Asesinatos, avaricia, conspiraciones... ¿Qué pasó realmente en el condado de Osage?
Las sospechosas muertes de más de 60 miembros de la nación osage de Oklahoma (Estados Unidos) son el tema central de la nueva película de Martin Scorsese 'Los asesinos de la luna'.
Rita Smith, estadounidense de la nación Osage, y su marido William E. Smith murieron al explotar su casa en marzo de 1923. Más de 60 Osage fueron asesinados por su riqueza en esa época.
Veneno, celos, asesinato, ambición. Los asesinos de la luna, la nueva película de Martin Scorsese, cuenta un suceso que parece hecha para Hollywood: la historia de cómo los colonos estadounidenses blancos utilizaron medios fatales para apoderarse de la riqueza del pueblo osage de Oklahoma a principios del siglo XX. Pero la película, que se estrena en España el 20 de octubre y basada en el exitoso libro de David Grann Killers of the Flower Moon (publicado en 2017), no es pura ficción.
Nacida de políticas federales muy reales y equivocadas, y alimentada por el deseo exagerado de los colonos blancos de beneficiarse de la riqueza de las tierras de los nativos americanos, la codicia local provocó la muerte de al menos 60 osage ricos... y posiblemente de muchos más. A continuación se explica lo que ocurrió, por qué algunos crímenes siguen sin resolverse y cómo sentaron las bases para la aplicación moderna de la ley en Estados Unidos.
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La riqueza de los Osage
La nación osage se enriqueció enormemente tras el descubrimiento de petróleo bajo su reserva en la década de 1890. Con un valor de cerca de 400 millones de euros anuales (calculado en moneda moderna) en la década de 1920, el petróleo transformó la vida cotidiana de los osage y los convirtió en lo que entonces se llegó a considerar la nación más rica de la Tierra.
En aquella época prevalecía la idea de que los nativos americanos eran ingenuos, primitivos y necesitaban la supervisión de los blancos para no dilapidar sus riquezas. Históricamente, el Gobierno también consideraba a las tribus indias naciones dependientes que necesitaban protección federal: promovía leyes diseñadas para "proteger", no para dar poder, a los nativos.
Campos petrolíferos en la comunidad de Osage, hacia 1918-1919.
A menudo, estas leyes no protegían los intereses de los nativos, sino que servían a los colonos blancos para apoderarse y mantener el control sobre los nativos y sus tierras ancestrales. En 1887, por ejemplo, la Ley Dawes dividió las tierras tribales y las entregó a familias nativas con reivindicaciones tribales dispuestas a someterse a la asimilación cultural. Sin embargo, la ley también vendió las tierras "sobrantes" a los colonos blancos, reduciendo drásticamente la cantidad de tierras propiedad de las naciones nativas.
La nación osage eludió este sistema de "adjudicación", ya que había comprado directamente al Gobierno federal unas 600 000 hectáreas de tierras de Oklahoma cuando el grupo fue expulsado de sus tierras ancestrales en Kansas en 1872. La nación osage entregó todas las tierras a sus miembros, cada uno de los cuales recibió 265 hectáreas. La propia nación se quedó con los derechos minerales de la tierra, concediendo a cada miembro un "derecho de propiedad" hereditario sobre la parte de la riqueza mineral de la nación. A medida que el petróleo de la nación aportaba más y más dinero, cada osage tenía derecho a más riqueza, lo que despertó el interés, y luego la interferencia, de los habitantes de Oklahoma que no eran osage.
La nueva riqueza de los osage provocó un escrutinio de la gestión del dinero de los individuos, y las noticias de los periódicos sobre coches con chófer, mansiones y ropa lujosa molestaron a los que pensaban que los osage deberían gastar su dinero de forma más inteligente. En 1908, en respuesta al clamor de protestas por la supuesta incapacidad de la nación osage para administrar su dinero, el Congreso otorgó a los tribunales testamentarios de los condados de Oklahoma jurisdicción sobre las tierras de los nativos americanos que fueran considerados "menores e incompetentes" por un juez. Si una persona era considerada incompetente, el tribunal testamentario podía nombrar a un tutor blanco para supervisar sus asuntos financieros y arrendar o vender sus tierras.
En 1921, el Congreso fue aún más lejos al especificar que cualquier persona con sangre osage menor de 21 años, además de cualquier persona que fuera mitad o totalmente osage, debía demostrar su competencia o hacer que un tutor designado por el tribunal estatal asumiera la gestión de sus finanzas. Incluso la sospecha de irresponsabilidad bastaba para que el tribunal designara a un tutor blanco con derecho a dispersar el dinero de un osage, cobrarle elevadas tasas administrativas y embolsarse cualquier fondo que superara el umbral de 1000 dólares por trimestre. Como resultado, escribe el historiador Dennis McAuliffe, 600 tutores se llevaron 8 millones de dólares sólo en fondos sobrantes sin supervisión ni rendición de cuentas en el transcurso de sólo tres años.
