2019 podría convertirse en el año más cálido registrado
Los científicos advierten que se espera que el planeta se caliente aún más debido a un probable fenómeno El Niño y al cambio climático.
Es muy probable que se esté produciendo un fenómeno El Niño, lo que amplificará los fenómenos meteorológicos extremos ya agravados por el cambio climático y aumentará las probabilidades de que 2019 sea el año más cálido registrado en la historia humana, según advierten los científicos.
Según el Climate Protection Center de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense, existe una probabilidad del 80 por ciento de que ya haya comenzado un El Niño en toda regla y que dure hasta finales de febrero de 2019.
Los efectos de El Niño han sido más graves en los últimos años debido al calentamiento global y dichos efectos empeorarán conforme aumenten las temperaturas, según un estudio reciente publicado en la revista Geophysical Research Letters.
«Con El Niño, es muy posible que 2019 sea el año más cálido registrado», afirmó la coautora Samantha Stevenson, científica del clima en la Universidad de California, Santa Bárbara.
Los cuatro años más cálidos han tenido lugar entre 2015 y 2018 y han sido provocados por el aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que atrapa el calor, que también han alcanzado niveles de récord, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM). El clima de la Tierra ha sido más cálido que la media del siglo XX durante los últimos 406 meses consecutivos. Eso significa que nadie de menos de 32 años ha vivido un mes menos cálido que la media.
«Un calentamiento de una fracción de grado supone una diferencia en la salud humana y el acceso a los alimentos y al agua dulce, en la extinción de plantas y animales, y en la supervivencia de los arrecifes de coral y la vida marina», afirmó Elena Manaenkova, secretaria general adjunta de la OMM.
Los peligros del calor
Un mundo más cálido implica más y mayores extremos en una meteorología destructiva y peligrosa, como olas de calor, incendios forestales, sequías, inundaciones y tormentas violentas. En 2018 se produjeron 70 huracanes o ciclones tropicales en el hemisferio norte, frente a la media a largo plazo de 53. Las tormentas potentes y de récord trajeron consigo la devastación a las islas Marianas, las Filipinas, Vietnam, Corea y Tonga. En Estados Unidos, los huracanes Florence y Michael provocaron enormes daños económicos y una pérdida de vidas considerable, según señaló la OMM en un comunicado anual sobre el clima.
Las olas de calor provocaron grandes pérdidas de productividad en 2018, ya que hacía demasiado calor para trabajar o incluso para salir a la calle de forma segura. Las olas de calor arrebataron la friolera de 153.000 millones de horas de trabajo, casi el triple que en el año 2000, según el informe de 2018 de Lancet Countdown sobre salud y cambio climático publicado el 28 de noviembre.
El fenómeno El Niño más reciente finalizó en 2016 y se vinculó a un blanqueo de corales catastrófico en la Gran Barrera de Coral, sequías graves en África, Sudamérica y partes del Pacífico y del Sudeste Asiático, e incendios forestales en Indonesia y Canadá. Aunque no se espera que el fenómeno El Niño actual tenga consecuencias tan graves, los científicos advierten de que podría traer consigo una meteorología peligrosa a zonas vulnerables de todo el mundo.
El Niño y su fenómeno opuesto, La Niña, forman un ciclo natural que puede durar de unos pocos meses a dos o tres años. Cuando ocurren, los patrones meteorológicos de todo el mundo se ven afectados, lo que influye de varias formas en el rendimiento de los cultivos, la hambruna, las demandas de calefacción y refrigeración de hogares y edificios, el riesgo de incendios, el blanqueo de los corales y la meteorología extrema. Los investigadores sostienen que, durante los últimos 20 años, los efectos de El Niño/La Niña se han agravado debido a un clima más cálido. Se podría comparar a un jugador de béisbol puesto de esteroides que además consume estimulantes durante los play-offs.
Según el científico del clima Michael Mann, de la Universidad Estatal de Pensilvania, la combinación de calentamiento antropogénico y el aumento natural de las temperaturas incrementa las probabilidades de que cualquier año con un nuevo El Niño sea el más cálido.
Mann fue el coautor de un estudio de 2018 que vinculaba el cambio climático a la reciente serie de récord de sequías, olas de calor, incendios forestales e inundaciones en el hemisferio norte. El estudio concluyó que estos fenómenos meteorológicos extremos y destructivos aumentarán una media de un 50 por ciento y podrían aumentar hasta un 300 por ciento solo por el cambio climático, a no ser que el mundo actúe cuanto antes para reducir las emisiones de carbono de los combustibles fósiles.
Normalmente, los fenómenos de El Niño traen consigo fuertes lluvias a California y, si eso ocurre este invierno, podrían provocar inundaciones repentinas y corrimientos de tierra después de que los incendios forestales quemasen unas 647.000 hectáreas, según Stevenson. Casi 14.000 hogares quedaron destruidos en dichos incendios y las primeras tormentas de la estación ya han provocado inundaciones y corrimientos de tierra.
Aunque El Niño lleva lluvia y tiempo más frío al sur de Estados Unidos, también lleva calor y sequía a Australia, así como condiciones secas invernales al sureste de África y al norte de Brasil. Ya se han producido incendios forestales catastróficos en el este de Australia, así como una ola de calor con temperaturas superiores a 44 grados centígrados a finales de noviembre.
Conforme el calentamiento global continúa, es probable que los futuros fenómenos de El Niño provoquen condiciones más frías y húmedas en Estados Unidos que aumentarán el riesgo de inundaciones. Mientras tanto, los fenómenos de La Niña incrementarán el peligro de los incendios forestales y la sequía en el suroeste de Estados Unidos, según Stevenson.
Aunque los impactos de El Niño/La Niña se amplifiquen en un mundo más cálido, no se sabe si el cambio climático afectará a la incidencia ni la intensidad de dichos fenómenos en el futuro.
¿Cuáles son las causas de El Niño?
La Niña y El Niño son fases frías y cálidas, respectivamente, del ciclo El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), que regula el calor en el océano Pacífico tropical oriental. En condiciones definidas por los climatólogos como «neutrales», las altas presiones predominan en el Pacífico oriental, mientras que las bajas presiones predominan en la zona occidental. Las diferencias de presión generan vientos alisios que soplan de este a oeste sobre la superficie del Pacífico tropical, empujando las aguas cálidas hacia el oeste. Las aguas más frías y profundas salen a la superficie en el este, remplazando las aguas cálidas.
Durante los episodios de La Niña, las diferencias de presión son más marcadas, los vientos alisios soplan con más intensidad y las corrientes de agua fría en el Pacífico oriental se intensifican. Por su parte, durante El Niño, las altas presiones del aire en superficie en el Pacífico occidental y las bajas presiones en las costas de las Américas debilitan o cambian la dirección de los vientos alisios y dan lugar a temperaturas más cálidas en el agua del Pacífico oriental.
Fueron los pescadores peruanos quienes pusieron a este fenómeno el nombre de El Niño por el niño Jesús, ya que los efectos del calentamiento en las aguas superficiales del Pacífico oriental —como el traer lluvia a los secos desiertos peruanos— aparecen en torno a Navidades.
Durante meses y a veces años, el calor en la capa superficial del Pacífico se disipa y el agua más fría y profunda llega a la superficie con la ayuda de los cambios en los vientos alisios. Como resultado, se vuelve a condiciones neutrales o a la aparición de La Niña, la «portadora de regalos», que trae aguas frías y abundantes en nutrientes que son de gran ayuda para la vida marina, ya que sustentan una mayor población de peces e incrementan la captura de pescado en las costas peruanas.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.