Este cachalote embarazado murió con 22 kilos de plástico en el estómago

El plástico asfixia el Mediterráneo y este cachalote es solo la víctima más reciente de una crisis de contaminación.

Por Alejandra Borunda
Publicado 3 abr 2019, 10:42 CEST
Cachalote embarazado
Un cachalote embarazado apareció varado muerto en una playa de Cerdeña, Italia. Tenía el estómago lleno de plástico.
Courtesy of SEAME Sardinia
Artículo creado en colaboración con la National Geographic Society.

La semana pasada, un cachalote embarazado apareció varado muerto en una playa a las afueras de Porto Cervo, una ciudad turística en la isla italiana de Cerdeña. Cuando los científicos y veterinarios le abrieron el vientre y el estómago, lo que encontraron les horrorizó. Una cría de cachalote muerta y casi 22 kilos de plástico se acumulaban en su vientre.

El plástico ocupaba más de dos tercios del estómago. También vieron los restos de algunos de los calamares que había comido, pero es improbable que los nutrientes de ese alimento llegaran a su torrente sanguíneo, ya que sus intestinos estaban bloqueados por una maraña de restos de plástico.

«Nunca había visto tal cantidad de plástico», declaró Luca Bittau, biólogo marino del SEAME Sardinia, una organización sin ánimo de lucro dedicada a estudiar y proteger a los cetáceos que viven en esta región. Descubrieron redes de pesca, anzuelos, bolsas de plástico —algunas tan recientes que todavía se leían los códigos de barras—, tubos de plástico e incluso algunos platos de plástico, «como los que tenemos en casa», dijo. «Era como si tu vida normal estuviera ahí, dentro de este estómago». Cuando comprendió todo esto, cuenta que fue devastador.

Aguas cristalinas, vertederos de plástico

Los científicos creen que el cachalote de ocho metros de largo formaba parte de un grupo que se alimenta y da a luz en el cercano cañón de Caprera, una fisura en las profundidades de las aguas cristalinas del Mediterráneo. La región es popular entre turistas y marineros, y los biólogos pensaban que el mayor problema al que se enfrentaban los cetáceos eran los golpes de los barcos, no la contaminación por plástico.

Pero, según Bittau, la situación bajo la hermosa superficie del mar es desagradable. El plástico ensucia el lecho marino, donde se alimentan los cachalotes y sus parientes. Se sumergen en las profundidades del cañón y emplean la ecolocalización para buscar calamares, un alimento que les encanta.

Sin embargo, distinguir una bolsa de plástico que ondea en las profundas corrientes oceánicas de un calamar puede ser difícil. Y una vez el cetáceo la ingiere, la bolsa se queda dentro. Con cada error que comete una ballena al alimentarse, el problema se agranda y su estómago se llena poco a poco de este material letal.

Aún no se ha determinado la causa de la muerte de este cachalote. Los veterinarios y científicos de la cercana Universidad de Sácer aún están investigando qué mató exactamente al cetáceo y a su cría. Pero esta ballena es solo la víctima más reciente en una larga lista de mamíferos marinos que han sido hallados muertos con plástico en el estómago.

Un problema global

«Los plásticos están por todas partes en el mundo, por todo el ecosistema marino y la cadena trófica, en las aves marinas, las tortugas marinas y las focas», afirma Nick Mallos, director del programa Trash Free Seas de Ocean Conservancy, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la protección del océano. «Es un problema global con aportaciones a escala masiva y observamos cómo sus impactos crecen cada vez más».

La contaminación por plástico ha llegado a las fosas más profundas del mar, y el Mediterráneo no es una excepción. En él se acumulan los residuos de los países que lo rodean y, como es un mar interior, la basura se queda atrapada en sus aguas prácticamente para siempre. En un informe reciente, Greenpeace estimaba que la mayor parte de los 150.000 y 500.000 toneladas de grandes desechos plásticos que entran en los cursos de agua europeos acaba en el Mediterráneo.

Como medida ante la crisis del plástico, la Unión Europea aprobó recientemente una prohibición de diversos tipos de plásticos de un solo uso que entrará en vigor en 2021.

Pero no ocurrirá lo suficientemente rápido como para salvar a esta ballena.

«Es otro ejemplo trágico de los impactos reales de los plásticos cuando entran en el mar», afirma Mallos. Los océanos del planeta se enfrentan a muchos problemas, «pero conocemos la solución de la contaminación por plástico», afirma. «No tenemos que preocuparnos por cambiar la química marina o gestionar las poblaciones de peces. Solo tenemos que cerrar el grifo de plásticos que fluyen en nuestras aguas».

«Todos nos sentimos responsables cuando vimos eso dentro del cachalote», cuenta Bittau, desde los platos, como los que él y sus colegas usaban en sus casas, hasta las bolsas y los tubos. Según él, depende de todos nosotros solucionarlo.

Esta historia forma parte de ¿Planeta o plástico?, una iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de desechos plásticos. Ayúdanos a evitar que mil millones de objetos de plástico de un solo uso lleguen al mar para finales de 2020. Elige al planeta. Comprométete en www.planetaoplastico.es.
La National Geographic Society y Sky Ocean Ventures han puesto en marcha el Ocean Plastic Innovation Challenge, que pide a personas de todo el mundo que piensen y desarrollen soluciones novedosas para frenar la crisis de residuos plásticos del planeta. ¿Tienes una idea? Presenta tu solución antes del 11 de junio en oceanplastic-challenge.org

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