La Reconstrucción: el momento decisivo en el que los afroamericanos casi conquistaron la libertad
Miembros de la primera legislatura de Carolina del Sur tras la Guerra Civil. Aproximadamente 2000 hombres negros fueron elegidos para ocupar cargos públicos durante el periodo de Reconstrucción posterior a la guerra, que proporcionó brevemente poder político y social a personas anteriormente esclavizadas antes de que una reacción violenta diera paso a una era de segregación.
El 11 de abril de 1865, el presidente estadounidense Abraham Lincoln habló ante una enfervorizada multitud en la Casa Blanca. En el último discurso de su vida, Lincoln podría haberse explayado poéticamente sobre la reciente rendición del general confederado Robert E. Lee y el inminente final del conflicto más sangriento de Estados Unidos. En lugar de ello, abogó por reconstruir el país tras la Guerra Civil, restaurando los estados rebeldes en la Unión y deshaciendo los males de la esclavitud.
"Unámonos todos en la realización de los actos necesarios para restablecer las relaciones prácticas adecuadas entre los estados [confederados] y la Unión", dijo Lincoln. "Creo que no sólo es posible, sino de hecho, más fácil, hacer esto, sin decidir, o siquiera considerar, si estos estados se salieron de la Unión".
El periodo de reforma y reedificación que siguió, conocido como Reconstrucción, consiguió dotar brevemente a la población negra de poder político y social. Pero se vio empañado por la tragedia, las luchas políticas internas y una reacción desastrosa que preparó el terreno para más de un siglo de segregación y supresión de votantes.
(Relacionado: Entendiendo la lucha contra la esclavitud en EE. UU)
La visión de Lincoln sobre la Reconstrucción
Los planes para readmitir a los estados confederados en la Unión comenzaron mucho antes del final de la guerra. Lincoln quería facilitarles el regreso, temiendo que un plan demasiado severo hiciera imposible la reunificación.
En diciembre de 1863, el presidente republicano emitió una declaración que ofrecía la reincorporación de los antiguos estados confederados una vez que el 10 por ciento de sus votantes juraran lealtad a la Unión y prometieran adherirse a la Proclamación de Emancipación, que declaraba que Estados Unidos "reconocería y mantendría" la libertad de todas las personas esclavizadas en los estados escindidos. Aquellos que prestaran juramento serían indultados y los estados que superaran las condiciones podrían redactar nuevas constituciones y convocar gobiernos estatales.
El presidente Abraham Lincoln firma la Proclamación de Emancipación en 1863, declarando que todas las personas esclavizadas en los estados rebeldes serían liberadas. Se necesitarían otros dos años para abolir la esclavitud en todo el país con la aprobación de la 13ª Enmienda.
Pero a un grupo de congresistas y senadores conocidos como republicanos radicales no les gustó el plan, tanto por su indulgencia percibida hacia los rebeldes, como porque no proporcionaba a las personas anteriormente esclavizadas ningún derecho civil aparte de su libertad. Su respuesta, el proyecto de ley Wade-Davis de 1864, habría exigido que la mitad de los votantes de un estado prestaran un juramento de lealtad y jurasen que nunca habían tomado voluntariamente las armas contra la Unión. Los antiguos confederados serían despojados de su derecho al voto, mientras que los hombres negros anteriormente esclavizados lo obtendrían. Sin embargo, Lincoln pensó que el plan era demasiado punitivo y se negó a firmarlo.
A medida que la derrota confederada se volvía inevitable, los líderes de la Unión centraron su atención en la futura prosperidad de los esclavizados. En enero de 1865, el general William Tecumseh Sherman emitió una orden para confiscar tierras a los esclavistas de Georgia y Carolina del Sur ocupadas, y repartirlas entre los libertos. Aunque la orden no mencionaba a los animales de granja, se conoció como la promesa de "40 acres [16 hectáreas] y una mula".
El Congreso también se propuso consagrar la emancipación en la Constitución aprobando la 13ª Enmienda (que abolía la esclavitud) el 31 de enero de 1865. Lincoln dejó claro que, para volver a unirse a la Unión, los estados confederados tendrían que aceptar ratificar la enmienda. En marzo, a instancias de Lincoln, el Congreso creó la Freedmen's Bureau [Oficina de Libertos], un organismo especializado que proporcionaría educación, alimentos y asistencia a los emancipados y supervisaría el reparto de tierras.
