Arresto de Jesús

Este sacerdote fue el responsable del juicio apresurado y amañado que sentenció a Jesucristo

Inmediatamente después de su arresto, el sumo sacerdote Caifás rompió las costumbres judías para celebrar una audiencia y decidir el destino de Jesús.

La noche en que Jesús fue arrestado, fue llevado a la casa del sumo sacerdote para una audiencia que conduciría a su crucifixión por los romanos.

Fotografía de Fine Art Images, Heritage Images, Getty
Por Jean-Pierre Isbouts
Publicado 9 ene 2025, 11:36 CET

La costumbre dictaba que después de que los guardias del Templo hubieran arrestado a Jesús, éste debería haber sido encerrado en la prisión del Templo hasta el momento en que el Sanedrín en pleno, o consejo sacerdotal, pudiera escuchar su caso. Esto es exactamente lo que les ocurrió a Pedro, Juan y otros Apóstoles tras su arresto (Hechos 4:3; 5:17). Pero en lugar de eso, Jesús fue llevado directamente a la residencia en Jerusalén del sumo sacerdote José Caifás o Yosef Bar Kayafa.

Esto fue muy inusual, por varias razones. En primer lugar, era la víspera de la Pascua, una de las noches más sagradas del calendario litúrgico judío, cuando se esperaba que el sumo sacerdote y otros funcionarios sacerdotales celebraran la fiesta con sus familias, en lugar de juzgar el caso de un rabino rural de Galilea. En segundo lugar, aunque la residencia de Caifás era probablemente bastante cómoda, si no lujosa, era poco probable que su casa hubiera sido lo suficientemente grande como para acomodar a todo el quórum de 72 miembros del Sanedrín, incluso suponiendo que estos miembros se hubieran dejado convocar con tan poca antelación.

La acusación apresuradamente organizada contra Jesús, tal como se describe en el relato de Marcos (que constituiría la base de todos los Evangelios posteriores), se llevó a cabo bajo el manto de la oscuridad, lo que sugiere que Caifás estaba ansioso por deshacerse de Jesús lo antes posible, y de hacerlo a puerta cerrada, sin la presencia del Sanedrín en pleno.

Osario con los huesos del sumo sacerdote Caifás, o "Yosef bar Caifa"

Según la inscripción, este elaborado osario contenía los huesos del sumo sacerdote Caifás, o "Yosef bar Caifa". Fotografiado en el Museo de Israel, Jerusalén.

Fotografía de SIMON NORFOLK C, O INSTITUTE FOR ARTIST MANAGEMENT, Nat Geo Image Collection

Un caso controvertido que planteaba muchos problemas

Juan afirma que Jesús fue interrogado en primer lugar por Anás, suegro de Caifás, que anteriormente había ejercido de sumo sacerdote y, como cabeza de la familia Anás, probablemente era considerado una autoridad destacada en asuntos religiosos. Tras una breve audiencia, Jesús fue remitido a Caifás (Juan 18:13-24).

En ese momento, Caifás llevaba unos 12 años en el cargo, habiendo sucedido en el sumo sacerdocio a su cuñado Eleazar ben Ananus, uno de los cinco hijos de Anás. Caifás se enfrentaba a una situación difícil. Sin el pleno respaldo del Sanedrín, un sumo sacerdote no tenía el poder de ordenar por sí solo la muerte de un hombre. Su única opción era remitir todo el asunto al Gobierno romano local. Este sería un paso muy controvertido, porque durante las décadas anteriores, el Sanedrín había luchado duro para mantener su autonomía en asuntos domésticos, sin ninguna interferencia de las autoridades romanas. El otro problema, aún más fundamental, era que Jesús sólo era culpable de alterar el orden público, y tal vez de blasfemia, en el atrio del Templo, pero ninguna de estas cosas justificaba la intervención romana, y mucho menos una sentencia de muerte.

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    Fotografía de Courtesy National Geographic Books

    Para empeorar las cosas, la audiencia de acusación, tal como la describe Marcos, no se desarrolló según lo previsto. Los diversos testigos presenciales no se ponían de acuerdo. "Le oímos decir", dijo uno, “destruiré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro no hecho a mano” (Marcos 14:58). Retórica inflamatoria, tal vez, pero difícilmente motivo de acusación, porque innumerables profetas de las Escrituras hebreas habían dicho lo mismo, advirtiendo que el Templo de Jerusalén se enfrentaría a una destrucción inminente.

    Caifás intentó entonces una táctica diferente y preguntó a Jesús sin rodeos: "¿Eres tú el Mesías?". Según Marcos, Jesús respondió: "Lo soy".,Luego, citó el Libro de Daniel y los Salmos: "Veréis al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Poder y viniendo con las nubes del cielo" (Salmos 110:1; Daniel 7:13-14). 

    Esto es lo que Caifás necesitaba oír. Sabía que a los romanos no les interesaban las minucias de la exégesis judía, pero palabras como "a la derecha del Poder" llamarían su atención. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras y dijo: "¿Por qué seguimos necesitando testigos?". En su opinión, Jesús se había incriminado a sí mismo.

    (Relacionado: ¿Qué diferencia al cristianismo del catolicismo?)

    La acusación de Caifás

    ¿Por qué ordenó Caifás una audiencia inmediata sobre el destino de Jesús en su propia residencia? Una respuesta es que Caifás quería adelantarse a cualquier otra manifestación violenta como el ataque de Jesús a los cambistas, que sin duda habría provocado a las fuerzas romanas.

    Otro motivo podría ser que Caifás esperaba que la facción farisea del Sanedrín saliera en defensa de Jesús. Los Evangelios atestiguan que José de Arimatea y Nicodemo, ambos miembros del Sanedrín, simpatizaban con las enseñanzas de Jesús (Marcos 15:43; Juan 19:38). El temor de Caifás no era infundado; unos meses más tarde, cuando Pedro y los Apóstoles fueron llevados ante el Sanedrín, el célebre fariseo Gamaliel los defendió y finalmente consiguió su liberación (Hechos 5:34-39).

    De hecho, es poco probable que en la acusación de Jesús por parte de Caifás participara "el consejo en pleno", como sugiere Marcos. La Mishná establece que ningún juicio del Sanedrín podía tener lugar por la noche o durante un festival. Incluso si Caifás hubiera podido convocar al Sanedrín en pleno, incluidos los escribas, en sus horas, es posible que no cupieran en su casa. Las reuniones formales del Sanedrín solían tener lugar en una sala conocida como Lishkat La-Gazit [Cámara de las Piedras Labradas], situada en la estoa del Templo. De hecho, en el Evangelio de Juan, los sumos sacerdotes o los miembros del Sanedrín no están presentes en absoluto.

    Este artículo, publicado originalmente en inglés en nationalgeographic.com, es un extracto de 'Who's who in the Bible: Unforgettable People and Timeless Stories from Genesis to Revelation' [Quién es quién en la Biblia: personajes inolvidables e historias atemporales del Génesis a la Revelación], publicado por National Geographic Books.

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