La 'romantasía' (o literatura porno-romántica de hadas) ha vuelto más fuerte que nunca
Historias de alta fantasía como la que nos cuenta una de las novelas de moda, 'Una corte de rosas y espinas', llevan cientos de años seduciendo al público con relatos de romance y peligros mágicos.
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Orfeo y Eurídice de Edward John Poynter, 1862. Las hadas fueron personajes habituales en los romances medievales de finales del siglo XIII y principios del XIV, como la historia de Sir Orfeo, una reescritura del mito griego en inglés medio.
Una joven se ve arrastrada de su hogar a un mundo extraño y encantado. Su captor no es un simple mortal, sino un hada poderosa y mística: "La bestia se dejó caer en la silla, la madera gimió y, en un destello de luz blanca, se convirtió en un hombre de cabellos dorados. Ahogué un grito y me empujé contra la pared de paneles junto a la puerta, tanteando la moldura del umbral, tratando de calibrar la distancia que me separaba de la huida. Esta bestia no era un hombre, ni un hada menor [...] hermosa, letal y despiadada". Y ahora, está atrapada con él.
Así comienza la odisea de Feyre, la protagonista del bestseller de Sarah J. Maas Una corte de rosas y espinas (o ACOTAR por sus siglas en inglés). ACOTAR, una epopeya que se extiende a lo largo de cinco novelas, narra las aventuras de Feyre y sus hermanas, que cruzan la frontera de su tierra natal humana para adentrarse en un mundo mágico. La serie ha hecho del el Romantasy, (o romantasía, una mezcla de romance y alta fantasía) en un elemento muy popular en redes sociales, donde los lectores se muestran entusiasmados con sus personajes favoritos y comparten elaboradas teorías sobre su devenir.
En el mundo anglosajón, los fans comparten su emoción por ACOTAR y otras novelas similares con el término "faerie smut", una etiqueta que persigue varios fines: se sirve de la ortografía conscientemente arcaica de Maas (en inglés moderno "hada" es "fairy" en lugar de faerie") y, al mismo tiempo, ayuda a identificar este subgénero, catapultando a los nuevos lanzamientos a las listas de los libros más vendidos (en inglés, la palabra smut hace referencia a una suerte de cajón de sastre que engloba revistas, libros, fotos, películas o chistes que a veces pueden resultar ofensivos dada su temática sexual, por lo que no sería del todo desacertado usar la etiqueta "pornografía de hadas" para referirnos al "faerie smut")
Aunque la romantasía, con su entretenida mezcla de atractivo sexual y fantasía, es un fenómeno exclusivamente moderno, se basa en un material centenario con un atractivo intemporal. El mundo de las hadas y sus seductores peligros son tan atractivos para los lectores de ACOTAR como lo eran para el público renacentista que escuchaba baladas. La fuente más notable de Maas es La balada de Tam Lin, una balada escocesa que data del siglo XVI, una época y un lugar en los que las hadas y su mundo ocupaban un lugar preponderante. Maas ha citado explícitamente a Tam Lin como fuente de inspiración, pero quizá su guiño más evidente a la balada esté en uno de sus personajes principales, un interés amoroso llamado Tamlin.
Al igual que ACOTAR, Tam Lin forma parte de un corpus de relatos sobre tratos de mortales con hadas, dobles no exactamente humanos de un misterioso y mágico otro mundo que linda con el nuestro, y los graves riesgos que ello conlleva. La adaptación de Maas forma parte de una larga genealogía de creadores para los que la balada ha resultado irresistible. El atractivo perdurable de la balada (y también de la romantasía ) es que invierte la narrativa tradicional del heroísmo: las jóvenes no son princesas pasivas que esperan ser rescatadas en estas historias. Por el contrario, son valientes, testarudas, un poco temerarias y, sobre todo, están decididas a ser ellas mismas las salvadoras. Y al final, siempre se llevan al hombre.
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The Riders of the Sidhe, 1911, de John Duncan, es una representación de las hadas celtas. Las hadas han sido fuente de fascinación durante siglos en toda Europa, al menos desde la Edad Media.
La fascinación del folclore celta por las hadas
Tam Lin cuenta la historia de Janet, una joven embarazada de Tam Lin, un hombre que está cautivo de una poderosa y peligrosa Reina de las Hadas, capaz de manejar la magia con la misma facilidad con la que respira. Decidida a rescatar a su verdadero amor, Janet se enfrenta a todo el poder encantado del Otro Mundo y, gracias a su fuerza de voluntad, consigue salvarlo de un destino funesto.
