La erupción del volcán Fuego cubre Guatemala de cenizas
Hasta ahora, 69 personas han fallecido a raíz de la erupción del volcán Fuego y, según los expertos, podrían acechar más peligros.
Uno de los volcanes más infames de Guatemala está haciendo honor a su nombre. El volcán de Fuego entró en erupción de la noche a la mañana. Aparecieron vídeos que mostraban las columnas de cenizas, un marcado contraste con las imágenes de los lentos ríos de lava del Kilauea hawaiano que aparecieron a lo largo del mes pasado.
Estas erupciones diferentes explican en parte por qué han fallecido 69 personas a raíz de la erupción del Fuego, mientras que la mayoría de los daños de Hawái son obra de la destrucción lenta de estructuras físicas.
Esto tiene una explicación científica.
Mientras que el Kilauea, un volcán en escudo, se caracteriza por grandes pegotes viscosos de lava lenta que salen de fisuras, el Fuego, un estratovolcán, tiene la tendencia de expulsar flujos rápidos de ceniza, lava y lodo.
Son tipos de erupciones diferentes provocados por la singular geología subyacente de cada volcán, según explica Janine Krippner, vulcanóloga de la Universidad de Concord.
«El magma en sí mismo es bastante diferente», afirma. «El magma del Kilauea es bastante líquido, lo que significa que los gases pueden escapar fácilmente. En el Fuego, el magma es más pegajoso y viscoso».
Ese magma viscoso atrapa suficiente aire como para acumular presión hasta que tiene lugar una erupción explosiva. En casos raros, se puede formar un nuevo cráter, pero la erupción del Fuego procede de su cráter principal, ya existente.
Los peores impactos del volcán son las reacciones en cadena tras la ardiente erupción.
Cuando se produce una erupción en el cráter del Fuego, esta deposita rocas sueltas y restos volcánicos en las laderas del volcán. Los flujos piroclásticos se forman cuando la ceniza y las rocas, algunas del tamaño de bloques, forman avalanchas ardientes que descienden rápidamente.
«Son extremadamente calientes y letales», afirma Krippner.
Una vez se dispersan los flujos piroclásticos, la roca suelta queda atrás. Como gran parte de Guatemala es tropical, las precipitaciones son intensas y frecuentes. Cuando se mezcla con los desechos volcánicos, la lluvia puede formar peligrosas avalanchas de lodo llamadas lahares. Con lluvias mínimas, los lahares se desplazan como el hormigón húmedo, pero tras lluvias intensas, pueden convertirse en inundaciones repentinas y acuosas que inundan los valles.
El aire de la región circundante del volcán también es de mala calidad, un efecto habitual de las erupciones volcánicas. Inhalar ceniza volcánica puede provocar problemas respiratorios y los expertos aconsejan no salir de casa.
El Fuego es uno de los tres estratovolcanes de la región. Aunque se disponen sobre una zona geológicamente activa, no hay pruebas de que la erupción de un solo volcán pueda desencadenar una erupción en uno de los otros volcanes, según señala Krippner.
Aunque el Fuego es conocido por ser uno de los volcanes más activos de la región, no se había producido una erupción de esta escala desde 1902, cuando una erupción mató a miles de personas. Una enorme erupción de 1974 dañó terrenos agrícolas cercanos, pero no hubo víctimas.