¿Quién fue Constantino I?

El emperador romano Constantino hizo del cristianismo la religión principal de Roma y creó Constantinopla, que llegó a ser la ciudad más poderosa del mundo.

Por Kristin Baird Rattini
Escultura del emperador romano Constantino creada por el artista barroco Bernini

Escultura del emperador romano Constantino creada por el artista barroco Bernini. Se representa al soberano sobrecogido por la visión de una cruz que presagia la victoria de una importante batalla en el año 312 d.C.

Fotografía de James L. Stanfield, Nat Geo Image Collection

Índice

  • El ascenso al poder de Constantino
  • Un cambio de escenario
  • Constantinopla, la nueva Roma

Este artículo se publicó el 7 de febrero de 2023 y ha sido modifiado el 8 de agosto de 2023. 

El emperador Constantino I (ca. 280-337 d.C.) reinó durante una importante transición en el Imperio Romano, y mucho más. Su aceptación del cristianismo y el establecimiento de una capital oriental, que más tarde llevaría su nombre, marcaron su reinado como un importante punto de inflexión entre la historia antigua y la Edad Media. Su importancia y supremacía en su época fue tal que también ha pasado a la historia como Constantino el Grande

El Imperio Romano en el que nació Constantino fue un mundo de caos y anarquía. Las guerras civiles, las invasiones y las enfermedades asolaban el imperio hasta tal punto que la época es considerada la Crisis del Siglo III. El emperador Diocleciano trató de poner orden distribuyendo el poder en una tetrarquía de cuatro gobernantes que gobernaría los cuatro barrios del imperio. El padre de Constantino, Constancio I, fue uno de estos gobernantes.

Una moneda romana con un retrato de perfil de Constantino el Grande

Una moneda romana con un retrato de perfil de Constantino el Grande.

Fotografía de James L. Stanfield, Nat Geo Image Collection

El ascenso al poder de Constantino

El plan de Diocleciano se vino abajo. Tras la muerte de su padre en el año 306 d.C., Constantino fue declarado emperador por los soldados de su padre. Pasó los siguientes 18 años luchando contra los otros tres gobernantes romanos (sus rivales) para convertirse en el único emperador.

La batalla del Puente Milvio, a las afueras de Roma, en el año 312 d.C., fue un momento decisivo para Constantino. Derrotó a un rival, su cuñado Majencio, y obtuvo el manto de emperador romano de Occidente. Pero aún más importante fue una revelación que experimentó antes de la batalla.

Según el biógrafo de Constantino, Eusebio, Constantino y sus fuerzas vieron una cruz de luz en el cielo, junto con unas palabras griegas que rezaban En Hoc Signo Vinces ['Con en este signo vencerás']. Esa noche, Constantino tuvo un sueño en el que Cristo reforzaba el mensaje. El emperador marcó el símbolo cristiano de la cruz en los escudos de sus soldados. Cuando triunfó en el Puente Milvio, atribuyó la victoria al dios de los cristianos. Los eruditos modernos aún debaten la historia y si la conversión de Constantino fue sincera o una maniobra política. En cualquier caso, en el año 313 d.C. Constantino se reunió con Licinio, el emperador oriental, y juntos promulgaron el Edicto de Milán. El edicto concedía "a los cristianos y a los demás plena autoridad para observar la religión que cada uno prefiriera".

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      Fotografía de James L. Stanfield, Nat Geo Image Collection

      Un cambio de escenario

      Constantino asumió el control exclusivo del imperio en el año 324 d.C.. Roma, sin embargo, estaba perdiendo brillo para él. Las tensiones seguían siendo altas entre los paganos de la ciudad y el emperador cristiano. Además, desde un punto de vista militar, Constantino se dio cuenta de que sería más fácil defenderse de las amenazas del este y proteger el valioso territorio (y los graneros) de Egipto si trasladaba su capital a un lugar oriental más defendible. Abandonó Roma para construir una ciudad imperial que glorificara tanto su poder como su fe.

      Constantinopla (actual Estambul), su capital, fue consagrada en 330 d.C.. Anteriormente conocida como Bizancio, había estado bajo control romano durante más de un siglo, pero Constantino la reconstruyó y amplió a escala monumental. Triplicó el tamaño de la ciudad existente y ofreció ciudadanía plena y pan gratis para animar a los hombres de rango a trasladarse allí con sus familias. Un gran palacio y unas imponentes salas legislativas establecieron la seriedad de la ciudad como nueva capital. Las iglesias empezaron a jalonar el horizonte; los cristianos eran bienvenidos y, en general, se toleraban otras creencias.

      Cuando Constantino estableció su nueva capital, la ciudad que se llamaría Constantinopla había cambiado de manos varias veces entre superpotencias regionales. Darío I de Persia, la Liga Délica, los espartanos y Alejandro Magno habían gobernado el estratégico puerto conocido como Bizancio, en el Bósforo, un estrecho entre el Mar Negro y el Mar de Mármara. El emperador romano Septimio Severo destruyó la ciudad en 196 d.C. y reconstruyó una versión más grandiosa, que Constantino amplió para su Nueva Roma. La ciudad se convirtió en un próspero e importante centro de fe, poder, comercio y arquitectura. La emblemática Hagia Sophia fue construida por el emperador Justiniano en el siglo VI, el punto álgido de la gloria de Constantinopla.

      La ascendente Constantinopla pronto eclipsó a Roma. El imperio occidental se fue desmoronando poco a poco hasta la caída de Roma en 476 d.C. Sin embargo, la capital de Constantino (y los cimientos cristianos que allí sentó para el imperio) siguieron prosperando durante casi 1000 años, bajo la bandera del Imperio bizantino. La ciudad refundada por Constantino fue una de las cortes más influyentes de la Europa cristiana hasta que pasó a ser controlada por los musulmanes en 1453. Tras esa conquista pasó a llamarse Estambul, como se la conoce hoy en día.

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      Este texto, publicado originalmente en nationalgeographic.com, es un extracto del número especial de National Geographic Los personajes más influyentes de la Historia Antigua.

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