La historia de las 'Hello Girls', las mujeres que ayudaron a ganar la Primera Guerra Mundial

Cuando las mujeres estadounidenses fueron desplegadas por primera vez en zonas de combate, Estados Unidos se negó a considerarlas veteranas durante más de 50 años.

Por Erin Blakemore
Publicado 13 jun 2024, 10:30 CEST
Mujeres estadounidenses operando una central telefónica en el Hotel Elysees Palace, París, en 1919

Mujeres estadounidenses operando una central telefónica en el Hotel Elysees Palace, París, en 1919. La Unidad Telefónica Femenina del Cuerpo de Señales fue la primera vez que Estados Unidos desplegó mujeres en zonas de combate.

Fotografía de National Archives

Ethel Elkins fue una de las aproximadamente 25 000 mujeres estadounidenses que se presentaron como voluntarias en Europa durante la Primera Guerra Mundial. Pero a diferencia de la mayoría de las que sirvieron en la Cruz Roja Internacional y otras organizaciones de ayuda, Elkins fue una de las primeras mujeres soldado desplegadas oficialmente en una zona de combate, fue como integrante uniformada del Cuerpo de Señales del Ejército de Estados Unidos.

Una nación ansiosa tomó nota: "¿Cuántas chicas conoce con 'la disposición de los ángeles' que puedan añadir a ello una constitución fuerte, fortaleza militar, una voz grave y musical, y la capacidad de hablar francés con la misma fluidez que inglés?", comentaba un periodista en un artículo sobre Elkins publicado en 1918 en un periódico de Filadelfia. No era una niña, pero su voz era importante: su unidad serviría como operadora telefónica de primera línea en los campos de batalla de Francia, traduciendo, codificando y descifrando mensajes críticos entre las fuerzas francesas y estadounidenses.

Conocidas informalmente como las "Hello Girls", las 223 mujeres de la Unidad Telefónica Femenina del Cuerpo de Señales estadounidense eran conocidas por su eficacia, paciencia e intrepidez en el frente de batalla. Pero a pesar de su histórico servicio y de la importante publicidad que suscitaron al principio de su servicio militar, a Elkins y a sus compañeras se les negaría más tarde la condición de veteranas y los beneficios militares, y sus esfuerzos caerían casi por completo en el olvido.

Pero ya no: más de un siglo después, un grupo bipartidista de legisladores está presionando para que el Congreso conmemore el servicio de la Unidad de Operadoras Telefónicas del Cuerpo de Señales con el más alto honor civil de la nación: la Medalla de Oro del Congreso.

Cuando Estados Unidos entró en guerra por primera vez en 1917, había intentado confiar en las telefonistas francesas para realizar llamadas desde y hacia el frente, pero los problemas con el dominio del inglés y las diferencias culturales llevaron a los oficiales estadounidenses a recurrir a sus propios soldados para realizar el trabajo. También fracasó: la falta de dominio del idioma y de experiencia con las centralitas se hizo patente de inmediato. El Ejército necesitaba operadores con experiencia, y la mayoría de la gente que trabajaba entonces de telefonistas en Estados Unidos eran mujeres. Así que ese mismo año, el general John Pershing hizo un llamamiento a las mujeres interesadas en servir a su país en el frente.

La Segunda Unidad del Cuerpo de Señales en una foto de grupo de 1918

La Segunda Unidad del Cuerpo de Señales en una foto de grupo de 1918. Las mujeres compraron sus propios uniformes y el Ejército de los Estados Unidos no les reembolsó el gasto.

Fotografía de National Archives at College Park

Pronto, el Ejército reunió a un grupo de operadoras, en su mayoría bilingües, seleccionadas entre las solicitantes que habían superado las pruebas psicológicas y los controles de antecedentes del Servicio Secreto. Sometidas a la disciplina habitual del Ejército, las mujeres, que tenían una media de edad de 26 años, se sometieron a un entrenamiento militar que incluía ejercicios y lecciones de historia y terminología militar. El primer grupo de 33 telefonistas, que vestían uniformes del Ejército estadounidense de lana azul marino, se presentó en el frente de Francia en marzo de 1918.

