'La visita de un niño enfermo al templo de Esculapio', obra de John William Waterhouse

Enemas de miel y sueños curativos: así era el turismo médico de la antigua Roma y Grecia

Conocidos como asklepieia, esta red de antiguos santuarios griegos y romanos combinaba espiritualidad y medicina, y su influencia persiste hoy en día.

El turismo médico es más antiguo de lo que parece. Los antiguos griegos y romanos acudían a los santuarios conocidos como asklepieia en busca de remedios para todo tipo de dolencias, desde la ceguera hasta las complicaciones del embarazo. El pintor inglés John William Waterhouse retrató una de esas visitas en su obra La visita de un niño enfermo al templo de Esculapio.

Fotografía de The Fine Art Society, London, UK, Bridgeman Images
Por Becky Little
Publicado 13 ago 2024, 11:17 CEST

¿Volarías a Turquía para someterte a un trasplante capilar? ¿Caminarías hasta una remota fuente termal natural para darte un baño terapéutico? Aunque muchos podrían pensar que el turismo médico es una tendencia moderna, lo cierto es que la gente lleva miles de años recorriendo largas distancias únicamente con el fin de recibir atención sanitaria. Ya tanto en la en la Antigua Grecia como en la Antigua Roma, los enfermos peregrinaban a santuarios especiales llamados asclepeion (o en plural, asclepeia) dedicados al médico y semidiós griego Asclepio (o Esculapio para los romanos), con la esperanza de encontrar curación para sus dolencias.

El primer asclepeion apareció en la Antigua Grecia en el año 500 a.C. En los siglos siguientes, empezaron a funcionar cientos de ellos por toda Grecia y la península itálica. Los peregrinos acudían a los asclepeia para curarse de problemas tan diversos como dolores de cabeza, ceguera o complicaciones en el embarazo.

Los tratamientos que recibían (y que hoy en día podrían parecer poco ortodoxos) mezclaban espiritualidad y medicina. La parte central del tratamiento de cada peregrino consistía en dormir en el lugar sagrado con la esperanza de soñar con Asclepio, el cual los peregrinos creían que podía curarles o al menos aconsejarles sobre cómo tratar sus enfermedades.

Uno de los peregrinos más famosos de los asclepieia fue Aelio Arístides, un orador griego del siglo II d.C. Cuando cayó enfermo (tanto que era incapaz de dar discursos), Arístides viajó al Asclepeion de Pérgamo (actual Italia).

"Habla de sentir que se le van a caer los dientes, que se le van a salir los intestinos", dice Alexia Petsalis-Diomidis, profesora de clásicas en la Universidad de St. Andrews (Reino Unido) y autora de Truly Beyond Wonders: Aelius Aristides and the Cult of Asklepios [Verdaderamente más allá de las maravillas: Aelius Aristides y el culto de Asclepios. "A menudo dice que no puede respirar", continúa.

Como ocurre con muchos relatos históricos de enfermedades, a los eruditos modernos no les es posible diagnosticar qué sufría Arístides. Pero sí sabemos que permaneció en Pérgamo durante dos años (un periodo de tiempo inusualmente largo) y que recibió múltiples tratamientos, algunos basados en interpretaciones de sus sueños.

Uno de los sueños de Arístides en el santuario le llevó a recibir un enema de miel. "Vio una estatuilla de la diosa Atenea, diosa de la sabiduría", explica Petsalis-Diomidis. Atenea era también la diosa protectora de Atenas, en el Ática, región famosa por su miel. Para Arístides, el significado del sueño era obvio: "se me ocurrió inmediatamente: hacerme una lavativa de miel ática", escribió.

Otros tratamientos de Arístides basados en sueños incluían hacer ejercicio, bañarse en agua fría, y comer evitando ciertos alimentos. Los peregrinos también podían recibir hierbas o medicinas, bañarse en aguas termales y participar en rituales espiritualmente significativos. A Arístides le resultaba terapéutico componer discursos durante su estancia en el asclepeion, aunque estuviera demasiado enfermo para pronunciarlos.

Hoy podríamos describir este tipo de atención como "holística", dice Helena C. Maltezou, directora de investigación, estudios y documentación de la Organización Nacional de Salud Pública de Grecia, y coautora de un artículo sobre los asclepeia como precursores del turismo médico.

Para ser justos con Arístides, estudios recientes han investigado si los enemas de miel pueden tratar la pouchitis aguda en humanos y la colitis ulcerosa en ratas (el estudio en humanos nunca ha publicado resultados, pero el de ratas ha descubierto que la miel reduce la inflamación colónica). Sin embargo, hay muchas partes de la experiencia en un asclepeion antiguo que no podemos explicar fácilmente a través de una lente científica moderna.

Algunos de los acontecimientos que las fuentes antiguas describen como ocurridos en los asklepieia desafían las explicaciones médicas modernas.

En el Asclepeion de Epidauro (declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), antiguas inscripciones detallan las curaciones que recibía la gente. Entre ellas se cuenta la insólita historia de una mujer llamada Cleo, que, según la inscripción, llevaba cinco años embarazada. Tras dormir en el santuario, Cleo se despertó y dio a luz a un hijo capaz de andar y de lavarse solo.

También hay inscripciones en Epidauro sobre personas ciegas o con alguna deficiencia visual. En sus sueños, Asclepio vertía medicinas en sus ojos y, cuando despertaban, eran capaces de ver.

Otras inscripciones informan de que serpientes o perros curaban a las personas en el santuario lamiendo las partes afligidas de sus cuerpos. ¿Por qué serpientes? Este animal se ha asociado durante mucho tiempo con Asclepio y las antiguas representaciones del dios lo muestran sosteniendo un bastón con una serpiente enroscada alrededor.

Muchos otros peregrinos relataron sueños en los que Asclepios les operaba. Sin embargo, los estudiosos debaten si en los Asclepeia se realizaban operaciones quirúrgicas. Aunque los arqueólogos han descubierto instrumentos quirúrgicos en estos santuarios, es posible que esto se debiera a que los médicos consagraban allí sus instrumentos, afirma Bronwen L. Wickkiser, profesora de Historia Antigua del Hunter College de la CUNY (Estados Unidos) y autora de Asklepios, Medicine, and the Politics of Healing in Fifth-Century Greece: Between Craft and Cult [Asclepio, la medicina y la política de la curación en la Grecia del siglo V: entre la artesanía y el culto].

No está claro cómo deberíamos interpretar estos relatos milagrosos desde un punto de vista moderno; sin embargo, como a Wickkiser le gusta preguntar a sus alumnos: "¿Es necesario que lo hagamos?".

Independientemente de lo que ocurriera realmente en los asclepeia, la gente creía en sus servicios y los solicitaba, y la red de santuarios de curación perduró durante cientos de años. Su declive puede haber estado relacionado con la expansión del cristianismo; sin embargo, como señala Wickkiser, hay una forma notable en la que puede observarse cómo ha continuado su influencia.

"Aquí estamos, 2500 o más años después, y el bastón y la serpiente de Asklepios siguen siendo el símbolo de la medicina hasta nuestros días".

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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