La diminuta isla que provocó la Guerra del Whisky entre Canadá y Dinamarca
La isla Hans es inhabitable y de poco más de un kilómetro cuadrado de ancho, pero se convirtió en el centro de un debate territorial durante décadas.
Durante 50 años, la isla Hans, un diminuto trozo de tierra en el estrecho de Nares, entre Groenlandia y Canadá, fue el centro de una disputa territorial a menudo surrealista entre Canadá y Dinamarca. Funcionarios de ambas naciones se turnaban para plantar banderas y botellas de whisky en la isla ártica.
Décadas después de que una isla ártica inhabitable y azotada por el viento desencadenara una improbable disputa entre Canadá y Dinamarca, el mapa del mundo será redibujado: los dos países han anunciado que se repartirán la propiedad de la isla Hans, situada en el estrecho de Nares, de 35 kilómetros de ancho, entre el punto más septentrional de Canadá y Groenlandia, que forma parte del Reino de Dinamarca.
Las autoridades celebran el acuerdo como un hito en la cooperación internacional, que pone fin a 50 años de "guerra" no oficial que a veces ha implicado duelos de banderas y botellas de alcohol.
La historia temprana de la isla
A diferencia de disputas similares a lo largo de la historia, la guerra en cuestión no ha sido violenta. Se trata más bien de una diversión desenfadada por un trozo de tierra que, a primera vista, no parece merecer la pena. "Yermo" es un eufemismo para el islote rocoso de apenas un kilómetro de ancho, nevado, desolado y extremadamente frío. Dada su ubicación y las fuertes corrientes que rodean sus costas, la isla es de difícil acceso y a menudo se encuentra completamente delimitada por el hielo.
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Conocida por los inuits como Tartupaluk ("riñón" en groenlandés) por su forma, la isla fue utilizada durante siglos por los indígenas canadienses y los groenlandeses como coto de caza de osos polares y otras especies. Pero fue desconocida para el resto del mundo hasta el siglo XIX, cuando los exploradores europeos y estadounidenses intentaron acceder y cartografiar el Ártico.
Suersaq, un guía inuit, colaboró en varias de estas misiones y los expedicionarios lo apodaron Hans Hendrik. En 1872, los exploradores dieron su nombre a la pequeña e inaccesible isla.
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Comienza la "Guerra del Whisky"
En la década de 1970, Canadá y Dinamarca empezaron a disputar sus fronteras árticas y acudieron a la mesa de negociaciones para resolver dónde se encontraban exactamente las fronteras marítimas de ambos países. Aunque Canadá afirmaba que le pertenecía la isla de Hans, Dinamarca no estaba de acuerdo. Y aunque las naciones acordaron una línea divisoria oficial en un tratado de 1973, no pudieron llegar a un compromiso sobre Hans.
Como resultado, los países "simplemente decidieron detener la frontera en la marca de agua baja en un lado de la isla y reiniciarla de nuevo en la marca de agua baja en el lado opuesto", escribe el abogado Christopher Stevenson en la Boston College International and Comparative Law Review.
Oficialmente, Dinamarca y Canadá estaban en un punto muerto en la isla. Pero eso no acalló los temores sobre su uso. En 1983, un periodista groenlandés que visitaba la isla conoció a un científico de una empresa petrolera canadiense que estudiaba la zona como parte de un proyecto más amplio que buscaba métodos eficaces de perforación en el Ártico. Aunque la visita era legal, el artículo resultante en un periódico groenlandés llamó la atención de las autoridades danesas y canadienses. Pronto, el ministro de Asuntos Exteriores de Dinamarca se dirigió a la isla en helicóptero. Durante una breve visita, plantó una bandera danesa y dejó una botella de aguardiente danés en su base.
Este gesto desencadenó una absurda "Guerra del Whisky" en las costas rocosas de Hans, con izamientos de bandera que competían entre sí y el enterramiento (y desenterramiento) de botellas de licor danés y canadiense. El ritual, llevado a cabo por funcionarios y civiles, ha dejado en la isla "un mar de banderas y avisos ligeramente deshilachados", escribe Matt Murphy, de BBC News.
En busca de una solución
Pero la disputa tiene un lado serio, sobre todo teniendo en cuenta la amenaza del cambio climático, las perforaciones en el Ártico y los ejercicios militares canadienses en la región. Aunque la isla no tiene ninguna reserva mineral utilizable, podría ser utilizada como base para la perforación, y el derretimiento del hielo del Ártico significa que podría ganar importancia estratégica en los próximos años. En 2018, en un intento de resolver definitivamente las cuestiones fronterizas, las dos naciones convocaron un grupo de trabajo conjunto.
Ahora, la disputa de décadas ha llegado a su fin con un acuerdo para dividir la isla de Hans a lo largo de una grieta de norte a sur que casi la divide en dos, con Groenlandia obteniendo la mitad ligeramente más grande. Ambas naciones celebraron el acuerdo como prueba de que el conflicto territorial puede resolverse sin armas.
"Tal vez las fronteras creadas por el hombre sólo importen un poco", dijo el ministro danés de Asuntos Exteriores, Jeppe Kofod, en una conferencia de prensa. "Más importante es la cooperación entre las personas".
Refiriéndose a la "presión" ejercida sobre la sociedad democrática por las disputas territoriales violentas (un claro guiño a la actual invasión rusa de Ucrania) Kofod dijo que el acuerdo pacífico es un paso importante para la comunidad internacional. "La diplomacia y el Estado de Derecho funcionan de verdad", dijo Kofod. "Que este acuerdo inspire a otros a seguir el mismo camino".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.