(Relacionado: ¿Por qué la bandera confederada es un símbolo de racismo en Estados Unidos?)
La indulgencia del presidente Johnson y los Códigos Negros
La tragedia reconfiguró la trayectoria de la Reconstrucción y, en última instancia, socavó su promesa. El 15 de abril de 1865 (apenas unos días después de su último discurso) Lincoln fue asesinado y su vicepresidente, Andrew Johnson, asumió la presidencia.
Aunque Johnson era un demócrata sureño y un antiguo esclavista que se había unido a Lincoln en una candidatura de unidad, la mayoría de los republicanos esperaban que continuara el programa de Lincoln. Subestimaron el racismo y las simpatías sureñas de Johnson: la visión de Johnson para la Reconstrucción incluía indultos generales para la mayoría de los ex confederados (incluidos muchos altos funcionarios) y una postura indulgente hacia los estados rebeldes. No hizo ningún intento de integrar a los negros en las instituciones sureñas.
Johnson permitió a los antiguos estados confederados crear gobiernos exclusivamente blancos. Cuando el Congreso volvió a reunirse en diciembre de 1865, entre sus nuevos miembros había muchos confederados de alto rango, como el ex vicepresidente de la Confederación Alexander Hamilton Stephens. Aunque el Congreso se negó a admitirlos, Johnson había dejado claras sus simpatías.
William Andrew Johnson (fotografiado aquí durante una visita a Washington, D.C. en 1937) fue la última persona viva que fue esclavizada por un presidente estadounidense: Andrew Johnson. Aunque Johnson liberó a las personas que había esclavizado antes de asumir el cargo, mantuvo su simpatía por los antiguos estados esclavistas después de la Guerra Civil.
Su indulgencia tendría consecuencias desastrosas para los negros del Sur, donde los antiguos confederados establecieron rápidamente un sistema similar a la esclavitud para asegurar el dominio blanco y explotar la mano de obra negra.
En noviembre de 1865, la asamblea legislativa de Mississippi, compuesta exclusivamente por blancos, promulgó un conjunto de leyes draconianas denominadas Códigos Negros, que limitaban la capacidad de los negros para poseer o alquilar propiedades, circular libremente, controlar su propio empleo y contraer matrimonio. Las duras penas incluían trabajos forzados no remunerados, confiscación de posesiones e incluso el traslado de niños, que podían ser "aprendices" de antiguos propietarios de esclavos. Todos los blancos podían aplicar legalmente los códigos.
Los códigos incitaron a otros antiguos estados confederados a promulgar leyes similares. En respuesta, los republicanos radicales del Congreso presentaron la primera ley de derechos civiles del país, la Ley de Derechos Civiles de 1866. Concedía la ciudadanía a todos los hombres no nativos nacidos en Estados Unidos, independientemente de su raza o de la servidumbre a la que hubieran estado sometidos, y garantizaba que se beneficiarían de todas las leyes relativas a "la seguridad de las personas y los bienes". Cuando Johnson vetó la ley, el Congreso anuló la postura del presidente.
(Relacionado: Breve historia del inicio de la lucha contra la segregación racial en EE. UU.)
Comienza la Reconstrucción del Congreso
Empoderados por unas elecciones que inclinaron el poder del Congreso en su dirección, los republicanos radicales tomaron las riendas de la Reconstrucción en 1866 y empezaron a deshacer las políticas de Johnson.
En 1867 y 1868, el Congreso aprobó cuatro Leyes de Reconstrucción por las que se establecía el gobierno militar en los antiguos estados confederados y se revocaba el derecho de voto y de ocupar cargos públicos a algunos confederados de alto rango. Para restablecer los lazos con la Unión, los estados rebeldes tuvieron que permitir que el Congreso revisara sus constituciones, ampliar el derecho de voto a todos los hombres y ratificar las Enmiendas 13ª y 14ª.
La 14ª Enmienda, aprobada en julio de 1868, concedía la ciudadanía a todas las personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos, prohibía a los estados privar a cualquier persona de "la vida, la libertad o la propiedad, sin el debido proceso legal", y proporcionaba a todas las personas la misma protección ante la ley.
