La contaminación del aire en las grandes ciudades españolas, la gran amenaza contra la salud
La contaminación en las grandes ciudades: el aire sucio, la gran amenaza contra la salud que Madrid conoce muy bien.
Hay un cóctel explosivo para las grandes ciudades de todo el mundo que hace peligrar el estado de salud de aquellos que viven en ella o la visitan diariamente. Es la contaminación provocada principalmente por el tráfico rodado. En el caso concreto de Madrid, la situación se ve agravada por la cada vez más frecuente falta de lluvias, como consecuencia del cambio climático, lo que provoca que no se alcancen los niveles adecuados para garantizar una buena calidad del aire.
Así se refleja en el último Informe de Evaluación de la Calidad del Aire en España que corresponde al año 2016 respecto a 2015 del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Entre los contaminantes atmosféricos que se miden se encuentran el dióxido de azufre (SO2), los óxidos de nitrógeno (NO2, NOx), el monóxido de carbono (CO), el ozono (O3), el material particulado (incluyendo metales, compuestos orgánicos e inorgánicos secundarios) y un elevado número de compuestos orgánicos volátiles (COV). Pese a que el informe es optimista respecto al año anterior, reconoce que se siguen superando los umbrales de contaminantes y que esto es debido en mayor medida al tráfico rodado.
¿Qué pasa si respiro aire sucio?
Respirar aire sucio tiene dramáticas consecuencias. La contaminación mata anualmente en España a 2.683 personas, según se desprende de un estudio realizado por el Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Escuela Nacional de Salud Pública del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, y publicado en la revista Environmental Pollution. Unos datos que coinciden con los de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que asegura que la contaminación atmosférica en las ciudades y zonas rurales de todo el mundo provoca cada año 3 millones de defunciones prematuras.
Esta mortalidad se debe a la exposición a pequeñas partículas de 10 micrones de diámetro (PM10) que pueden causar cardiopatías, neumopatías y cáncer. Tanto es así que si se redujera la contaminación con partículas (PM10) de 70 a 20 microgramos por metro cúbico (g/m) se podría reducir en un 15 por ciento el número de defunciones relacionadas con la contaminación del aire.
Así también lo corrobora la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA). Según su último informe elaborado por con datos oficiales procedentes de las mediciones realizadas en 2015 por más de 2.500 estaciones de monitorización, el 82 por ciento de los habitantes de la UE están expuestos a concentraciones de partículas PM2.5 por encima de los niveles recomendados por la OMS. Además el 9 por ciento y el 95 por ciento de la población urbana lo está al NO2 y al O3, respectivamente. En el caso concreto de las ciudades españolas, el estudio señala que Barcelona y Madrid están entre las ciudades más contaminadas de la UE.
¿El aire sucio tiene algo que ver con el cambio climático?
Los efectos del cambio climático en la península ibérica no están ayudando nada a mejorarlo. En la capital española, la falta de lluvias y viento y unas temperaturas más propias de julio que del mes de octubre han disparado los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en la atmósfera y el ayuntamiento se ha visto obligado a activar el protocolo anticontaminación en numerosas ocasiones en los dos últimos años. En él se contemplan cuatro escenarios posibles y en cada uno de ellos se activan unas series de medidas en función de las concentraciones de NO2 y de si la previsión meteorológica es desfavorable.
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El protocolo anticomintaminación de Madrid
En el escenario 1, se debe reducir la velocidad a 70 km/h en la M30 y accesos, y si aun así continúa aumentando la polución, se activa el número 2, que además prohíbe aparcar a los vehículos en las plazas y horario del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) en el interior de la M30. Puntualmente, Madrid también ha alcanzado el escenario 3, con lo que se ha llegado a restringir la circulación en el interior de la almendra central (área interior de la M30) del 50 por ciento de todos los vehículos. En esas ocasiones, solo pueden circular en días pares los vehículos cuya matrícula acabe en número par y en días impares aquellos vehículos cuya matrícula acabe en número impar.