Debido a que Tam Lin circulaba por tradición oral, no existe una única versión autorizada de la balada, y existen numerosas variaciones en diferentes iteraciones. Casi todas empiezan con la misma advertencia clara a las jóvenes sobre el hombre que da nombre a la balada:
Os prohíbo a vosotras, doncellas, que llevéis sombrero o vuestro pelo, que paséis por Carterhaugh, porque el joven Tam Lin está allí. No hay nadie que pase por Carterhaugh que no le deje un fajo, o sus anillos o sus mantos verdes, o su cabeza de doncella.
En otras palabras: las doncellas deben tener cuidado con Carterhaugh, porque allí hay un hombre, y si se lo encuentran, le arrebatarán algo valioso: muy posiblemente su virginidad.
La protagonista, Janet, hace caso omiso de esa advertencia, se ciñe su falda verde por encima de la rodilla, camina hasta Carterhaugh, coge una rosa doble e invoca a Tam Lin, a quien cree un caballero de las hadas. Se queda embarazada y regresa a Carterhaugh para arrancar de nuevo una rosa doble, lo que suele interpretarse como un intento de poner fin al embarazo. Tam Lin aparece y se enfrenta a ella:
¿Por qué arrancas la rosa, Janet, / entre las arboledas tan verdes, y matas al bebé / que llevamos entre los dos?
Le ofrece una alternativa, revelándole que es un caballero mortal, cautivo de la Reina de las Hadas. Si Janet está dispuesta, puede liberarlo en Halloween, cuando las hadas cabalguen por el campo a medianoche. Si Janet lo tira del caballo y aguanta mientras las hadas cambian su forma varias veces antes de dejarlo libre y desnudo en sus brazos, escapará a su destino. Janet, por supuesto, lo salva, aunque la balada termina con una nota ominosa, con una enfurecida reina de las hadas insistiendo en que si hubiera sabido lo que iba a pasar, habría convertido el corazón de Tam Lin en piedra.
Las hadas no habrían necesitado presentación ni largas explicaciones para el público escocés del siglo XVI. Estos extraños personajes han sido fuente de fascinación durante siglos en toda Europa, al menos desde la Edad Media. Eran personajes habituales en los romances medievales, pero las hadas no eran sólo personajes de cuentos para élites cultas; eran tan reales para la gente corriente como lo son para nosotros los átomos o la radiación gamma, y ayudaban a explicar misterios perdurables sobre la vida. ¿Por qué bebés aparentemente sanos de repente no prosperaban? ¿Por qué a las madres primerizas a veces les costaba levantarse de la cama? ¿Por qué la enfermedad se abatía desastrosamente sobre el ganado? ¿Por qué algunas personas tenían dotes musicales casi sobrenaturales?
La gente contaba historias, cantaba canciones y mantenía costumbres para responder a estas preguntas y protegerse de las muchas desgracias de la vida. Por ejemplo, las hadas se citan en los juicios por brujería del siglo XVI en Escocia, y aparecen una y otra vez en las historias recopiladas en la Irlanda del siglo XIX y principios del XX. Pero no se trataba de criaturas cursis con alas, sino que a menudo se las representaba como fuerzas nefastas, que arrebataban bebés humanos y dejaban tras de sí mutantes, viejas hadas enjutas o palos encantados.
“Creo que es muy importante tener en cuenta que, antes del siglo XIX, las hadas provocaban miedo”, afirma el folclorista Francis Young. “Es algo muy, muy siniestro y amenazador en la sociedad premoderna”. En muchos casos era tabú incluso referirse a ellas por su nombre, por eso se alude a las hadas indirectamente, con nombres como “la alta burguesía” o el “pueblo de las hadas”. En galés se las suele llamar bendith y mamau, que se traduce como bendiciones de la madre.
“En la tradición irlandesa, el Otro Mundo no es todo dulzura y luz”, explica Kelly Fitzgerald, Directora de la Escuela de Estudios Irlandeses, Celtas y Folclóricos del University College de Dublín. “Con el Otro Mundo no se juega”.
La tradición de las hadas deja claro que Janet comete una imprudencia al mezclarse con las hadas, pero eso es parte de lo que hace tan atractiva la historia y por lo que Tam Lin ha perdurado tanto tiempo.
