El reto deportivo para un atleta transgénero
Las categorías Open y No binarias, que empieza a asomarse en algunas competiciones deportivas, brindan una oportunidad para que atletas transgénero amateur como André Lera puedan participar.
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Aunque siempre supo que no sería atleta a manera profesional, André Lera es un chico transgénero que cada cumpleaños se propone una meta deportiva. En 2024, se preparaba para participar en un triatlón en 2025 nadando en el pantano de San Juan, Madrid.
André Lera practica deporte desde que era bebé y su familia le llevaba a natación. Como Andrea, participó en distintas competiciones deportivas en Venezuela, su país natal, y en España, donde reside desde 2017. Antes de la transición, Lera llegó a estar en el podio en varias ocasiones en la categoría femenina 25-29 de natación. Ahora como hombre trans no es tan fácil y solo puede participar en certámenes deportivos que le indiquen la categoría disponible para él, en los cuales a veces no podrá evaluarse con el resto de participantes ni recibir premio metálico.
Aun así, él no se amilana y sigue entrenando y preparándose para participar en la mayor cantidad de competiciones deportivas que pueda, para visibilizar la realidad de los atletas transgénero.
La rutina deportiva
Son las 6:00 de la mañana y el despertador de Lera hace su sonido cotidiano antes del amanercer en su apartamento de alquiler en Madrid. El calor del verano español exige una buena hidratación, por ello André es muy cuidadoso de cumplir con su dieta y con sus suplementos vitamínicos deportivos, que le ayudan a un mejor rendimiento, y que engulle mientras revisa el cuaderno de entrenamientos. “Hoy toca bici en la mañana”, dice en voz baja para no despertar a su pareja. Cierra el cuaderno y empieza a prepararse.
Lera lleva desde principios de 2024 con un objetivo en mente: participar en el Ironman 70.3 de Valencia en abril de 2025. Pero en su caso, además de enfrentarse a los 900 metros nadando, los 90 km en bici y los 21 km corriendo tiene que inscribirse en la categoría Open, que la organización ha destinado a deportistas que no deseen competir o sean transgénero. Lera transicionó hace tres años y, pese a su experiencia competitiva cuando era mujer, ahora encuentra dificultades para participar en pruebas atléticas.
Emocionado explica que con mucho esfuerzo se ha comprado una bicicleta para el reto valenciano. “Son muy caras, pero quiero intentar demostrar que con pocos recursos puedo lograr esta meta”, comenta Lera con una sonrisa nerviosa, al tiempo que se despide de su gata Fendi, para empezar la faena. El menú de entrenamiento de hoy: gimnasio y correr.
Lera, de 35 años, se fija una meta deportiva en cada cumpleaños y siempre tuvo claro que no sería atleta profesional, algo que, en cierto modo, le alivia ante la polémica global que despierta la participación de deportistas trans en el deporte, que sueña con que se acabe. Por eso, como cualquier otro deportista aficionado, combina su trabajo con el entrenamiento para enfrentarse por primera vez a un Ironman 70.3, la media distancia de la franquicia líder del triatlón a nivel mundial.
Entrenamiento después de la operación
Los prejuicios hacia deportistas transgéneros y no binarios son una realidad de la que pocos de los afectados logran escapar. Lera confiesa que le ha resultado imposible encontrar un lugar para hacer deporte donde no se sienta juzgado, principalmente porque lo practica de manera individual. Las miradas hacia las cicatrices en el pecho despiertan miradas curiosas de muchos, un constante recordatorio de su transformación. “Es un tema más emocional que físico”, explica Lera.
La vulnerabilidad que llega a sentir practicando deporte en solitario, es especialmente notoria cuando nada en la piscina. Recuerda que el día que volvió a nadar en el centro deportivo después de la operación de masectomía, le ponía nervioso pensar en las miradas que pudiera recibir. “Estaba muy ansioso, me daba miedo cambiarme en el vestuario de hombres” recuerda.
