Por qué la belleza es tan importante para esta refugiada somalí
Conoce a la reina del concurso Miss Somalia que está concienciando sobre el cambio climático.
Khadija Omar, Miss Somalia, posa para una fotografía a orillas del río Tana en las afueras de Garissa, Kenia.
Khadija Omar, de 21 años, está de pie junto al comedero de un santuario de jirafas en el condado de Garissa, en el norte de Kenia, con un fajín de seda en el que se lee Miss Somalia y un moderno sombrero de ala ancha para proteger su impecable piel del abrasador calor del mediodía.
Está acompañando al explorador de National Geographic Abdullahi Ali, biólogo de la fauna salvaje y uno de los principales expertos en conservación de jirafas y antílopes hirola en peligro de extinción, durante un viaje al norte de Kenia para conocer los efectos del cambio climático en la fauna salvaje de la zona. Ali vierte un saco de vainas de acacia secas en el comedero y explica que hace meses que no llueve en la región y, por tanto, no hay alimento para los animales. El equipo del santuario de jirafas las mantiene con vida gracias a las vainas y al agua que traen del cercano río Tana. Omar, recientemente coronada Miss Somalia, escucha atentamente. Luego saca su teléfono para hacerse un oportuno selfie: ella en primer plano, las hambrientas jirafas en segundo plano.
Unos hombres caminan entre un rebaño de cabras muertas en los alrededores de Sinujiif el 15 de noviembre de 2013, días después de que una feroz tormenta provocara fuertes inundaciones en la región de Puntlandia, en el noreste de Somalia, una de las varias zonas azotadas por los efectos del cambio climático.
Refugiados caminan entre las aguas de la inundación en 2018 tras un fuerte aguacero en el asentamiento de refugiados de Dadaab, en el noreste de Kenia. No todos los somalíes huyen del conflicto. Muchos se han convertido en refugiados climáticos a medida que las sequías, las inundaciones y los ciclones se agravan en el Cuerno de África.
Esta región ha sido golpeada por el cambio climático. Varias temporadas consecutivas de escasas precipitaciones han provocado sequías en los condados de Garissa, Wajir y Mandera. La fauna y el ganado han muerto de hambre y sed. Casi 20 millones de personas en el Cuerno de África padecen hambre y falta de ingresos.
Omar es la primera mujer que representa a Somalia, una nación conservadora y conflictiva, en un concurso de belleza. Apenas unos días después de esta visita al santuario keniano, vuela a Puerto Rico para participar en el certamen de Miss Mundo, donde se sitúa entre las 12 finalistas.
En los últimos años, debido a las crecientes críticas sobre lo que algunos consideran una inclinación antifeminista del certamen, muchos concursos de belleza han girado para dar un mayor énfasis a la educación y a la inteligencia de las concursantes. A cada mujer que participa en el concurso de Miss Mundo se le pide que elija una plataforma activista para promoverla durante su año de reinado. Omar eligió el cambio climático en el Cuerno de África.
Una vista del asentamiento de refugiados de Dadaab, uno de los más grandes del mundo. Se creó en 1991, cuando los refugiados que huían de la guerra civil en Somalia empezaron a cruzar la frontera con Kenia, y actualmente da cobijo a unas 220 000 personas, según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR.
Nacida en un campo de refugiados
Omar nació de padres somalíes en el campo de refugiados de Dadaab, en el condado de Garissa, y vivió allí hasta los nueve años. Su madre huyó de los intensos combates en Somalia y se unió a los cientos de miles de personas que han escapado del país en los últimos 30 años. En enero de 2020, las Naciones Unidas registraron más de 750 000 refugiados somalíes que viven en países vecinos como Kenia, Etiopía y Yemen.
Pero no todos los somalíes huyen del conflicto. Muchos se han convertido en refugiados climáticos a medida que las sequías, las inundaciones y los ciclones se agravan en el Cuerno de África. En 2020, los ciclones y las inundaciones desplazaron a más de 1,3 millones de somalíes, según la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR. Entre enero y junio de 2021, se estima que 68 000 personas fueron desplazadas por la sequía y otras 56 500 por las inundaciones. A esto hay que añadir 359 000 personas que se vieron obligadas a huir de los conflictos y la inseguridad, según las cifras de la ONU.
Un concurrido mercado en el campo de refugiados de Dadaab.