Y por último, existe un escenario extremo, donde la restricción de la circulación se amplía hasta la M30 y se restringe la circulación de taxis libres, excepto Ecotaxis y Eurotaxis, en el interior del casco de la ciudad.
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¿Se puede reducir la contaminación de las ciudades de manera permanente?
Estas medidas son un remedio puntual para paliar una situación momentánea, pero ¿es posible reducir la contaminación de las ciudades de manera permanente? ¿Se pueden tomar medidas que tengan una mayor repercusión y que mejoren definitivamente la calidad del aire? Según el informe IPM «El Autoconsumo es el paradigma de las Ciudades Sostenibles», de La Oficina de Javier García Breva, las emisiones contaminantes se pueden reducir un 50 por ciento en las ciudades impulsando el edificio de consumo nulo y el vehículo eléctrico.
«Los edificios y el transporte son responsables de más de la mitad de las emisiones contaminantes y de la mayor parte de las importaciones de gas y petróleo. Las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte en España han crecido un 60 por ciento entre 1990 y 2011, el doble que en la UE. La calefacción y refrigeración representan el 50 por ciento del consumo de energía en Europa», señala el estudio.
Algunas de las medidas que propone ese estudio se están incorporando en el Plan A de Calidad del Aire que acaba de aprobar el Ayuntamiento de Madrid. Se trata de medidas para combatir la polución en la capital y que pasan desde prohibir la circulación de determinados vehículos hasta cerrar algunos barrios de la almendra central.
Dentro de muy pocos meses, Madrid tendrá un Área Central Cero Emisiones, que se situará en el distrito centro principalmente. Con esta medida se eliminará parte del tráfico de paso, para crear un entorno más amable, menos contaminado y ruidoso, con más espacio para el peatón, la bicicleta y el transporte público. El proceso está en marcha y la alcaldesa Manuela Carmena ya ha anunciado que La Gran Vía será cerrada al tráfico privado estas Navidades próximas y después se mantendrán las medidas de restricción de forma definitiva. También se rediseñará la calle con la reducción de los carriles y la ampliación de las aceras. De esta manera se espera reducir en un 25 por ciento la contaminación en el área.
También el Ayuntamiento reformará otras calles de acceso al centro, ampliando aceras, creando itinerarios ciclistas y dando prioridad al transporte público. Solo este año se van a crear más de 30 nuevos kilómetros de itinerarios ciclistas.
Otra de las medidas es extender de manera permanente la velocidad máxima de circulación de 70 km/h a las vías de acceso a la ciudad, desde la M-40 hacia el interior de la ciudad, una medida que solo se está tomando hasta el momento cuando saltan las alarmas de alta contaminación en la ciudad.
Y por último, además de ampliar la flota de autobuses, se pretende incentivar al sector del taxi para que adquieran vehículos de bajas emisiones y priorizar el transporte público. El consistorio madrileño ha decidido que a partir del próximo año, sólo los vehículos de vecinos y residentes podrán circular por el centro de la ciudad de Madrid, a excepción de los eléctricos, de carga y el transporte público, y a partir de 2020 no podrán circular a los vehículos de gasolina matriculados antes del año 2000 o diésel anteriores a 2006 por la almendra central de la ciudad.
Las medidas son muy drásticas y provocarán malestar entre aquellos que necesitan de su transporte privado para poder moverse con libertad. Sin embargo, la salud de todos los ciudadanos depende de ello, y son medidas que no son únicas de Madrid. Barcelona, Berlín, París, Bruselas o Londres son otras de las grandes ciudades europeas que están cerrando las puertas a los principales culpables de una mala calidad del aire: los tubos de escape de los coches de combustión interna. Pronto dirán su adiós definitivo para dar paso a otros mucho más limpios y eficientes, los vehículos eléctricos.