No obstante, ese día también le sorprendió una situación que encontró muy positiva. Al momento de llegar a su lugar de entrenamiento habitual, un entrenador de natación se le acercó confundido y le comentó que se parecía mucho a una chica llamada Andrea que nadaba ahí. Lera, inquieto, le respondió que es la misma persona, pero que ahora luce diferente porque ha transicionado. El monitor estuvo en silencio un momento asintiendo con la cabeza, para luego retirarse. “Pero para mi sorpresa, vuelve a mí y me dice: ‘Oye, yo me llamo Juan, ¿y ahora cómo te llamas?”, comenta André nostálgico, para quien fue un alivio saber que el monitor logró entender la situación con naturalidad. “Me siento más seguro cuando voy a nadar y lo veo, como sabiendo que alguien me protegería si algo malo pasa”, dice Lera.
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Antes de la transición, André vivía el deporte como una vía de escape, aunque lamenta que no lo disfrutara a plenitud por no sentirse cómodo en su cuerpo, aquí se la ve tras una competición de natación en aguas abiertas de los ríos Orinoco – Caroní en Venezuela.
“El deporte es parte de mi vida desde que empecé a nadar siendo un bebé. El único año que no hice deporte fue el más autodestructivo, jamás volverá a pasar”, recuerda André Lera, atleta transgénero.
Además, después de su transición, Lera tiene una doble identidad debido a sus dos nacionalidades venezolana y española. En el país latinoamericano no es posible hacer un cambio de género, por lo que sus documentos de identidad permanecen con sus datos antiguos. Querría participar en competiciones deportivas en Venezuela, pero es consciente de que es muy probable que deba competir en categorías no deseadas o no correspondidas.
La oportunidad aparece en el mapa
Ante la negativa de las federaciones internacionales a incluir a los deportistas transgéneros y no binarios en competiciones, las carreras estadounidenses como los maratones de Miami, Boston y Nueva York, han buscado soluciones para incluir a estos atletas en una nueva categoría llamada “no binaria”. Esta división ha sido incluida desde hace un par de años y ha permitido la participación de atletas no binarios como Jake Caswell. Este deportista amateur ha ganado en la categoría no binaria del Maratón de Nueva York en 2022 y el Maratón de Chicago de 2023, donde hubo una desigualdad de premio monetario con respecto al que recibieron las categorías femenino y masculino.
En España Federaciones deportivas como la de atletismo, se ha adherido a lo establecido por World Athletic, a través de un comunicado para excluir a personas trans de competiciones internacionales. No obstante, en 2023 Valencia fue la ciudad española pionera en la categoría no binaria, en los 10K Valencia Ibercaja, sin premio metálico, que contó con 32 participantes.
En el caso del medio Ironman que realizará Lera este año en Valencia, ofrece la categoría Open. La organización ha informado que toda persona que no desee medirse en la competición puede hacerlo dentro de esta división, que también acogerá a deportistas transgéneros y no binarios.
Por su parte, Nikki Hiltz se convertió, en París 2024, en la primera persona no binaria en participar en los Juegos Olímpicos en una prueba de atletismo representando a Estados Unidos en la categoría femenina. Hiltz, que se considera trans y de género no binario, ha señalado que el deporte es un medio para exponer las problemáticas, a las que se enfrentan las poblaciones con identidades de género diversas. Compite en la categoría femenina porque fue el género con el que nació y no toma tratamientos hormonales para no violar el código antidopaje de World Athletic. Sin embargo, Hiltz cree firmemente que las mujeres trans deben ser libres de competir en cualquier categoría.
El semáforo de la oportunidad en España para deportistas trans ha cambiado de luz a lo largo del tiempo. A finales del pasado mes de noviembre 2024 durante el 41º Congreso Federal del partido político PSOE, se eliminaba a través de una enmienda la Q+ de las siglas LGTBIQ+ y, se pedía excluir a las mujeres trans del deporte femenino. Ante lo ocurrido, Ismael Merino, presidente de Agrupación Deportiva Ibérica LGTBI (ADI), ha indicado que rechazan cualquier normativa que ponga en peligro los derechos de los colectivos más vulnerables. Además, recuerda el deber de cumplimiento con lo establecido, en la Ley Trans española en vigor desde el año 2022, concluyendo que: “el deporte es un derecho”.
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