Las olas de calor, cada vez más frecuentes e intensas en España
Un 74% de la población mundial estará expuesta a las peligrosas olas de calor para 2100. Pero, ¿cómo afecta este fenómeno a España y por qué es cada vez más frecuente?
Insolación, fuerte calor, sequía y polvo en suspensión procedente del Sáhara. Es el rastro que dejarán los seis días de ola de calor que nos azota como consecuencia del paso de una masa de aire tropical continental que ha llegado a la Península tras hacer un extenso recorrido por África.
Una de las olas de calor más intensas y más largas de la historia de España en junio dejará temperaturas que, en gran parte de la Península y Baleares, “alcanzarán valores significativamente altos”, según afirma Aemet. “El valle del Ebro y las cuencas media y alta del Tajo, del Guadiana y del Guadalquivir serán las zonas donde se espera que las temperaturas sean más elevadas, pudiéndose superar los 42 ºC de máxima”.
Desde hoy, miércoles, y hasta el día 1, los termómetros de más de una veintena de nuestras capitales se mantendrá por encima de los 40 ºC, lo que supone en algunas zonas hasta 10 ºC por encima de su temperatura habitual. El intenso calor se mantendrá también durante la noche, momento en el que las temperaturas superarán los 20º en algunas zonas, “e incluso podrían no bajar de los 25ºC”.
Pero, ¿qué es exactamente una ola de calor? En los últimos años, este fenómeno se ha colado en nuestros medios de comunicación y redes sociales con generosa frecuencia de la mano de las altas temperaturas de la época estival. Sin embargo, no es solo la temperatura el factor determinante: la duración de la ola de calor y el número de comunidades afectadas es clave para considerar un fenómeno de altas temperaturas como ola de calor.
Los efectos del cambio climático en las olas de calor de España
En nuestro país, 32 millones de personas ya se han visto afectadas por las consecuencias del cambio climático, según datos del informe Efectos del cambio climático en España de la Agencia Estatal de Meteorología. El pasado marzo, con motivo del Día Meteorológico Mundial, Aemet presentó este avance del Open Data Climático en el que revelaba las consecuencias del impacto del cambio climático en los últimos 40 años de nuestro país.
“Un análisis de la evolución temporal de temperatura media del verano desde el año 1971 respecto del periodo de referencia 1971-2000 revela un aumento, tanto en frecuencia como en intensidad, de las anomalías cálidas en las últimas décadas en todo el país. Los datos son, por tanto, consistentes con la percepción de que en verano cada vez hace más calor en toda España”, afirman.
“Ambos estudios demuestran cómo el ascenso de la temperatura es especialmente intenso durante la última década, un dato consistente con el hecho de que los años más cálidos se hayan registrado en su mayoría en el siglo XXI. A esto añadimos que una gran parte de los extremos históricos de temperaturas máximas se están concentrando en el último decenio”.
El peligroso efecto “isla de calor” en las urbes
Otro fenómeno climático que aumenta debido al cambio climático y especialmente en las grandes urbes es el llamado efecto “isla de calor”, una “anomalía térmica positiva en el centro de las ciudades en relación con la periferia”, que “provoca un plus térmico nocturno que eleva las temperaturas mínimas, de forma especialmente relevante durante las olas de calor”, señala Aemet. “En un contexto de cambio climático creciente, el efecto de la ‘isla de calor’ se ve amplificado, como puede observarse al analizar la evolución de noches cálidas en Madrid”
Estos datos sitúan las grandes ciudades y la costa mediterránea entre los entornos más especialmente vulnerables al cambio climático, que provocará un clima extremo, sequías, gotas frías, hambrunas y fuertes tormentas, según alertaba el pasado año un informe publicado en Nature Climate Change.