Del Renacimiento a ACOTAR: las múltiples interpretaciones de Tam Lin
Como ocurre con muchas historias que surgen de la tradición oral, es imposible rastrear las raíces de Tam Lin hasta su origen. La primera mención aparece probablemente en el Complaynt of Scotland del siglo XVI, un texto político escocés que incluye una larga tangente sobre las canciones e historias compartidas entre pastores. Las primeras versiones completas y publicadas empezaron a aparecer en la imprenta a finales del siglo XVIII, un momento de gran interés por las cosas “antiguas”, cuando los caballeros cultos dedicaban su amplio tiempo libre a coleccionar curiosidades y cuentos, recopilando trozos de historia en peligro de extinción contra el avance de la modernidad y teorizando sobre sus orígenes y lo que eso podía revelarnos sobre el carácter nacional de los lugares que los producían. Las canciones extrañas sobre hadas encajan a la perfección, incluida Tam Lin. Hay una versión en The ancient and modern Scots songs, heroic ballads, etc., de David Herd, publicada en 1769; y otra que aparece en el Scots Musical Museum de 1771, comúnmente atribuida al poeta Robert Burns. Tam Lin también aparece en Minstrelsy of the Scottish Border, la colección de 1802 que impulsó la carrera de Sir Walter Scott, quien afirmó que su versión es una mezcla de las versiones impresas disponibles y de “varios recitados de la tradición”. Al igual que Maas, estos hombres se tomaron abundantes licencias artísticas con su material de partida.
El lugar más importante donde apareció la balada es obra de un estadounidense: la obra en varios volúmenes de Francis James Child The English and Scottish Popular Ballads, publicada entre 1882 y 1898. Child, profesor de inglés en Harvard, se propuso recopilar las baladas tradicionales más auténticas, buscando lo que él creía que eran verdaderas tradiciones populares. Peinó miles de opciones y finalmente eligió 305, entre ellas la balada número 39: Tam Lin. El trabajo de Child fue influyente, creó una Biblia autorizada de baladas folclóricas y difundió ampliamente Tam Lin.
La balada fue retomada por los renovadores de la música folk del siglo XX, como los cantantes Anne Briggs y Ewan MacColl, que produjeron versiones particamente descarnadas del relato, mientras que el grupo británico de folk-rock Fairport Convention lo animó con guitarras eléctricas. El cuento llegó incluso al cine británico de terror popular, en una escabrosa adaptación de 1970 con Roddy McDowell, Ian McShane y Ava Gardner en el papel de una Reina de las Hadas envejecida y manipuladora.
La interpretación más duradera de Tam Lin (y de la que se nutre ACOTAR) es la de una mujer que desafía las convenciones sociales y triunfa. Esto se refleja en las escritoras que tomaron a Tam Lin como inspiración en la segunda mitad del siglo XX, cuando las escritoras femeninas acostumbraban a reevaluar las historias tradicionales en sus propios términos a raíz del movimiento feminista. Janet se ganó la reputación de ser un raro personaje femenino de cuentos tradicionales con una forma absolutamente ardiente de ver la vida.
La escritora Susan Cooper lo convirtió en un libro ilustrado, al igual que Jane Yolen, que dejó bien claro lo que le atraía del cuento: “Siempre me ha gustado la balada fronteriza escocesa Tam Lin, mencionada por primera vez en un libro de baladas de 1549. Es una de las únicas (quizá LA única) en la que la mujer hace el rescate”. Pamela Din trasladó la acción a una universidad ficticia de artes liberales del Medio Oeste en su novela de 1991 Tam Lin. Dianne Wynne Jones mezcló Tam Lin con otra balada para crear su novela de 1984 Fire and Hemlock, sobre una joven que lucha contra una pérdida de memoria encantada. Estos libros juegan con los caminos disponibles para las jóvenes en este mundo, utilizando a las hadas y las fuerzas del encantamiento para poner obstáculos en esos caminos. Ninguno de ellos fue un éxito de ventas como ACOTAR, pero fueron precursores influyentes de los florecientes libros de literatura romántica actuales.
Maas llevó su material original un paso más allá, ampliando enormemente su alcance. El original se desarrolla a escala íntima: Janet nunca va más allá de lo que puede alcanzar en un día de viaje, y su problema es la lucha profundamente personal por legitimar a su hijo. Maas, en cambio, envía a su heroína a un vasto país de hadas, dividido en numerosos territorios dirigidos por señores de las hadas. Su universo ficticio es más complicado que el pequeño mundo de la balada escocesa, pero la Janet de Tam Lin es sin duda la madrina de las heroínas románticas de hoy en día.
Para los lectores y escritores modernos, su historia ofrece un espacio imaginativo que es a la vez un escape y un lugar de empoderamiento, una manera de pensar en lo que vale la pena luchar a pesar de un gran coste personal (y cómo encontrar la fuerza para hacerlo). Y, por supuesto, la heroína tiene garantizado que al final encontrará al galán mágico de su elección.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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