Esta fotógrafa halla resquicios de luz en la oscuridad de la guerra del Yemen
Amira Al-Sharif centra su objetivo en la esperanza que persiste obstinadamente en su patria, entre las sombras del conflicto.
Amira Al-Sharif ha sido desplazada por la guerra civil del Yemen. Aunque la fotoperiodista ansía volver a su hogar, el conflicto, las enfermedades y la constante amenaza de que la detengan por hacer su trabajo la han alejado de su país, por ahora.
Desde niña, Al-Sharif ha apuntado el objetivo de su cámara al mundo que la rodea. En el Yemen, dicho mundo se hizo añicos en 2014, cuando una brutal guerra civil convirtió la vida normal en algo casi imposible. El conflicto se desató cuando el presidente del Yemen, que llevaba 33 años en el gobierno, fue obligado a abandonar su cargo tras un levantamiento de la Primavera Árabe. Los hutíes, un grupo de rebeldes chiítas, tomaron el control de varias ciudades yemeníes, obligando al nuevo presidente a huir y sumiendo al país en una guerra civil.
En 2015, Arabia Saudí, con el respaldo de Estados Unidos y otros países, comenzó los bombardeos aéreos contra los hutíes. Sobrevino una crisis humanitaria. Según Naciones Unidas, hasta la fecha han muerto 18.000 civiles y 3,3 millones han sido desplazados.
Pero a Al-Sharif no le interesan las estadísticas. Le consterna el apetito que tienen los occidentales por fotografías de yemeníes que, privados de comida durante la crisis actual, han quedado reducidos a esqueletos desesperados. Me habla de gente que no ha recibido su sueldo en cinco años, cuyas vidas han quedado consumidas por lo básico. Encontrar comida. Rebuscar en los vertederos. Evitar las enfermedades.
El cólera prolifera entre los yemeníes, debido a las condiciones hacinadas, unos sistemas inmunológicos debilitados por el hambre y la falta de información sobre la prevención y el tratamiento. En 2017, más de un millón de yemeníes contrajo el cólera y la enfermedad ha vuelto a aumentar. Casi la mitad de los casos afectan a niños de 14 años o menos.
Pero a Al-Sharif no le interesa resaltar esas facetas de la vida yemení. Prefiere sus fotografías de yemeníes que siguen adelante, niños en el colegio y jugando, mujeres que viven y aman, plantas que florecen. Captura la luz que persiste obstinadamente en las sombras de la guerra del Yemen.
«En el Yemen, soy muy feliz», cuenta Al-Sharif. «En el Yemen, soy libre». Habla de las celebraciones de su familia, de sus amigos, de la belleza de Jabal Haraz, una región montañosa donde las aldeas se encuentran en las alturas, envueltas en niebla.
La decisión de Al-Sharif de centrarse en la esperanza dentro de la desesperación es estratégica. «Todos tienen sus desdichas», afirma. «No quieren ver las desdichas de otros». Espera que sus fotos puedan detener el impulso de mirar a otro lado. Con todo, teme que no hace suficiente.
«La gente se comunica ante la fuerza», afirma. «Ante la esperanza. Ante la vida. Ante el florecimiento. Ante la resiliencia. La gente quiere luz».
Amira Al-Sharif es una fotógrafa yemení centrada en los problemas de las mujeres y los tabúes sociales, sobre todo en Yemen. Puedes ver su obra siguiéndola en Instagram.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.