Fue un Padre Fundador de los EE. UU., pero su hijo se alió con los británicos

Benjamin Franklin tenía un vínculo excepcionalmente estrecho con su hijo, hasta que la Revolución Americana los enfrentó.

Por Parissa DJangi
Publicado 13 jun 2024, 13:16 CEST
Benjamin Franklin y su hijo William demuestran la naturaleza eléctrica de los rayos mientras vuelan una ...

Benjamin Franklin y su hijo William demuestran la naturaleza eléctrica de los rayos mientras vuelan una cometa. El Padre Fundador mantenía una estrecha relación con su hijo, al que preparaba para ser un caballero y un servidor del gobierno colonial. Pero la Revolución Americana abriría una brecha entre ellos.

Fotografía de Hulton Archive, Getty Images

Para generaciones de estadounidenses, Benjamin Franklin es un Padre Fundador. Pero para William Franklin, su único hijo superviviente, era simplemente "padre". Los dos hombres tenían un vínculo excepcionalmente estrecho, y Benjamin guió afectuosamente la incipiente carrera de su hijo.

Sin embargo, lo que cimentó el legado de Benjamin Franklin también amenazó con destruir la relación con su hijo. Cuando estalló la Guerra de la Independencia, Benjamin se puso del lado de las colonias y William de la Corona británica. ¿Podría su relación sobrevivir a la guerra?

Franklin se convirtió en padre con la llegada al mundo de William en torno a 1730. La fecha exacta de nacimiento del niño sigue siendo un misterio, al igual que la identidad de su madre. Había una buena razón para ello: William era ilegítimo. Benjamin se propuso criar a su hijo y asegurarse de que las circunstancias de su nacimiento no le definieran.

Benjamin contrajo matrimonio de hecho con Deborah Read, su antigua novia en Filadelfia, en 1730. Benjamin y William eran un paquete, y Read no tuvo más remedio que aceptar al hijo ilegítimo de su marido.

Le siguieron dos hijos más. Francis Folger Franklin nació en 1732, pero contrajo trágicamente la viruela y murió cuando sólo tenía cuatro años. En 1743, Deborah Franklin dio a luz a Sally, una niña. Eso convirtió a William en el único heredero varón superviviente de su padre. Y Benjamin tenía grandes expectativas puestas en él.

Hijos del imperio

Benjamin Franklin había sido un hombre hecho a sí mismo, pero se aseguró de que su hijo no tuviera que serlo. Contrató tutores para educar a William desde los cuatro años hasta que tuvo edad suficiente para ir a una academia al servicio de las familias acomodadas de Filadelfia. Benjamin estaba preparando a William para convertirse en un caballero.

También orientó a su hijo hacia una vida de servicio al estado colonial. William sirvió en la Guerra del Rey Jorge de 1746 a 1747, que engloba las operaciones militares americanas de la guerra de Sucesión Austriaca, antes de ocupar puestos como empleado en la asamblea colonial de Pensilvania y en el servicio postal.  

El fuerte lazo que unía a Benjamin con su hijo se fue estrechando a medida que William crecía. William Strahan, un amigo de la familia, describió a William como el "amigo, hermano, íntimo y fácil compañero" de su padre.

Cuando Benjamin Franklin viajó a Londres, la metrópoli, en 1757, llevó consigo a su hijo. Benjamin actuaría como agente colonial de Pensilvania; William estudiaría derecho. Juntos recorrieron el país, hicieron amigos notables y asistieron emocionados a la coronación del rey Jorge III en 1761.

Cuando William Franklin regresó a las colonias en 1763, lo hizo con una esposa (Elizabeth Downes) y un nuevo nombramiento: Gobernador Real de Nueva Jersey. Se tomó muy en serio su papel, aplicando su formación jurídica a la administración de una colonia británica.

Gobernó Nueva Jersey en una época difícil. Una serie de impuestos y políticas provocaron la ira de muchos colonos, cuyos llamamientos a la independencia del Imperio británico empezaron a ir in crescendo. ¿Por qué el Parlamento, una institución en la que no tenían representación directa, debía tener autoridad sobre ellos?

William hizo todo lo posible por mantener la autoridad de la Corona y, al mismo tiempo, comprender las frustraciones de los colonos. Pero un solo hombre no pudo contener la marea revolucionaria.

Mientras su hijo gestionaba una situación política cada vez más peligrosa en Nueva Jersey, Benjamin Franklin navegaba por su propia tormenta política en Londres. Al principio esperaba una reconciliación entre las colonias y Gran Bretaña.

Pero pronto cambió de opinión. Disgustado por la respuesta punitiva del Parlamento a las protestas en las colonias, ahora creía que el Gobierno británico tenía a sus compatriotas colonos en "el mayor desprecio".

Benjamin Franklin abandonó finalmente Londres en marzo de 1775, justo cuando las relaciones entre Gran Bretaña y sus colonias norteamericanas alcanzaban un punto de ruptura. Mientras su barco cruzaba el Atlántico en abril, milicianos coloniales y regulares británicos se enfrentaron en Lexington y Concord. La Guerra de la Independencia había comenzado.

Una guerra familiar

El conflicto separó a padre e hijo. Benjamin era ahora un ardiente patriota; William seguía siendo un lealista convencido.

Eso no impidió que Benjamin intentara convertir a su hijo a su causa. Incluso instó a William a renunciar a su cargo de gobernador real. William se negó. Al menos en una ocasión, la discusión se convirtió en una pelea a gritos.

Finalmente, Benjamín aceptó la amarga verdad: William se había declarado independiente de su padre, por lo que Benjamín estaba dispuesto a desterrarlo de su vida.

De hecho, William Franklin pagó cara su lealtad a la Corona. Aunque era un gobernador muy querido, su popularidad y sus conexiones familiares no fueron suficientes para protegerle durante la guerra. En 1776, fue arrestado y encarcelado. El Congreso Continental, el órgano de gobierno de las colonias durante la guerra, ni siquiera le permitió visitar a su esposa en su lecho de muerte en 1778, a pesar de un llamamiento personal de George Washington.

Benjamin Franklin no hizo nada por intervenir.

El final de la Guerra de la Independencia en 1783 no puso fin al distanciamiento entre padre e hijo. Exiliado de su tierra natal, William se trasladó a Inglaterra, con la esperanza de rehacer su vida entre los amigos que una vez tuvo allí.

También esperaba reconciliarse con su padre. En 1784, William se puso en contacto con Benjamín, que estaba en Francia por asuntos del Congreso. Le preguntó si les sería posible "reavivar esa relación afectuosa que hasta el comienzo de los últimos problemas había sido el orgullo y la felicidad de mi vida".

Benjamin no estaba dispuesto. "[N]ada me ha dolido tanto, y me ha afectado con sensaciones tan agudas, como encontrarme abandonado en mi vejez por mi único hijo; y no solo abandonado, sino encontrarlo tomando las armas contra mi en una causa en la que mi buena fama, fortuna y vida estaban en juego", escribió a William el 16 de agosto de 1784.

Benjamin Franklin aceptó finalmente reunirse con su hijo en Southampton, Inglaterra, en 1785. Sin embargo, cuando William llegó al lugar del encuentro, cualquier esperanza de rehabilitación de su vínculo especial se desvaneció. Benjamin pidió a su hijo que se disculpara por su lealtad durante la guerra, pero William no lo hizo.

Nunca volvieron a verse.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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