Crecer en Dadaab, que acoge oficialmente a unos 220 000 refugiados, en su mayoría somalíes, fue problemático. Los padres de Omar le contaban historias de violaciones y asesinatos en el campamento que han quedado grabadas en su memoria. También tiene otros recuerdos angustiosos de su infancia. "Recuerdo las largas colas [para conseguir comida y agua]", dice. "Recuerdo que había mucho polvo porque allí era muy seco".
Cuando Omar tenía nueve años, su familia recibió asilo en Canadá después de esperar los visados durante más de una década. Asistió a la escuela en la pequeña ciudad de Kitchener, Canadá, pero nunca sintió que encajara. Como joven negra que llevaba un hijab, Omar dice que los demás estudiantes se metían con ella y la condenaban al ostracismo. "La forma en que me acosaban cuando era joven me hacía sentir muy insegura de mí misma", recuerda Omar. "Siempre sentí que sobresalía, que era la diferente".
Somalíes desplazados hacen cola para recibir ayuda en Beledweyne, al norte de Mogadiscio, en 2016.
Cuando se hizo mayor, Omar se dio cuenta de que eso tenía que cambiar. "Me metí en el mundo de la belleza. Pero nunca sentí tener la representación de alguien como yo", recuerda. "¿Por qué no puedo ser la representación que necesito yo de otras personas?".
En noveno curso, Omar ya empezó a inscribirse en concursos. Pero su familia no podía permitirse los elevados costes: miles de dólares en cuotas de inscripción, viajes y trajes. Cuando se graduó en el instituto, consiguió un trabajo a tiempo parcial en McDonalds y ahorró dinero para competir en su primer concurso, para el título de Miss Ontario. Llegó a la final.
A finales del año pasado se pusieron en contacto con Omar para que participara en el primer concurso de Miss Somalia, que ganó llevando un pañuelo tradicional hijab, la primera mujer que lo hacía en ese certamen.
Estas experiencias formativas moldearon la visión del mundo de Omar. Se convirtió en una apasionada de dos cosas: la belleza representativa y ayudar a las mujeres y niñas que dejó atrás en el campo de refugiados a vivir una vida mejor.
"La razón por la que me preocupa tanto el clima es que, ahora mismo, debido a la sequía, hay familias que intentan ir desde Somalia a los campos de refugiados, y mueren en el camino por no poder tener comida, no poder tener agua", dice. "Y es triste que, como somalí, nunca haya podido vivir en mi país. Nunca he visitado mi país... Eso nunca va a ser posible si no se resuelve el problema del clima".
(Relacionado: Cambio climático, sequías e inundaciones)
Creando alianzas
En su vídeo estrella, Omar narra un convincente montaje de imágenes de la violencia y los desastres del cambio climático en Somalia. "Para mi campaña Beauty with a Purpose [Belleza con un propósito, en español], voy a colaborar estrechamente con ACNUR y con Somali Youth Action para ayudar a las personas vulnerables proporcionándoles medios de subsistencia y programas de educación sobre el clima, especialmente para las mujeres y los niños", dice en el vídeo. "Con este enfoque, creo que estaré en condiciones de poder influir en más jóvenes somalíes para que comprendan y practiquen actividades positivas relacionadas con el clima".
En colaboración con las Naciones Unidas, Omar está ayudando a reubicar a las personas vulnerables de un asentamiento propenso a las inundaciones y a asegurar los lugares donde se proporcionará a los desplazados internos un refugio de transición y kits de ayuda de emergencia. También está aprovechando su plataforma mundial para recaudar fondos para ellos.
Omar no es la primera concursante de belleza que habla del cambio climático en África. Georgie Badiel Liberty, modelo y ganadora de Miss África 2004, de Burkina Faso, utilizó su plataforma para abordar el problema de la falta de agua potable en su país natal de África Occidental. De niña, Badiel Liberty recuerda haber caminado kilómetros para conseguir agua potable para su familia. Hoy, a través de la Fundación Georgie Badiel, construye y restaura pozos en Burkina Faso y forma a mujeres locales para que se conviertan en ingenieras y expertas en mantenimiento de pozos. Hasta la fecha, la Fundación ha proporcionado agua potable a más de 300 000 personas, ha restaurado 148 pozos y ha construido 21 pozos y uno con energía solar.
"No se puede empoderar a una mujer sin agua limpia. No se puede educar a una niña sin agua limpia", dice Liberty. "El agua es lo primero".