La presencia de mujeres estadounidenses en los campos de batalla europeos causó sensación desde el principio, e inmediatamente se las conoció como las "Hello Girls" [Chicas Hola], un término de origen desconocido que surgió con la creciente popularidad del teléfono a principios del siglo XX. Trabajaban a una velocidad cinco veces superior a la de sus homólogos masculinos, explica Lora Vogt, Vicepresidenta de Educación e Interpretación del National WWI Museum and Memorial, y mantenían y proporcionaban las comunicaciones esenciales para la victoria aliada.

El trabajo era peligroso, escribe la historiadora Jill Frahm: las mujeres trabajaban a menudo al alcance de la artillería alemana, realizando todo tipo de tareas, desde transmitir mensajes codificados hasta dirigir suministros y conectar a los oficiales al mando con los hombres de las trincheras, incluso trabajar para que las comunicaciones funcionaran cuando los combates dañaban los cables. "Las telefonistas [de las Fuerzas Expedicionarias del Ejército] eran una parte fiable de la maquinaria militar", escribe Frahm; "algo que ningún grupo de mujeres había sido antes".

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      "Hello Girls" proporcionando apoyo crítico de comunicaciones cerca del frente en Francia, 1919.

      "Hello Girls" proporcionando apoyo crítico de comunicaciones cerca del frente en Francia, 1919.

      Fotografía de National Archives at College Park

      Eso no significa que su servicio fuera fácil, ni que estuvieran protegidas de la misoginia ocasional en el frente. Como documenta la historiadora Elizabeth Cobbs en su libro The Hello Girls: America's First Women Soldiers [Las Hello Girls: las primeras mujeres soldado de Estados Unidos], muchas mujeres sentían que sus esfuerzos se veían obstaculizados porque estaban destinadas demasiado lejos del frente, mientras que otras se enfrentaban a la oposición obvia a su presencia en el campo de batalla por parte de muchos oficiales al mando. En 1918, las mujeres protestaron formalmente por el apodo de "Hello Girls", lo que dio lugar a una directiva del Departamento de Guerra para que se las llamara respetuosamente Unidad Telefónica Femenina del Cuerpo de Señales estadounidense.

      Aunque cientos de telefonistas estadounidenses sirvieron en Francia hasta 1920, sólo una de ellas fue condecorada por el Cuerpo de Señales. Como señala Cobbs, la mayoría ni siquiera se dio cuenta de que el Gobierno estadounidense no las consideraba soldados hasta que intentaron solicitar los mismos tipos de prestaciones que se ofrecían a los miembros masculinos del ejército y a los veteranos, incluidas las primas de combate, las pensiones y los funerales militares. Ni siquiera se les reembolsaron los uniformes, que el Ejército les había obligado a comprar con su propio dinero.  

      Sólo en 1977, tras una demanda y una reforma legislativa, se les concedió la condición de veteranas, a pesar de las objeciones del Ejército, la Administración de Veteranos e incluso la Legión Americana.

      Hoy, los partidarios de las Hello Girls dicen que los esfuerzos de 1977 no fueron lo suficientemente lejos. En su propuesta de ley, presentada de nuevo en mayo de 2024, el grupo bipartidista de la Cámara de Representantes y el Senado pide que se conceda a las mujeres la Medalla de Oro del Congreso. Respaldada por la Sociedad Histórica Americana, la Legión Americana y otros, la ley, si se aprueba, reconocería oficialmente el servicio de las mujeres durante lo que el co-patrocinador Representante Emanuel Cleaver, II llama "un momento de grave incertidumbre".

      Puede que algunos consideren que la medida es demasiado pequeña y llega demasiado tarde, pero Vogt afirma que pondría de relieve la importancia de la historia no sólo en las aulas o en los libros de historia, sino en el debate nacional. Estas mujeres estadounidenses "fueron cruciales en la victoria aliada de la Primera Guerra Mundial", afirma; "recibir este honor póstumo ayudará a reconocer el trabajo no igual (sino superior) que las mujeres de la Unidad de Operadoras Telefónicas del Cuerpo de Señales aportaron al esfuerzo de guerra".

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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