 1559 de colonizar la actual Pensacola, en Florida.
Los investigadores de Cortés no esperan encontrar un botín azteca: como las naves fueron hundidas, cualquier objeto de valor habría sido retirado antes de sabotearlas. Sin embargo, el descubrimiento podría desvelar cómo controló a sus tropas el conquistador en el periodo previo a la conquista de México. Según Frederick Hanselmann, director de arqueología subacuática de la Universidad de Miami y codirector del proyecto, hundir naves era una forma de sellar el destino de sus hombres y forzar su lealtad. «Sabemos por qué, pero no sabemos cómo ni dónde lo hizo», afirma Hanselmann. «¿Las llevó mar adentro y dijo “hala, los barcos han desaparecido”? ¿O prefirió dar una lección y hacerlo a plena vista?».
El equipo del proyecto también ha documentado una serie de anomalías que seguirán investigando el verano siguiente. Las rocas volcánicas de la región son de especial interés en la búsqueda de los barcos, según la codirectora del proyecto Melanie Damour.
«Una hipótesis de trabajo es que retiraron los componentes utilizables a las naves de Cortés y las cargaron con rocas locales para garantizar que se hundieran», explica. «La firma magnética de las rocas volcánicas, concentradas en el fondo de los cascos de madera, podría contribuir al descubrimiento de la flota. Y lo que es más importante: es probable que ese lastre ayudara a preservar el casco de madera subyacente».
El proyecto ha sido financiado parcialmente con una beca de la National Geographic Society, y la financiación y recursos adicionales han sido aportados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.