William K. Hale planeó la muerte de varios miembros ricos de la Nación Osage para hacerse con el control de sus valiosas explotaciones petrolíferas.
Anna Kyle Brown fue asesinada a los 35 años en una serie de más de 60 homicidios en su comunidad.
Comienzan los asesinatos de Osage
El escenario se había dispuesto para los abusos financieros y, pronto, le seguirían los asesinatos. Fue así como, a partir de 1921, comenzó una serie de muertes misteriosas en el condado de Osage.
En mayo de 1921, los cadáveres de Anna Brown y su primo Charles Whitehorn fueron descubiertos el mismo día en diferentes partes del condado. Dos meses después, la madre de Brown, Lizzie Kyle, que había heredado los derechos de propiedad, murió envenenada. Luego, el sobrino de Lizzie fue asesinado en febrero de 1923, y el 10 de marzo, la hija de Lizzie, su yerno y un empleado doméstico murieron en una misteriosa explosión en su casa. Las muertes desataron el pánico en todo el condado de Osage, el cual pasó a ser conocido como el "reino del terror". Mientras tanto, la enorme riqueza de la familia Kyle fue heredada por los únicos supervivientes: Molly Kyle, una Osage de pura cepa que era la última hija que le quedaba a Lizzie, y su marido blanco Ernest Burkhardt.
Los Kyle no fueron los únicos osage que murieron en esa época, todos en circunstancias sospechosas que incluían presuntos envenenamientos, supuestos suicidios e incluso personas arrojadas de un tren. Entre 1921 y 1925, al menos 60 osage fueron asesinados o desaparecieron. Todos poseían riquezas gracias a sus derechos de propiedad, y el Consejo Tribal Osage sospechaba que un prominente ganadero blanco local, William K. Hale, podía ser el culpable.
Hale, originario de Texas, era conocido por sus explotadores tratos financieros con los osage, y tenía una enorme influencia en el condado de Osage. Poseía o controlaba parcialmente el banco, el almacén general local, la funeraria e incluso ejercía de sheriff de reserva. El sobrino de Hale, Burkhardt, estaba casado con Mollie Kyle, que ahora había heredado los millones de sus familiares. Aunque los asesinatos continuaron, las investigaciones locales y los esfuerzos de las fuerzas del orden por resolverlos fracasaron.
El Consejo Tribal Osage pidió ayuda al Gobierno federal para resolver el misterio de los asesinatos. En respuesta, la Oficina de Investigación, ahora conocida como Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), inició una investigación encubierta en la zona.
A medida que la investigación comenzó a desentrañar la posible conexión de Hale con los asesinatos, se produjeron más asesinatos. Cuando Mollie Kyle confesó a su sacerdote que creía que la estaban envenenando, los investigadores resolvieron el caso. Resultó que Hale había presionado a su sobrino para que se casara con Kyle y luego había contratado a unos asesinos a sueldo para que mataran a toda su familia. Presionado por su tío, Burkhardt había estado dando de beber a su mujer whisky envenenado.
Tras una serie de juicios estatales y federales que tuvieron en vilo a la nación con sus dramáticos procedimientos (y los asesinatos de varios testigos potenciales), Hale y dos cómplices fueron condenados a cadena perpetua. Pero muchos de los asesinatos de osage siguen siendo misterios sin resolver.
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"Asesinos de la Luna Florida"
La saga de la riqueza de la nación osage tampoco terminó con las condenas de los asesinos. En 1925, el Congreso aprobó una ley que prohibía a los no osage heredar derechos de propiedad de personas con ascendencia osage u otros nativos americanos. Sin embargo, continuaron las quejas sobre los manejos del Gobierno federal con los bienes de la nación osage. En 2011, tras décadas de disputas legales, el Gobierno de Estados Unidos finalmente concedió a la Nación Osage un acuerdo de 380 millones de dólares y aceptó una serie de medidas diseñadas para gestionar mejor los activos de la nación osage.
Hoy en día, se considera que los asesinatos de la nación osage fueron el caso que ayudó a dar vida al FBI y a las fuerzas del orden modernas, que se basan en investigaciones exhaustivas, operaciones encubiertas y el uso de informantes para resolver casos criminales complejos. Aunque los asesinatos comenzaron hace más de un siglo, aún resuenan en las vidas y las finanzas del pueblo osage.
En la actualidad, según señala la nación osage en su sitio web, aproximadamente el 26% de los derechos de propiedad de los osage siguen en manos de personas ajenas a la tribu y pueden traspasarse a voluntad a entidades ajenas a ella. Aunque en Los asesinatos de la luna se analizan acontecimientos del pasado, la nación escribe: "No somos reliquias. La nación osage prospera en nuestra reserva del noreste de Oklahoma: un pueblo de fuerza, esperanza y pasión, que honra las historias del pasado y construye el mundo del futuro".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.