Desaparece un fotógrafo chino famoso por documentar problemas medioambientales
El audaz Lu Guang cubrió temas polémicos como la contaminación en China hasta su desaparición el pasado noviembre.
El fotógrafo chino Lu Guan pasó casi 40 años documentando los efectos de la destrucción medioambiental en las regiones rurales e industriales de China. Pero, el pasado noviembre, desapareció.
Lu, que reside con su familia en Nueva York, volvió a China para dirigir un taller de fotografía a finales de octubre. La región que visitaba, Xinjiang, es la ubicación de los centros de detención que retienen a cientos de miles de prisioneros musulmanes. Casi un mes y medio después de su desaparición, la policía china informó a la familia de Lu de que este había sido detenido, según contó su mujer al New York Times.
Steven Butler, coordinador del programa de Asia del Comité para la Protección de los Periodistas, a finales de 2018 había 47 periodistas encarcelados en China. Las teorías sobre su detención son diversas: quizá Lu intentase documentar los «campos de reeducación» de la región, o puede que una figura de autoridad de la región todavía guardara rencor a Lu por divulgar la epidemia de SIDA en 2001.
«No sabemos la razón exacta por la que detuvieron a Lu Guan», afirma Butler. «Sin embargo, era un periodista independiente que había documentado, entre otras cosas, la degradación medioambiental, algo que las autoridades podrían haber considerado ofensivo».
El interés de Lu por la fotografía comenzó cuando era un joven trabajador en una fábrica de China. Acabó siendo galardonado por cubrir problemas medioambientales y la epidemia de SIDA. Se mudó a Nueva York en 2005, invitado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, pero siguió viajando a China por trabajo. En 2010, obtuvo una beca de fotografía de National Geographic para apoyar su documentación de los costes humanos de la industrialización de China. En su solicitud de la beca, Lu contó que no creía que sus investigaciones hubieran hecho suficiente para detener la contaminación que dañaba a los ciudadanos chinos medios y mencionó a un chico de 17 años que había fallecido de cáncer justo antes de recibir su carta de ingreso en la universidad. «Una historia tan desgarradora me llegó al corazón y me afectó profundamente», escribió Lu.
«[Lu] nunca se acobardó a la hora de cubrir los temas más difíciles y significativos de su país, como la salud, los problemas sociales y el medio ambiente», cuenta la directora de fotografía de National Geographic Sarah Leen. «Su trabajo arroja una luz brillante en la sombra».
Robert Pledge, que dirige Contact Press Images, la agencia que representa a Lu, contó que no tenía más información sobre su paradero y que nadie sabía nada de él desde su detención.
Para Butler, del CPJ, es difícil sentirse optimista respecto a cualquier periodista retenido en China. «Las condenas por acusaciones falsas con pruebas poco sólidas y las sentencias de cárcel, a veces largas, a veces cortas, son la norma», cuenta. «Lo que le ocurra a Lu será una decisión política, probablemente tomada por las autoridades locales».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.