La Mesta y la trashumancia desde la Edad Media hasta el siglo XXI
La tradición ganadera ovina de Castilla fue clave para la expansión del reino hispano desde finales de la Edad Media y tuvo su mayor exponente en el gremio de la Mesta, cuyas herencias llegan hasta nuestros días.
Cada año a finales de octubre la Fiesta de la Trashumancia regresa a las calles de Madrid. Se realiza desde 1994 para contribuir a que las Cortes Generales aprobaran la nueva Ley de Vías Pecuarias, reconociendo las cañadas, cordeles y veredas como bienes de dominio público y un patrimonio único en el mundo.
La ganadería lanar tuvo un importante desarrollo en Castilla durante los siglos XIV y XV como consecuencia de la crisis agraria. En el reino ibérico, este tipo de ganadería desde finales de la Edad Media fue sobre todo seminómada o trashumante y se organizó en torno a una institución concreta creada por Alfonso X El Sabio en 1273: el Honrado Concejo de la Mesta o simplemente, la Mesta.
Esta institución fue una de las fuerzas dinamizadoras de la economía castellana que permitió al reino cristiano conquistar el Reino de Granada, el último reino musulmán de la península ibérica, e iniciar la expansión hacía lo que más tarde se conocería como América. La importancia de la Mesta en el desarrollo de Castilla tiene ciertas reminiscencias que llegan hasta nuestros días, como lo es el paso anual de enormes rebaños de ovejas por las calles de Madrid a finales de octubre.
Hoy en día se intenta enaltecer el valor que aporta la trashumancia para tener pastizales sanos y un pastoreo sostenible, y sus defensores alegan que la desaparición de la trashumancia supondría un grave impacto para los ecosistemas ibéricos.
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Importancia de la Mesta y regulación de la trashumancia en el siglo XXI
El Honrado Concejo de la Mesta, una de las instituciones más importante del final de la Edad Media por la importancia que adquirió el comercio de la lana merina para la Corona de Castilla, es el gremio ganadero más antiguo que se conoce. Tuvo un gran peso económico por el alto valor de la lana y el inicio del comercio internacional con regiones como Inglaterra o Países Bajos.
La Mesta tenía como principal objetivo regular y controlar la ganadería bovina que se movía por Castilla a lo largo del año en busca de los mejores pastos. En primavera cuando empezaba a aumentar el calor tomaban rumbo norte, en busca de pastos verdes, mientras que en otoño se dirigían a Extremadura y el sur de Castilla alejándose del clima más frío y húmedo de la cornisa cantábrica.
Este movimiento de ovejas y ganaderos creaba tensiones en todo el reino, pero también oportunidades. El máximo exponente de lo provechoso que podía ser la trashumancia para una región fue la feria de Medina del Campo (Valladolid), que ganó reputación internacional en los siglos XV y XVI.
Pero la impronta de este tipo de ganadería seminómada llega hasta el siglo XXI. Según la Ley 3/1995, de 23 de marzo publicada en 1995, las Vías Pecuarias son bienes de dominio público imprescriptibles, inalienables e inembargables, exigiendo a las comunidades autónomas su conservación y mejora para el uso prioritario de los ganaderos trashumantes. Algunas de estas vías pecuarias datan del siglo XIII, desde la creación de la Mesta, organización que tuvo unos seis siglos de actividad en Castilla, hasta su desaparición en 1836, y cuya misión era velar por los derechos y los intereses de los ganaderos.
Organización interna y desaparición
De acuerdo con el Portal de Archivos Españoles (PARES), la Mesta otorgó a pastores "importantes privilegios como la exención del servicio militar, de testificar en los juicios, derechos de paso y pastoreo", entre muchas otras prebendas que se recogen en diferentes compilaciones conocidas como Quadernos de leyes y privilegios del honrado Concejo de la Mesta.
Su creación intentaba evitar posibles conflictos entre agricultores y ganaderos, ya que estos últimos, debían atravesar las tierras de los agricultores con sus rebaños dos veces al año, produciendo daños en sus cultivos. El problema se subsanó construyendo unos itinerarios concretos, entre los que destacaban las cañadas reales.
La Mesta se organizaba desde el año 1500 celebrando dos asambleas al año, una en el sur de la Península entre enero y febrero, y la otra en el norte entre los meses de septiembre y octubre. La labor de estas asambleas era la elección de los cargos que debían dirigir la Mesta.
Los cargos elegidos era: un presidente, cuatro alcaldes de cuadrilla que le ayudaban en sus tareas, y los alcaldes mayores. También tenían relevancia los jueces de comisión, encargados de juzgar y multar a los que no cumplieran la extensa normativa de la Mesta.
Hasta su desaparición en 1836, la Mesta fue una institución de gran trascendencia en la historia y economía española, que controlaba la ganadería lanar trashumante en la corona de Castilla durante la Baja Edad Media y la Edad Moderna.
Su final se produjo debido a la coyuntura económica con la decadencia del comercio lanero, y a factores políticos y económicos. Algunas de sus funciones fueron heredadas por la Asociación General de Ganaderos del Reino, esta asociación gozó de gran prestigio y eficacia hasta la década de 1940, y en la actualidad forma parte de la Organización Profesional Agraria APAG EXTREMADURA - ASAJA.
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¿Qué es la trashumancia y su relevancia en el siglo XXI?
Cada año a finales de octubre miles de madrileños se reúnen en sus calles para recibir al rebaño y sus acompañantes en trashumancia de la Ruta de la Capital, en la que miles de ovejas trashumantes atraviesan la capital de España. En 2023 fue liderado por primera vez en la historia por una mujer, Marity González. La celebración reivindica los derechos que tienen los ganaderos para que sus rebaños puedan circular por los terrenos de dominio público según establece la Ley de vías pecuarias heredadas de las tradiciones que estableció la Mesta a finales de la Edad Media. Pero, ¿qué es la trashumancia? Y, sobre todo, ¿por qué se sigue paralizando un domingo el centro de una de las ciudades más grandes de Europa para que pasen un montón de ovejas?
La trashumancia, del latín trans (de la otra parte) y humus (tierra), se refiere al movimiento cíclico en el que los pastores conducen su ganado desde una región hasta otra de clima diferente, con el fin de asegurar durante todo el año la adecuada alimentación de sus animales.
Por otra parte, el Libro Blanco de la Trashumancia en España la define como “una forma de actividad ganadera extensiva, consistente en el desplazamiento estacional del ganado para el aprovechamiento alternativo de la diversidad de pastizales en el momento óptimo de su producción, determinado éste por las características físicas y climáticas del territorio”.
En España la trashumancia se identifica con el traslado de rebaños a finales de septiembre, del norte al sur, donde el ganado permanece hasta mayo en a los pastos de invernada. Para la UNESCO, la trashumancia en Europa es una modalidad de pastoreo consistente en el desplazamiento estacional de ganados por rutas migratorias de la zona del Mediterráneo y los Alpes.
Uno de los grandes beneficios en la trashumancia sucede en las vías pecuarias por las que se transita, porque se produce un reservorio de biodiversidad, facilitando un intercambio genético de las especies y la conexión entre hábitats entre el ganado que se trashuma, por lo que su desaparición podría suponer un grave impacto en los ecosistemas ibéricos.