Europa sella el veto a los plásticos de un solo uso en 2021
El Parlamento Europeo ha aprobado este miércoles el veto a las pajitas de plástico, platos, cubiertos, vasos, bastoncillos y otros plásticos de un solo uso.
Esta historia forma parte de ¿Planeta o plástico?, una iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de desechos plásticos. Ayúdanos a evitar que mil millones de objetos de plástico de un solo uso lleguen al mar para finales de 2020. Elige al planeta. Comprométete en www.planetaoplastico.es.
Más de 150 millones de toneladas de plástico inundan nuestros océanos a día de hoy, más de un 80 por ciento de la basura marina actual, que se incrementa entre 4’8 y 12’7 millones de toneladas cada año, según afirma el Servicio de Estudios del Parlamento Europeo.
Con el objetivo de atajar esta grave crisis medioambiental, la Eurocámara acaba de dar un verdadero paso al frente para terminar con la contaminación por plásticos: a partir de 2021, la venta de diversos productos de usar y tirar quedará prohibida. Platos, vasos, cubiertos, envases de poliestireno y bastoncillos de los oídos desaparecerán del mercado.
Con una arrasadora votación de 560 votos a favor, 35 en contra y 28 abstenciones, el rechazo a los plásticos se abre camino entre las leyes europeas. Sus críticos alegaban el poco impacto que tendrá a nivel mundial mientras Asia no se sume a la iniciativa, así como recordaban el impacto que esto tendrá para las empresas del sector.
La nueva normativa también exige que las botellas de plástico contengan, al menos, un 25 por ciento de material reciclado para 2025 y un 30 por ciento para 2030. Además, el 90 por ciento de las botellas de plástico deben ser recogidas por los Estados miembros de la Unión Europea para el año 2029, según la agencia de noticias Ansa.
Quien contamina, paga
Con la intención de reducir a la mitad la basura arrojada al medio ambiente, que supondrían 230 mil millones de euros y la emisión de 3.4 millones de toneladas en 2030, estas medidas también ponen el foco en la responsabilidad de los productores.
Cigarrillos y aparatos de pesca, entre otros productos, llenan cada centímetro de nuestros océanos. Por ello, la Unión Europea pretende que los fabricantes asuman los gastos de recolección de las miles de redes que flotan en el mar y obliga a colocar etiquetas sobre el impacto medioambiental de productos como toallitas o filtros de cigarrillos.
La normativa “reducirá la factura de los daños medioambientales en 22.000 millones de euros, que es el coste estimado de la contaminación por plástico en la UE”, afirma en un comunicado del Parlamento la eurodiputada Frédérique Ries, responsable de la tramitación parlamentaria del texto. Y añade: “Europa se ha dotado de una legislación que defender y promocionar en la escena internacional, dada la naturaleza global del problema de la contaminación marina”.
El 70% del total de los desechos marinos
La Comisión Europea afirma que más del 70% del total de los desechos marinos está formado por estos productos que prohíbe la nueva legislación.
Las botellas, tapones y tapas ocupan el primer puesto entre los diez artículos encontrados en mayor cantidad a las orillas del mar, seguidos de los filtros de cigarrillos, los bastoncillos de algodón, las bolsas de patatas y golosinas, productos sanitarios como toallitas, bolsas de plástico, cubiertos, pajitas, vasos, globos y, en último lugar, recipientes de comida rápida.
La producción de plásticos, que ha crecido exponencialmente desde 1960, duplicará sus cifras para 2036. “Aunque existen más de 1 000 tipos de plásticos, el 90% de los plásticos se derivan de combustibles fósiles vírgenes”, afirma el Parlamento Europeo.
Pero Europa también afirma que el demonizado plástico tiene un valor muy importante que se ha visto muy mermado a costa de las bajas tasas de reciclaje y su abuso en objetos de un único uso.
Ya en 2015, la Comisión identificó esta crisis medioambiental como una de las áreas prioritarias del plan de acción de la economía circular, propuso nuevos objetivos de reutilización y reciclaje y se comprometió a adoptar una estrategia sobre plásticos en una economía circular que implica reducir al mínimo los residuos.
“Mover la cadena de valor de los plásticos en esta dirección significaría mejorar el reciclaje, promover la reutilización y rediseñar los productos, teniendo en cuenta todo el ciclo de vida de los productos”, afirma el Parlamento mientras hace hincapié en las oportunidades que ofrece este escenario, pero sobre todo, en el gran desafío que supone nuestra responsabilidad.