También Omar está creando una organización. K Amani es una marca de belleza representativa con el lema "Sé tu propio tipo de belleza", que, según Omar, fabricará maquillaje hecho con ingredientes sostenibles para mujeres negras. También ha creado la Fundación K Amani, la rama filantrópica de su futuro negocio, que se centra en los diversos retos a los que se enfrentan las mujeres y las niñas de todo el mundo. La fundación ha empezado por ayudar a las mujeres y niñas somalíes a acceder a compresas reutilizables respetuosas con el clima en los campos de refugiados, en colaboración con la organización Pad Mad Kenya. Los socios también las educarán sobre las prácticas de higiene sanitaria y el cambio climático.
Estos proyectos están todavía en sus inicios. Omar está trabajando para conseguir socios que puedan fabricar el tipo de maquillaje que desea y para conseguir el permiso del Gobierno de Kenia y de las Naciones Unidas para visitar los campos de refugiados. Y aunque Omar admite que no tiene la perspicacia empresarial que normalmente se requiere para poner en marcha la organización, sí tiene pasión y una plataforma en crecimiento.
Expertos y escépticos
Que los famosos e influencers se involucren en el tema del cambio climático no es del todo sencillo. En 2017, los investigadores publicaron un documento titulado Celebrities and Climate Change (Famosos y el cambio climático) en el que se exponen algunos de los principales retos que plantea el activismo de los famosos, a saber, su nivel de implicación superficial y la posibilidad de distraer la atención de los problemas reales de la destrucción del cambio climático en todo el mundo.
"Podría decirse que los famosos han aprovechado su condición para atraer la atención de los medios de comunicación y de la cultura hacia el cambio climático, contribuyendo a introducirlo en la esfera cultural popular, así como utilizando sus bases de fans para movilizar el compromiso y la acción a través de las redes sociales", dice el documento. Pero lo han hecho a través de lo que podría denominarse el "espectáculo": apariciones en los medios de comunicación muy visibles, llamativas y visualmente exuberantes que tienen el potencial de distraer al público de los problemas medioambientales "reales" que se están analizando".
Algunos de los activistas climáticos famosos más conocidos son Leonardo DiCaprio, Jane Fonda, Emma Thompson y Pharrell Williams. El duque de Cambridge, el príncipe Guillermo, también está en esa lista, a pesar de haber sido criticado recientemente por defender el cambio climático mientras vuela en aviones privados por todo el mundo.
"Acabo de ver al príncipe Guillermo en la televisión predicando sobre el cambio climático. Me gustaría saber cuál es la huella de carbono de la realeza (y su séquito) en los últimos 50 años", publicó un usuario de Twitter.
Pero dos de los autores del trabajo, Michael K. Goodman y Julie Doyle, son optimistas respecto a los esfuerzos de Omar.
"Una cosa que es realmente interesante sobre ella es su historia de fondo", dice Goodman. "Habla como refugiada somalí que se ha trasladado a Canadá y luego habla en nombre de otros somalíes que se enfrentan al cambio climático y a la crisis de los refugiados. Es capaz de hablar desde este tipo de posición de autenticidad".
"Se trata de una mujer joven negra que tiene experiencias vitales diferentes a las de otros personajes públicos o famosos y que está utilizando para llamar la atención sobre un tema importante y establecer conexiones entre el cambio climático y la justicia climática y los refugiados y la migración", dice Doyle.
Omar aún no tiene millones de seguidores. Es más una influencer que una celebridad. Pero sueña con seguir los pasos de mujeres como Halima Aden, una modelo de moda somalí-estadounidense con más de 1,3 millones de seguidores en Instagram, celebrada por ser la primera supermodelo hijabi.
Para Omar, el concurso de belleza es una forma de causar impacto incluso en medio de las tensiones entre una institución que históricamente se ha centrado sobre todo en la apariencia y las nuevas mujeres empoderadas y decididas que utilizan esa plataforma para participar en el activismo.
"Incluso si alguien utiliza esa historia [para construir su marca], al menos es mejor que quedarse callado", dice Omar. "La belleza es algo que me encanta. Es increíble que pueda usar la vestimenta, el maquillaje, y aún así tener un impacto en el mundo".
Neha Wadekar es una periodista multimedia independiente cuyo trabajo incluye temas relacionados con el clima, el género, los conflictos, la salud, los derechos humanos, las democracias emergentes y la política.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.