Aunque la ciudadanía garantizaba técnicamente a los hombres negros el derecho al voto, a la mayoría se les mantenía alejados de las urnas del sur mediante violencia e intimidación. La 15ª Enmienda, ratificada en febrero de 1870, declaró inconstitucional la restricción del derecho de voto por motivos de raza.
El 31 de marzo de 1870, Thomas Mundy Peterson de Perth Amboy, Nueva Jersey, se convirtió en el primer afroamericano en votar en unas elecciones en virtud de las disposiciones recién promulgadas de la 15ª Enmienda a la Constitución de Estados Unidos.
Las Leyes y Enmiendas de Reconstrucción remodelaron la estructura política del Sur. Dos grupos de operativos republicanos blancos alcanzaron prominencia: los burlonamente llamados carpetbaggers, que se habían trasladado al sur tras la guerra, y los scalawags, sureños blancos que apoyaban el ascenso del poder político de los sureños negros.
Hombres que antes habían sido esclavos constituían ahora una mayoría política en gran parte del Sur y, la mayoría de ellos, eran fervientes republicanos. Cientos de miles de hombres negros se registraron para votar y, entre 1863 y 1877, unos 2000 fueron elegidos para cargos públicos. Entre ellos se encontraban Joseph H. Rainey, de Carolina del Sur, un antiguo esclavo que en 1869 se convirtió en el primer congresista negro de Estados Unidos, y Hiram Revels, de Mississippi, un hombre nacido libre que en 1870 se convirtió en el primer senador negro de Estados Unidos.
(Relacionado: El Gran Éxodo tras la Guerra Civil estadounidense, una migración histórica)
La reacción de los blancos y el desmantelamiento de la Reconstrucción
Los sureños blancos estaban resentidos por lo que consideraban políticas excesivamente punitivas y sostenían que los negros eran racialmente inferiores e incapaces de gobernar. Esta reacción de los blancos generó paramilitares y grupos de odio como el Ku Klux Klan, que aterrorizaban a los legisladores y posibles votantes negros. Los sureños blancos llevaron a cabo linchamientos masivos, intentaron derrocar a los gobiernos de la Reconstrucción y combatieron sus políticas en los tribunales.
A principios de la década de 1870, una crisis económica global y los escándalos políticos empañaron la reputación del Partido Republicano, dando a los demócratas la oportunidad de recuperar el poder y poner fin a la Reconstrucción. Las elecciones presidenciales de 1876 fueron muy reñidas, con acusaciones de supresión y manipulación del voto por ambas partes. Tras meses de estancamiento, los demócratas del sur llegaron a un acuerdo entre bambalinas para aceptar la victoria del republicano Rutherford B. Hayes sobre el demócrata Samuel Tilden a cambio del fin de la Reconstrucción.
Al terminar la supervisión federal de los estados del sur, también terminaron las protecciones que habían permitido a los negros ejercer sus derechos políticos y sociales. Los legisladores blancos (muchos de ellos, los mismos líderes confederados que habían formado legislaturas exclusivamente blancas bajo Johnson) desmantelaron rápidamente las políticas de la Reconstrucción y promulgaron crueles leyes "Jim Crow" que restablecieron el dominio blanco. Las leyes Jim Crow segregaban los espacios sociales, criminalizaban la interacción entre razas y privaban del derecho al voto a los votantes negros mediante impuestos electorales, pruebas de alfabetización y otras barreras.
En última instancia, la promesa de la Reconstrucción sólo ofreció a los sureños negros una fugaz muestra de libertad. Pero las oportunidades que tan brevemente brindó siguen resonando hoy en día. En palabras del historiador George Lipsitz, fue "una victoria sin victoria", un fracaso con consecuencias desastrosas que, sin embargo, sembró el potencial para futuros cambios.
El movimiento por los derechos civiles tardó casi un siglo en promulgar leyes que garantizaran el derecho de voto para todos y en impulsar otras reformas sociales. Más de siglo y medio después, los estadounidenses de raza negra siguen enfrentándose a profundas disparidades en todos los ámbitos, desde la vigilancia policial a la propiedad de la vivienda, pasando por las oportunidades económicas, la educación y la salud. Pero la Reconstrucción también dejó claro que, con voluntad institucional y social, algún día sería posible alcanzar y proteger la igualdad racial.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.