Las peores olas de calor en España
El año 2017 logró superar el récord de número de olas de calor, superando al de 1975 con cinco fuertes episodios que se sucedieron cada 18 días. Sin embargo, la más duradera de los últimos 40 años en nuestro país fue la ola de calor registrada en junio de 2015, que duró desde el 27 de junio hasta el 22 de julio, superando los 40 ºC en casi todo el territorio salvo el noroeste.
“Se trata, sin lugar a duda, de una ola de calor excepcional por su duración, superando en 10 días a la registrada en 2003 y muy lejos de la siguiente que se queda en 9 días”, declara Aemet n su informe. Por su parte, el récord en cuanto a territorio lo ostenta la ola de calor de 2012, que afectó a cuarenta provincias durante el período entre el 8 y el 12 de agosto.
El verano más caluroso desde que se tienen registros coincidió con el de la fatídica ola de calor europea que vivimos en 2003, concretamente entre el 30 de julio y el 14 de agosto. Este fenómeno fue uno de los más intensos, afectando en España a 38 provincias y dejando secuelas catastróficas a nivel europeo.
Rompiendo los récords de temperaturas extremas a nivel mundial
Durante la ola de calor del verano pasado, ciudades de todo el mundo, como Belfast, Montreal, Denver o Japón, alcanzaron límites de temperatura históricos. “El ritmo al que se baten los registros existentes de altas temperaturas han subido en respuesta al aumento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y se prevé que la tasa a la que se superan los registros históricos aumentará aún más a lo largo del próximo siglo”, declara el informe Estableciendo y rompiendo récords de temperaturas extremas durante el próximo siglo, publicado la pasada semana en Nature Research Journal.
“Cuanto más extremos sean estos eventos, mayor será el potencial para empujar a los ecosistemas y las comunidades más allá de su capacidad para hacerles frente”, afirma el estudio.
Para investigar el aumento futuro de las temperaturas, los investigadores se basaron en dos posibles escenarios. En aquel en el que las emisiones de gases de efecto invernadero continúan siendo muy altas, el 58% del mundo podría ver un nuevo récord de temperatura en al menos un mes por año para el 2100. En el caso de los países menos desarrollados y estados insulares en desarrollo, esta cifra aumenta a un 67% y 68%, respectivamente.
Por otro lado, el escenario en el que logremos limitar el calentamiento global a un aumento de 2 ºC, tan solo un 14% del mundo vería nuevas temperaturas récord cada año para el año 2100.
Un fenómeno cada vez más frecuente
Según los datos de Aemet, las olas de calor en nuestro país son cada vez más frecuentes, pero también cada vez más largas: en los años 80, su duración aproximada era de una media de 4’7 días, mientras que a partir del año 2010, la duración se acerca ya a los 6 días. La ola de calor más larga registrada se produjo en 2015, con 14’5 días, lo que contrasta con los 6 días de máxima que duraban en 1993.
Según la Organización Meteorológica Mundial, deben darse cinco días seguidos o más con temperaturas máximas 5º por encima de la media para que un fenómeno de altas temperaturas se considere ola de calor. Sin embargo, la Agencia Española declara la alerta cuando se da, en al menos el 10% de las estaciones meteorológicas de nuestro territorio, un mínimo de tres días con temperaturas por encima del percentil del 95% de las medias máximas de julio y agosto desde 1971 hasta el 2000.
Aunque los países del sur son los que registran las temperaturas más altas, esta ola de calor se extiende a toda Europa, donde la canícula de 2003 mató a más de 70.000 personas, según un estudio publicado en Science Direct . Durante los últimos años, los episodios de olas de calor son cada vez más frecuentes y más intensos. La Agencia Estatal de Meteorología detectó 80 olas de calor en nuestro país desde 1975 y hasta 2015.
El riesgo de golpe de calor, un aumento del consumo eléctrico por el incremento del uso del aire acondicionado (lo que provoca un mayor riesgo por incidentes y cortes en la red eléctrica), así como un aumento del riesgo de incendios y sequías son algunas de las consecuencias directas de las olas de calor, que cada año se ven más agravadas por el cambio climático.